Capítulo 7

51 10 0
                                    

Guardé la carta, y justo en ese momento entró George.
-Hola Olivia- dijo sentándose a mi lado
-Hola George- dije
-¿Qué tienes ahí?- preguntó, apuntando al escondite de la carta
-Ah, ¿ahí?- respondí, el asintió -nada nada, solo estaba recogiendo- mentí
-A ok- dijo levantándose -Entonces es mejor que te deje sola, no soy muy fan de recoger. Nos vemos luego-
-Bueno- dije -Hasta el rato- y cerré la puerta.

Agarré la carta y decidí que sería mejor buscar otro escondite. Busqué alrededor de toda la habitación pero no se me ocurría ningún buen lugar. Entonces se me ocurrió que lo mejor sería esconderlas en mi baúl, ahí nadie buscaría. Lo saqué del armario, lo abrí y metí las cartas en el y lo volví a guardar rápidamente.

Estaba recogiendo la habitación de Ron cuando la Señora Weasley entró en la habitación.
-Hola querida-
-Hola- dije dejando de lado mi labor
-¿Has visto a Ron?- preguntó -Necesito hablar con él-
-No- respondí con sinceridad -He estado aquí toda la mañana-
-Bueno, entonces saldré a buscarlo, a lo mejor George y Fred lo han visto, gracias de todas maneras- dijo
-Si, de todas formas cuando lo vea le digo-
-Muchas gracias, nos vemos- dijo saliendo apresuradamente de la habitación

Me senté en la cama con el libro en las manos y empecé a leer. La tarde se pasó rápidamente y en un abrir y cerrar de ojos era hora de cenar. Ginny se asomó a la puerta y con su habitual tono de voz me dijo:
-Es hora de cenar-
-Gracias ahora bajo- cerré el libro y me dirigí escaleras abajo.

La mesa estaba ya puesta y todos estaban sentados, a excepción de Ginny y de mi que acababámos de bajar. Tomé asiento al lado de Harry y empecé a comer. Platicamos alegremente sobre muchas cosas, principalmente del trabajo del Señor Weasley en el departamento Contra el Uso Incorrecto de Artefactos Muggles, y de las últimos descubrimientos, cada uno con menos sentido que el anterior.

Terminamos de comer y todos ayudamos a la Señora Weasley a recoger y después decidí ir a dar un paseo. Les avisé a todos a donde iba para que no se preocuparan.

Agarré mi chaqueta y mi varita y salí. Estuve caminando mucho rato cuando algo extraño llamó mi atención; no sabía bien que era, era una gran sombra negra, sin forma, que se extendía por el suelo rápidamente a gran distancia. Mis presentimientos no eran nada buenos, así que sin pensarlo salí corriendo en dirección a la Madriguera.

Llegué muy abatida, y al verme cruzar la puerta me miraron sorprendidos y se juntaron alrededor mío. La primera que habló fue la Señora Weasley.
-Querida que pasa- preguntó indignada
-Estás muy pálida, ¿Todo bien?- preguntó el Señor Weasley
-¿Qué pasa?- preguntaron Harry y Ron al mismo tiempo
No podía articular palabra, no sabía como explicar lo que había visto.
-Este... yo.... yo- intenté decir, pero en ese momento sentí como si algo me hubiera caído encima y me desmayé.

Desperté tiempo después rodeada de todos los Weasley y de Harry. En cuento abrí los ojos todos se abalanzaron sobre mi para ver como estaba y me empezaron a hacer preguntas. La Señora Weasley se enfureció y ordenó a todos que se fueran. Me dio un té, unas galletas y un trozo de chocolate y me dejó descansar.

Estuve ahí lo que restó de día, viendo a la pared y de vez en cuando leyendo, no me podía concentrar, estaba demasiado abatida como para hacer algo, así que decidí cerrar los ojos a ver si podía dormir, pero tampoco pude, era como si algo me lo impidiera. Tenía la extraña sensación de que alguien me miraba y esto me hacía imposible hacer otra cosa más que mirar para todos lados en busca de alguna respuesta.

Lo que nadie nos contóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora