Capítulo 66

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Dadas las instrucciones de la Señora Weasley había permanecido en cama por unos días y de vez en cuando era visitada por Harry, Ron, Hermione o Ginny los cuales también traían consigo dulces o algún artículo de la tienda de artículos de broma de Fred y George. Cada vez estaba más intranquila y me sobresaltaba ante cualquier ruido fuera de lo común como alguna voz nueva o el crujir de las hojas y por si fuera poco a mis preocupaciones también se había añadido la muere de Ojoloco. Bill y Lupin habían estado en el lugar de la batalla el día después de su muerte buscando el cadáver, más no tuvieron éxito y no pudimos velarlo como Dios manda. 

El ambiente en la Madriguera era muy tenso. Por una parte la Señora Weasley estaba preparando las cosas para la boda de Bill y Fleur la cual tendría lugar allí mismo un par de días después de nuestro cumpleaños. Rayos, era verdad, nuestro cumpleaños sería dentro de unos cuantos días y me había olvidado completamente de ello. Bueno era normal con todo lo que había pasado los días anteriores algo como ser mayor de edad era fácil de olvidar. 

Seguía pensando en la muerte de Ojoloco como si hubiera sido ayer, era algo que me afectaba demasiado ya que me caía muy bien, era una gran persona y sobre todo no merecía morir de aquella manera. Me sentía culpable por ello aunque sabía que no podría haber hecho nada aunque me lo hubiera propuesto. Todo había ocurrido demasiado rápido y para cuando me había dado cuenta del peligro que Moody corría ya era demasiado tarde, ya no habríamos podido hacer nada por más que nos lo hubiéramos propuesto. Lo peor del asunto era que su cadáver aún no había sido hallado, o bueno por lo menos no por los nuestros y eso era preocupante ya que si el cuerpo había sido encontrado por el ministerio significaba que Voldemort ya tenía algo de poder sobre él, cosa que era precisamente lo que más temíamos aparte de que encontraran a Harry. 

Estaba tumbada en mi cama mientras que el resto se movía apresuradamente de un lado para el otro siguiendo las instrucciones de la Señora Weasley, la cual se ponía cada vez más nerviosa conforme se acercaba la fecha de la boda. Visto de ese modo el estar en cama no era tan malo después de todo ya que me subían de comer a cada rato, tenía compañía a menudo y lo mejor de todo era que no tenía que formar parte de aquella limpieza intensiva liderada por la madre de Ron. Mientras pensaba los beneficios que esto me traía la puerta de la habitación se abrió y entraron Hermione y Ginny, las cuales estaban algo despeinadas y tenían polvo en la cara y la ropa.
-¿Qué les ha pasado?- pregunté recorriéndolas con la mirada
-¿Pues tu qué crees?- preguntó Ginny
-Parece que alguien las ha mandado hacer mucho trabajo- observé divertida
-Un poco mucho- se quejó Ginny
-La Señora Weasley nos ha mandado sacudir cada rincón de la casa- replicó Hermione -Tengo polvo hasta en el ombligo-
-Las ayudaría pero no me dejan salir- dije con una mueca
-Te ves mejor que nunca Olivia- respondió Ginny
-Lo sé y lo estoy, pero házselo entender a tu madre- dije -Aparte viendo lo mucho que tiene que hacer ya no se me antoja para nada salir-
-Que suerte tienen algunos- murmuró la pelirroja
-¡Ginny! ¡Hermione!- gritó la Señora Weasley desde abajo -¡Ya han tenido tiempo suficiente para descansar! ¡A trabajar!-
-Pero si solo nos ha dado dos minutos- replicó Ginny rodando los ojos -¡Ya vamos mamá!-
-Bueno, hasta entonces Olivia- dijo Hermione apesadumbrada
-Suerte, creo que la necesitarán- contesté sonriente 

Me volvía a quedar sola y decidí salir a pasear por la casa, fuera de la vista de la Señora Weasley, la cual me había dejado muy en claro que no quería que saliera a ningún sitio. Había tenido que aceptar que fuera al baño pero no la había visto muy contenta al hacerlo. Como sabía que estaba abajo decidí que subiría para evitar un regaño.

La Madriguera tenía un montón de escaleras algo chuecas que llevaban a las distintas habitaciones de la casa, las cuales eran bastantes más de las habría en una casa "normal". Me encantaba esa casa por muy extraña que fuera, tenía algo que hacía que me gustara cada día más. No sabía si era la gente que vivía allí o los recuerdos felices que tenía en ella pero lo que si sabía era que me fascinaba estar ahí. 

Empecé a subir las escaleras, topándome con algún miembro de la familia lo suficientemente ocupado como para darse cuenta de que no debería estar ahí. Era bastante divertido ver como el resto trabajaba mientras que yo podía observarlos sin necesidad de mover ni un solo dedo, aunque si la Señora Weasley me encontraba me daría un buen regaño. 
-¿No deberías estar en la habitación?- preguntó Hermione al cruzármela en la escalera
-Tendría- respondí con una sonrisa -Pero estoy aburrida y necesitaba algo que hacer-
-Pues si quieres puedes ir tu a eliminar los gnomos del jardín, verás como no te aburres- replicó mi amiga resoplando
-Vale vale, creo que ya no estoy aburrida- contesté rápidamente -Y la verdad tampoco creo que la Señora Weasley me deje ayudarte, piensa que sigo mal aunque todos en esta casa sabemos que no, pero bueno, ¿Qué se le puede hacer?-
-Esperar supongo- añadió Hermione -Bueno, me encantaría seguir aquí hablando contigo pero no creo que los gnomos se vayan a ir por su cuenta-
-Yo tampoco- dije riendo -Bueno, pues adiós Hermione-
-Adiós Olivia- contestó mientras bajaba la escalera a paso rápido

Tenía ganas de bajar y ayudar en algo ya que la única que creía que realmente debía estar en cama era la madre de Ron mientras que el resto me veía como una inútil aprovechada. Bueno, en realidad no sabía si me veían así pero sería lo que yo pensaría. Aunque creo que ese no era el único factor por el que la Señora Weasley consideraba que me encontraba mal, ya que durante todo el tiempo que había pasado en el número 4 de Privet Drive apenas había probado bocado, cosa que se reflejaba en mi cuerpo, por eso con cada comida que traía añadía una ración más como si realmente me la fuera a acabar toda.

Comer nunca había sido mi fuerte pero era cierto que nunca había estado tan delgada como en aquél momento, algo que era realmente preocupante pero que aún así me daba completamente igual. Tanto Fleur como ella insistían en que comiera de más para ver si así recuperaba el peso que me faltaba pero la verdad era que no tenía interés en comer, o bueno casi no tenía interés en nada más que en encontrar a Draco. 

Lo que nadie nos contóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora