Capítulo 88

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Salí corriendo de ahí, teniendo cuidado de no tropezar por las escaleras móviles. No había palabra para expresar lo mucho que odiaba aquellas escaleras y mucho menos cuando llevaba tanta prisa que por cierto, sabía a qué iba pero si algo sabía era que quedándome con los demás en el salón no iba a ser útil. Giré a la derecha, luego a la izquierda, subí escaleras, volví a girar a la izquierda, volví a subir más escaleras, a la derecha de nuevo y no se cuantos giros más hice hasta que terminé en el pasillo de la biblioteca.

Tantos recuerdos que tenía en ese mismo sitio con una única persona, aquella a la que más extrañaba. Me apoyé en una de las grandes columnas que sostenían la estructura y cerré los ojos por un momento, olvidándome de todo lo que tenía alrededor como si de alguna manera me hubiera transportado a otro mundo, uno sin guerra y sin Voldemort. Lo imaginé a él, sentado con un libro, esperando pacientemente a que yo llegara, con esa paz en la cara que me hacía sentir paz a mi también.

No tengo idea de cuanto tiempo estuve así, como si nada me importara sentada y con los ojos cerrados pero llegó un punto en el que supe que tenía que levantarme y hacer algo productivo por muy pocas ganas que tuviera de salir de mis recuerdos porque en ese momento lo único que quería hacer era perderme dentro de ellos y volver a ver aquellos que tanta risa me causaban.

Me puse de pie y justo cuando estaba a punto de dar la vuelta al pasillo escuché pasos, provocando que me quedara inmóvil esperando que no fueran mortífagos.
-¡Olivia!-

Mi corazón dio un vuelco y las mariposas en mi estómago empezaron a revolotear con fuerza mientras escuchaba a mi corazón latir desenfrenadamente como si en cualquier momento me fuera a dar un paro cardíaco. Una parte de mi quería voltear y lanzarme directamente hacia sus brazos pero la otra me decía que nada de eso era verdad y realmente no sabía que pensar. No sabía si aquello era producto de mi imaginación como los recuerdos de antes o si él de verdad estaba ahí.

Lentamente empecé a girarme, rezando porque fuera él y no alguien más.
-Draco- dije con un hilo de voz

Corrí directamente hacia él, con los ojos llenos de lágrimas y sin poder creer que realmente estuviera ahí de pie. Extrañaba tanto verlo, abrazarlo, besarlo y en ese momento me conformaba con cualquiera de ellas.

Al ver que me acercaba abrió los brazos, dándome así paso para poder abrazarlo.
-Joder, no sabes cuanto te he extrañado princesa- murmuró Draco apretándome contra su torso

Al final, después de como mínimo media hora abrazados nos separamos
-Dios Draco, ¿Cómo estás? ¿Dónde has estado? ¿Qué ha pasado?- pregunté atropelladamente mientras analizaba cada parte de su cuerpo con preocupación -Estás más pálido, y...-
-Ey tranquila- interrumpió él -Yo estoy bien princesa, por mí no te preocupes-
-Es que...-
-Te lo acabo de decir, estoy bien Olivia- dijo forzando una sonrisa -¿Cómo estás tú?-
-Yo...-

¿Cómo estaba yo?

Me sentía horrible en todos los aspectos habidos y por haber. Sentía un enorme vacío que no sabía cómo llenar y a pesar de estar rodeada de tantas personas me sentía completamente sola en el mundo, como si nadie fuera capaz de entenderme. Estaba rota. Tanto había pasado que tenía demasiadas heridas dentro de mí, heridas que recordaba con cada cosa que hacía, decía o pensaba. Cada vez que me miraba en un espejo era como ver a un puto monstruo; el estrés, las preocupaciones, los problemas, la ansiedad me desgastaban tanto que no era capaz de reconocerme a mi misma, todo lo que algún día había sido no estaba o por lo menos no lo podía ver. Era como si me hubiera convertido en alguien completamente distinto sin siquiera darme cuenta porque el cambio no había sido de la noche a la mañana; esto había sido cosa de meses, quizá de años de cargar con tanto peso. Me sentía tan mal que en ocasiones se me pasaba por la mente el quitarme la vida, al instante debaja de pensar eso y seguía como normalmente hasta que en algún otro momento volvía. Pero realmente no sabía como me sentía, era como si todo en mi interior estuviera mezclado desordenadamente y no fuera capaz de dar con algunas cosas. Todo en mí estaba revuelto, los hilos de mis pensamientos no tenían ni principio ni fin, solo estaban ahí, complicándome las cosas más de lo que ya estaban.

-¿Olivia?- preguntó Draco, haciéndome volver a la realidad
-Yo no estoy bien- murmuré mientras sentía una lágrima resbalar por mi rostro

Draco me abrazó cariñosamente y mientras el tiempo pasaba me sentía segura otra vez, porque estar con él siempre me había hecho sentir así. Era algo que no sabía explicar, ni siquiera sabía si había alguna razón de ser pero desde el primer momento me había dado cuenta de lo bien que me sentía a su lado. Era como si de repente absorbiera todas mis preocupaciones y en su lugar sembrara esperanza. Le quería tanto que ni las palabras ni las acciones podían dar a entender, eso era cosa del tiempo que se encargaría de decirnos todo lo que teníamos que saber.

Me permití soltar unas cuantas lágrimas silenciosas antes de volver a fingir que estaba bien y levantar la cabeza hasta ver sus bellas facciones.
-No sabes cuanto te extrañé amor- dije mirándolo a los ojos mientras mi visión se volvía borrosa a causa de nuevas lágrimas que amenazaban con salir -Me he dado cuenta de la falta que me haces-

Acercó su rostro al mío, juntando nuestras frentes y haciendo que nuestras narices se rozaran y cerró los ojos un momento.
-Estoy jodidamente enamorado de ti Olivia- susurró con la voz ronca
-Yo...-
-Te amo- susurró estampando sus labios contra los míos en un movimiento que podía ser calificado como tierno y suave o como salvaje al mismo tiempo, un beso lleno de anhelo.

Lo que nadie nos contóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora