Capítulo 37

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La clase de Encantamientos duró lo que me pareció una eternidad, pero al final terminó y salimos apresuradamente del aula, no sin antes ser bombardeados por una gran carga de tareas que no terminaríamos hasta dentro de tres días. Nos encaminamos a la siguiente clase con menos prisa, ya que aún teníamos diez minutos para llegar a Pociones, con el Profesor Slughorn.

Empezamos a caminar por los pasillos lentamente, deteniéndonos constantemente a platicar con alguno de nuestros compañeros o amigos. Mientras íbamos en dirección a la clase pude ver a lo lejos a Draco, así que aproveché que aún tenía cinco minutos para acercarme a él y platicar o simplemente saludarlo.
-Ahora vengo chicos- dije
-Otra vez con Malfoy- masculló Harry. Yo hice como que no lo había escuchado y seguí caminando hacia donde el estaba. 
-Hola Draco- dije alegremente, sorprendentemente el se sobresaltó.
-Eh hola Olivia- dijo 
-Oye- dije mirándolo -¿Te encuentras bien?-
-Ya te dije que si- respondió
-¿Pues sabes qué?- pregunté algo enfadada -No te creo-
Hubo un momento de silencio en el que me dediqué a mirar a Draco esperando a que me dijera algo. A pesar de esperar no dio indicios de querer decir algo.
-Bueno ya me tengo que ir, no tengo tiempo- dije mientras caminaba hacia el aula -Adiós-

Draco ni siquiera me despidió, así que aún más molesta empecé a caminar más rápido para poder llegar a tiempo a la clase. Llegué al aula y me senté al lado de Harry, mientras que sacaba mi libro y algunos de los ingredientes que nos habían pedido.
-Buenos días chicos- dijo el Profesor Slughorn mientras se sentaba en su lugar
-Buenos días- respondimos todos al unísono
-Muy bien abran el libro en la página cuarenta y cinco- dijo Slughorn y todos abrimos los libros en la página indicada y nos pusimos a trabajar.

La clase terminó y todos salimos rápidamente mientras terminábamos de guardar algunas de nuestras cosas en el camino a la puerta. 

Llegó la hora de la comida y nos dirigimos hacia el Gran Comedor, donde tomamos nuestros lugares de siempre y esperamos la aparición de la comida en las bandejas de oro. Después de unos minutos de larga espera la comida finalmente apareció y todos comenzamos a servirnos en nuestros platos. Comimos alegremente mientras platicábamos sobre lo que habíamos hecho y nos quejábamos de la cantidad de tareas que teníamos.
-Y eso que aún nos faltan más clases- dijo Ron sirviéndose pudín 
-Ay si- respondí fatigada -No veo la hora de que termine el día-
-Pues yo no le veo problema alguno- dijo Hermione con un tono algo arrogante -Tampoco es como que nos hubieran dejado tanta tarea-
-Si tu lo dices...- contestó Harry -Pero nosotros los normales pensamos que es más que suficiente-

Después de discutir con Hermione por un rato sobre la cantidad de tarea que sería prudente subimos a la Sala Común un rato para hacer algunas cuantas tareas antes de que comenzaran nuestras clases de la tarde. En ese tiempo nos dio tiempo de hacer un par de tareas nada más, y para cuando terminaron las clases de la tarde teníamos más tareas acumuladas. Estaba empezando a estresarme y a entrar en pánico, por lo que decidí hacer a un lado mis trabajos y salir a dar un paseo para refrescar mi mente. 

Salí por el retrato de la Señora Gorda y me dirigí hacia uno de los pasillos más iluminados y empecé a caminar con paso lento. Pasé por muchas puertas cerradas sin saber exactamente hacia donde me dirigía, simplemente guiada por mis pies, esperando no encontrar a nadie por el camino. Estuve un largo rato cambiando de corredores hasta que llegué a la puerta de la biblioteca, donde encontré a Draco sentado mientras se pasaba las manos por el pelo repetidas veces. Estaba pensando si ir a donde el estaba sentado o si dar media vuelta y regresar a mi dormitorio a hacer algo de tarea antes de dormir. Elegí ir a sentarme con el, así que avancé lentamente y al llegar a su lado me senté en el suelo. No hablé en mucho rato, pensando que Draco diría algo, pero al ver que no parecía querer hablar conmigo me ofendí un poco y hablé.
-Hola-
-Hola- masculló 
-¿Por qué ya no hablas conmigo?- pregunté con dulzura
Él no dijo absolutamente nada. 
-¿Acaso quieres romper conmigo?- pregunté con un nudo en la garganta
-No- gruñó
-¿Y por qué te comportas así Draco?- pregunté confundida
-Es complicado- dijo entre dientes
-¡¿Complicado?!- pregunté enfadada -¡¿Qué tiene que ver que sea complicado?!-
-Shhh, baja la voz- susurró
-No me calles- gruñí -Sólo quiero que me digas que te ocurre-
-Es que no puedo Olivia- suspiró
-Si puedes, es sólo que no quieres- dije resentida
-Si te digo...- dijo -Me matará-
Yo no supe que decir, me quedé boquiabierta esperando a que dijera algo.
-Se que no te puedo ocultar cosas- dijo -Pero no puedo decírtelo, no ahora-
-Lo sé- suspiré -Y lo siento por haber sido tan dura contigo-
-No te preocupes princesa- respondió Draco
-Te amo- susurré 
-Y yo a ti también-

Cuando regresé a la cama después de haber pasado un rato con Draco me puse a pensar en lo que había dicho antes: -Si te digo.... me matará- ¿Qué sería aquello que no me podía decir? ¿Sería algo grave? La intriga de saber lo que escondía no me dejó dormir, y cuando amaneció yo estaba más cansada que de costumbre, así que me levanté de la cama y me dirigí al lavabo y me lavé la cara para así poder despertarme más rápido, así que después de meterme a bañar y vestirme salí con unos cuantos libros a la Sala Común para poder seguir con la tarea antes de que empezaran las clases. Eran las siete de la mañana y a pesar de no haber dormido no tenía casi nada de sueño, algo raro en mi, así que aprovechando hice la mayor parte de la tarea que pude antes de que llegara la hora del desayuno. 

Después de un buen rato empezaron a bajar algunos de mis compañeros, y la mayoría al llegar abajo se ponían con las tareas mientras que otros simplemente charlaban los unos con los otros. Yo ya casi había terminado, y puesto que lo último que quedaba se entregaba hasta dentro de tres días decidí darme un descanso y poder disfrutar un poco más del día, aunque sabía que nos iban a dejar más tarea en ese día. Cerré mis libros y enrollé los pergaminos para luego guardarlos en mi mochila y subir al dormitorio para dejar mis cosas. Cuando abrí la puerta solo noté una cama llena, la de Hermione, que supuse que aún estaría dormida, así que con cuidado de no hacer ningún ruido abrí la tapa de mi baúl y deposité ahí mis cosas. Luego de cerrar el baúl recorrí la habitación con la vista para ver lo que había a mi alrededor, que a pesar de conocer muy bien había días en los que me sorprendía. Caminé de la puerta lenta y sigilosamente, la abrí y salí a través de ella para regresar a la Sala Común. 

Lo que nadie nos contóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora