Capítulo 36

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Seguimos a Snape por los oscuros y desiertos pasillos hasta llegar a una puerta, la cual abrió y nos indicó que pasáramos. Ambos nos miramos como para ver que hacíamos cuando Snape habló.
-No tengo toda la noche-

Pasamos y nos sentamos en unas sillas que había frente a un escritorio y volteé a ver nerviosamente a Draco, que también se notaba nervioso, aunque a juzgar por su expresión lo disimulaba mejor que yo.
-Bien- dijo Snape fríamente -Número uno, ¿Quiénes son ustedes para incumplir las normas que dicen que deben de estar en la cama a más tardar a las diez?- preguntó
-Yo...- intenté decir presa del pánico
-Número dos- me interrumpió -¿Qué derecho tienen ustedes de poder besuquearse por los pasillos?-
Hubo una pausa incómoda. Miró a Draco y siguió.
-Bueno, como no considero esta una hora prudente para notificar al Profesor Dumbledore y a la Profesora McGonnagall de sus faltas- dijo -Los dejaré ir sin antes quitarles cincuenta puntos a cada uno-
-Gracias- murmuré feliz
-Váyanse directo a sus Salas Comunes- espetó Snape

Salimos de la oficina corriendo y llegamos a un pasillo algo lejano de ahí.
-Te amo- dije dándole un beso
-Yo igual- dijo
-Bueno adiós- dije -Antes de que Snape nos venga a buscar-
-Tendremos que vernos mañana para continuar lo que interrumpieron- dijo Draco
-Uy que sufrimiento- respondí sarcásticamente
-Bueno adiós princesa- añadió dándome otro beso
-Adiós amor- murmuré sonriente

Llegué de vuelta a la Sala Común y ya era bastante tarde, así que me puse el pijama rápidamente y me metí entre las sábanas. A pesar de estar algo cansada me fue muy difícil conciliar el sueño, por lo que estuve dando vueltas y vueltas en la cama. Cuando me cansé de estar acostada me levanté de un brinco, me puse las pantuflas y caminé hacia la ventana, que mostraba un precioso cielo oscuro lleno de estrellas brillantes. Finalmente unas horas después mis ojos se cerraron y pude dormir lo que quedaba de noche.

Al día siguiente me desperté muy cansada, pero supuse que debió haber sido por el hecho de que me había acostado bastante tarde, así que dejando de lado el cansancio me levanté y arreglé para luego salir a la Sala Común, donde me reuní con algunos de los chicos.
-Hola buenos días- dije a la vez que un bostezo salía de mi boca
-Buenos días- respondió Neville contagiándose de mi bostezo
-¿Qué hora es?- pregunté
-Las siete y media- respondió Dean desinteresadamente
-Gracias- siseé

Salí de ahí y me encaminé hacia la biblioteca con unos cuantos libros en los brazos. Supuse que Hermione estaría ahí, así que además de ir a devolver los libros iba a verla a ella. Hacía ya mucho tiempo que no hablábamos a solas porque a pesar de ser mejores amigas algunos asuntos nos habían alejado y nos mantenían algo ocupadas.

Caminé por los pasillos evitando las miradas y saludos de mis compañeros, y lo sé, esto me hacía parecer grosera pero simplemente no tenía ganas de hablar con nadie. Al llegar abrí la puerta del lugar y entré silenciosamente mientras me aproximaba al escritorio de la bibliotecaria, la Señora Pince. Le devolví los libros que llevaba y empecé a pasearme por los estantes que había en busca de un nuevo libro que leer. Después de buscar por un largo rato me decidí por una guía completa de Quidditch, mi deporte mágico favorito. Me senté en un rincón del lugar y abrí el libro. El olor a libro viejo me relajaba, así que tomé mucho aire para luego soltarlo y cerrar los ojos. Comencé con la lectura y al cabo de unos minutos estaba casi a la mitad del libro.
-Cómo que vas muy rápido, ¿no?- preguntó Draco desde la puerta
-Voy a mi ritmo- respondí
-¿Quieres dar un paseo?- preguntó sentándose a mi lado
-Si vamos- contesté -Dame sólo un minuto y voy, ¿Está bien?-
-Si claro, te espero- masculló
-Gracias- dije casi en un susurro
Al terminar el capítulo cerré el libro y me lo puse bajo el brazo.

Nos tomamos de la mano y comenzamos a caminar en dirección del bosque prohibido. Aunque sabíamos perfectamente que no se podía entrar ahí usualmente tomábamos ese camino para luego cambiar la dirección de nuestro andar. Mientras caminábamos intercambiamos alguna que otra palabra, sin embargo la mayor parte del trayecto estuvimos en silencio cruzando miradas de vez en cuando. Llegamos a un claro algo apartado del castillo pero lo suficientemente lejos del bosque, así que nos sentamos bajo la sombra de un árbol en silencio.

Me acosté en sus piernas a la vez que miraba las nubes e imaginaba diferentes formas en ellas. El me acariciaba el pelo con una de sus manos y con la otra se recargaba para no caer de espaldas en el pasto.
-¿Estás bien?- pregunté
-Si ¿Por?- preguntó
-Te noto distraído, distante, pensativo- dije -No sé, te noto diferente-
-Estoy bien Olivia- espetó
Yo suspiré

Llego la hora de ir al Gran Comedor a desayunar, así que emprendimos nuestro camino de regreso, y nuevamente fue en silencio, hasta que llegamos al Comedor y nos despedimos para ir cada quien a su lugar. Llegué con los chicos algo desanimada por el extraño comportamiento de Draco, pero decidí apartar eso de mi mente por lo menos para desayunar a gusto y sin preocupaciones.
-¿Qué tal con Draco?- preguntó Hermione de repente
-¿Eh? A bien bien- respondí distraídamente
-¿Segura?- preguntó
-Si- contesté algo molesta
-Si tu lo dices- murmuró Ron

Terminamos de desayunar y salimos apresuradamente hacia nuestra primera clase, que era Transformaciones con la Profesora McGonnagall. Llegamos justo a tiempo y tomamos nuestros sitios de siempre: al frente de todo. La clase transcurrió con normalidad y al cabo de unos minutos largos terminó y salimos a la siguiente: Encantamientos, con el Profesor Flitwick, un semiduende. Al llegar al aula y tomar nuestros asientos me entró un sueño incontrolable, tanto así que caí dormida en el pupitre a los pocos minutos de haber comenzado la clase.
-Pss- escuché -Pss-
-¿Eh?- pregunté adormilada.

Era Hermione que me daba codazos para que despertara, así que me incorporé y rápidamente me puse al corriente de lo que habían visto hasta aquél momento.
-Gracias- susurré; Hermione solo asintió y volvió a fijar su vista al Profesor.

Lo que nadie nos contóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora