Capítulo 90

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Avanzaba con temor, sabiendo que una vez que entrara a la batalla no podría salir de ahí y que posiblemente muriera por lo que, repitiéndome que todo iría bien y que era necesario seguí caminando. Me temblaba el cuerpo y apretaba la varita con tanta fuerza que temía que se fuera a romper. Estaba muy nerviosa y sentía que iba a vomitar en cualquier momento. Era una reacción muy estúpida teniendo en cuenta la de veces que había luchado contra ellos pero tenía el presentimiento de que esta vez iba a ser diferente del resto.

Gritos y estruendos me indicaron que me acercaba y efectivamente al dar la vuelta estaban todos con la varita en la mano lanzando hechizos y maldiciones ágilmente. También yacían en el suelo personas que no sabía si aún vivían ni tampoco quería saberlo.

¡BAM!

Un hechizo había impactado contra mi pecho provocando mi ira instantáneamente. Me levanté y comencé a lanzar hechizos al mortífago el cual después de un par de ellos terminó en el suelo, incapaz de moverse por la cantidad de rayos que habían impactado en su cuerpo. Me permití revisar mi barriga para comprobar que todo estuviera bien, aquél hechizo por poco había impactado en ella y no iba a permitirlo. Temía por mi vida pero aún más por la del bebé que cargaba dentro de mi por lo que haría hasta lo imposible para mantener el bulto que salía de mi vientre. No podía permitirme perder a ese pequeño ser que sin haber nacido aún ya amaba con cada rincón de mi corazón.
-¡Cuidado!-

Me agaché justo a tiempo antes de que un rayo veloz pasara zumbando por encima de mi cabeza.

Vale, nota mental, poner atención.

Volaban rayos de muchos colores por el aire y caían personas con fuerza al suelo pero el ruido era opacado por los gritos de las personas alrededor.

Después de haber estado un buen rato luchando contra los mortífagos aparecieron Hermione y Ron, los cuales efectivamente estaban más felices que de costumbre, solo esperaba ser la única embarazada del momento. Sin embargo la alegría les duró poco al ver el escenario en el que nos encontrábamos. Sangre esparcida por el suelo, trozos de piedras y valdosas que caían desde el techo y las columnas del castillo, cuerpos inmóviles sobre el suelo, heridos en el suelo también. Era todo un caos, un maldito caos en el que estaba metida. Tanto uno como el otro me miraron preocupados pero yo simplemente les dediqué media sonrisa y regresé a lo mío.

El fuerte olor a sangre hacía que se me revolvieran las tripas hasta el punto de querer vomitar. Era tan repulsivo que me sorprendía mi resistencia. Hechizos por aquí, hechizos por allá y todo seguía igual; gente en el suelo, mucha más sangre pero ningún buen resultado. En ese punto ya había matado a más de cinco mortífagos y estaba más cansada que nunca. Mi cuerpo no resistiría por mucho tiempo más el tener que moverme de un lado al otro con rapidez y eso me aterraba. Sabía que en el momento en que mi cuerpo dejara de responderme bien alguien iría a por mi y acabaría con mi vida al instante.

Vamos Olivia, tu puedes, sigue luchando, no lo hagas por ti hazlo por el bebé.

Eso era lo que me repetía una y otra vez en busca de consuelo pero no la había, yo ya estaba condenada y tenía que aceptarlo sin más. No se de donde había sacado tanta fuerza para aguantar tanto tiempo pero estaba muy preocupada y nerviosa, y tenía miedo aparte. Harry aún no aparecía y eso me preocupaba aún más. Y justo como si lo hubiera invocado apareció corriendo Snape seguido de mi hermano que corría como una bala tratando de alcanzarlo pero sin éxito. Me contuve de girar su nombre porque eso era de todo menos prudente y lo que más hacía falta en ese momento era eso, la prudencia. Pero al parecer ni Hermione ni Ron conocían la prudencia por lo que salieron corriendo detrás de él, dejándome sola, y claro, como la gran metiche que era sentí la gran necesidad de correr detrás de ellos y efectivamente así lo hice. Todavía no se como no morí mientras los perseguía pero aún así lo logré.

Al final los alcancé y el resto del trayecto lo pase corriendo con ellos. Evidentemente no los alcanzamos por lo que nos sentamos en un oscuro rincón mientras recuperábamos el aliento.
-¿Dónde estuvieron?- pregunté después de un tiempo -Los estuve buscando por cada rincón del colegio-
-Oh pues Ron abrió la cámara de los secretos- soltó Hermione sin más
-¿¡Qué abrió qué!?- exclamé sorprendida
-Pues sí, de tanto oír a Harry hablar en Pársel he aprendido un par de palabras- añadió Ron orgulloso
-¿Y para qué la abrieron?- pregunté confundida
-Resulta ser que a Hermione se le ocurrió que podíamos destuir la copa de Hufflepuff con el colmillo de un Basilisco- respondió Ron con cierta adoración, a lo que Hermione sólo rió
-Eh... ¿Y después de eso que más pasó?- me atreví a preguntar
-Pues... a ver...- comenzó Ron algo incómodo -¿De verdad quieres saber?-
-¡Mejor no!- contesté rápidamente
-Como si no supieras a la perfección lo que pasó- murmuró Hermione
-¡Sé perfectamente lo que hicieron, es sólo que no quiero imaginar a mis mejores amigos haciendo eso!- admití ruborizada
-Me gustaría mucho seguir hablando del tema pero opino que hay que seguir- interrumpió Hermione
-Tienes razón- dije poniéndome de pie

Empezamos a andar de nuevo mientras a lo lejos se escuchaban gritos que erizaban la piel. No voy a mentir, tenía demasiado miedo de saber como iba a acabar todo este asunto pero era algo que sabía que pasaría y que tenía que afrontar.

Después de más o menos quince minutos buscando a Harry y de no encontrarlo empecé a ponerme nerviosa.
-¿Dónde carajos estará mi hermano?- pregunté
-No tengo la menor idea- respondió Ron -Es que ni que hubiera desaparecido-
-Démosle algo de tiempo, seguro que aparece- añadió Hermione
-Esperemos- murmuramos Ron y yo al mismo tiempo

Lo que nadie nos contóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora