Capítulo 10

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Salimos del Gran Comedor y fuimos hacia el aula de Transformaciones donde dentro ya estaba la Profesora McGonagall. Nos sentamos en los primeros pupitres y pronto el aula se vio llena de alumnos. La clase fue igual de aburrida que siempre, la única que logró hacer las transformaciones de manera correcta fue Hermione, como siempre, y al pobre Neville le salió tan mal que la Profesora no supo que decir al respecto.

Terminó la clase y nos reunimos todos fuera del aula. Seamus y Dean se nos unieron a la platica, todo iba bien hasta que el Profesor Snape se nos acercó fulminándonos a todos con la mirada y se escabulló en uno de los muchos corredores del espacioso castillo. Todos nos miramos y mientras caminábamos hacia la siguiente clase nos echamos a reír de él.

El resto del día fue bastante aburrido en mi opinión; muchas clases a las que atender con muchas tareas que realizar. Cuando terminamos de cenar todos fuimos a la Sala Común para terminar nuestros trabajos. Hermione, Ron y yo ocupamos una mesa que estaba al fondo y ahí abrimos nuestros libros y pusimos manos a la obra. 

Eran pasadas las once cuando decidimos dejar todo para el día siguiente, así que recogimos y subimos a los dormitorios, despidiéndonos de los chicos. Me acosté en la cama y corrí las cortinas para que no entrara ningún tipo de luz que pudiera interrumpir mi preciado tiempo de descanso. Aquella noche era de aquellas en las que no podía dormir, así que descorrí las cortinas cuidadosamente y me levanté con intención de salir, pero una silenciosa voz hizo que me detuviera.
-¿A dónde vas?-

Miré alrededor intentando ver algo más que la oscuridad y pude ver, sentada en una esquina de una de las camas a Hermione.
-Ah hola- dije intentando dejar atrás el susto que acababan de darme
-¿A dónde vas?- repitió ella toscamente
-¿Yo? Estem bueno, yo iba a ir al baño- dije nerviosa

Fui hacia el baño y cerré le puerta detrás de mi. No podía ser, estaba harta de Hermione, siempre preocupándose por las calificaciones y puntos sin importarle realmente las demás cosas, nunca nos dejaba hacer cosas que, según ella, sirvieran para desacreditarnos. No podía hacer nada, simplemente tendría que resignarme y volver a la cama. Salí del cuarto de baño y me acosté en la cama de nuevo, corrí nuevamente las cortinas e hice intentos por dormir, aunque fueron en vano. 

Abrí lentamente los ojos y me di cuenta de que ya era tarde, seguramente por ahí de las 9 de la mañana, así que me levanté rápidamente y me alisté. Miré el reloj y marcaba las nueve y cuarto. Salí corriendo hacia mi clase de Defensa Contra Las Artes Oscuras.

Llegué a la clase y me escabullí en al aula, sentándome en un pupitre libre al lado de Neville. Le hice un leve gesto indicando saludo y saqué mis libros. Intenté ponerme al tanto del trabajo pero no pude, así que empecé a imaginar. Estaba tan sumida en mis pensamientos que no me di cuenta cuando la clase terminó hasta que Harry me trajo de vuelta a la realidad. 

Caminamos lentamente hacia la siguiente aula cuando Ron comenzó a hablar.
-¿Dónde estabas?- preguntó mirándome a los ojos
-Este... yo- empecé a decir -Yo me quedé dormida- dije casi susurrando
-Que vamos a hacer contigo- dijo Harry con un suspiro

Llegamos a la clase de Herbología, la cual compartíamos con los de Hufflepuff , así que todos nos acomodamos en nuestros lugares y empezamos a desenterrar unas plantas con aspecto de bebé humano; teníamos unas grandes orejeras cubriéndonos las orejas para que los horribles gritos de la planta. 

Llegó el descanso y me escabullí por los arbustos que bordeaban el jardín para encontrarme con Draco. Hacía unos cuantos días que no lo veía y tenía ganas de encontrarme con el. Estaba rondando por uno de los pasillos alejados del resto de los estudiantes cuando me topé con Snape.
-¿Potter?- dijo con su usual y frío tono de voz -No deberías estar por aquí-
-Sí debería, estaba buscando a alguien- dije a punto de irme -Hasta luego-

Seguí caminando y después de un rato me tope con quien buscaba: Draco.
-¡Draco!- grité sin disimulo
-¡Hola!- dijo el efusivamente

Nos abrazamos para luego seguir caminando y empezamos una alegre plática. Estábamos paseando tranquilamente cuando nos encontramos con un estudiante de Hufflepuff: Ernie McMillan. Todos nos miramos sorprendidos y con una inclinación de cabeza seguimos caminando. El terror me invadió; Harry y Ernie eran amigos, seguramente le contaría lo que había visto y de esa manera estaría en problemas al igual que Draco. Este, que notó mi preocupación me dio un abrazo y una mirada que interpreté como un: no te preocupes, todo saldrá bien. Le sonreí levemente y llegamos al final del corredor. 

El pasillo terminaba en una pared y tenía dos desviaciones, una a la derecha y la otra a la izquierda; inconscientemente tomamos el pasillo de la izquierda y seguimos platicando como al principio hasta que nos topamos en una parte desconocida del castillo. El y yo nos miramos intentando descubrir donde estábamos.

Mientras intentábamos descifrar a donde habíamos llegado una voz resonó por las paredes y ambos nos volteamos, y al ver nos encontramos a Nick Casi-Decapitado, el fantasma de mi casa, Gryffindor. Este nos dijo que era hora de volver así que nos dimos la vuelta y regresamos por donde habíamos llegado hasta allí. 

Llegamos al punto inicial y nos despedimos. Yo me fui a reunir con Harry y Ron a la Sala Común, y estos con curiosidad me preguntaron donde había estado. Yo respondí rápidamente que había ido a pasear y me había perdido. Ellos me creyeron así que iniciamos una entretenida platica.

La tarde pasó increíblemente rápido, y cuando me di cuenta ya era hora de ir a dormir, así que me despedí de todos y subí a mi cuarto; corrí las cortinas y caí rendida en la cama, muy cansada, pero a pesar de eso no podía dormir, así que empecé a reflexionar sobre lo que había pasado en mi paseo con Draco, de como nos habíamos encontrado a Ernie y a Nick Casi-Decapitado, y en ese instante la preocupación volvió a invadirme, pero antes de poder apartar ese sentimiento de mi mis ojos se cerraron instantáneamente y me quedé profundamente dormida. 

Lo que nadie nos contóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora