Capítulo 53

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-¿Ya estás mejor?- preguntó Hermione después de un rato
-Creo que si- respondí hipando
-Tranquila- repitió como por duodécima vez
-Lo-lo siento- dije algo apenada por el "show" que acababa de hacer -Lo siento por haberme puesto así-
-No tienes que pedir perdón- respondió sonriendo tímidamente
-Es que si debo- murmuré -Fue muy estúpido de mi parte-

Hermione me estuvo tranquilizando unos minutos más y después de un rato cuando me encontraba mejor por decirlo así ambas nos sentamos a platicar sobre temas casuales hasta que Lavender y Parvati subieron al dormitorio quejándose de lo cansadas que estaban. Nos dimos las buenas noches, apagamos las luces y cada quien se metió en su cama. Corrí las cortinas con dosel de mi cama y me puse a mirar el techo. Estaba pensando en todo lo que había hecho y pensado, que ahora se veían algo estúpidas a pesar de que Hermione hubiera dicho todo lo contrario. 

Era ya la medianoche y yo seguía sin poder dormir, así que me levanté de la cama y decidí ir en busca de un vaso de agua a la Sala Común. Me puse la bata y las pantuflas y salí de la habitación procurando hacer el menor ruido posible. Al llegar tomé un vaso y lo llené hasta arriba con agua, me lo tomé y estuve de pie un rato, contemplando la tranquilidad que había. En eso sonó un leve crac y un pequeña y orejona criatura de ojos saltones apareció frente a mis ojos. El elfo doméstico caminó unos pasos hasta encontrarse de frente a mi, mientras sus enormes ojos verdes me miraban curiosamente.
-Eh hola Dobby- dije forzando una sonrisa
-Olivia Potter- dijo en tono de sorpresa -Que gusto verte-
-Igual Dobby- respondí cortésmente -¿Qué te trae por aquí?-
-Vengo a limpiar Olivia- contestó el elfo doméstico con el mismo tono adulador
-Me alegro mucho de verte Dobby- dije sonriendo -Hacía mucho que no venías-
-Dobby ha estado algo ocupado- añadió el elfo pensativo
-Bueno Dobby- dije bostezando -Si me disculpas tengo que irme a dormir, fue un gusto volverte a encontrar-
-El gusto es de Dobby- respondió sonriente -Buenas noches-
-Adiós Dobby-

Entregué el vaso vacío al elfo doméstico y subí por la misma escalera de caracol por la que había bajado minutos antes de que Dobby apareciera. Al llegar arriba giré el pomo de la puerta y entré de puntitas, cosa que daba igual ya que los ronquidos de Parvati amortiguaban cualquier otro ruido procedente de la habitación. Me quité la bata y las pantuflas y me volví a meter en la cama, tan cansada como si no hubiera dormido en semanas, cosa que no estaba tan lejos de la realidad dado que me costaba un montón conciliar el sueño, aunque una vez dormida lo que me costaba era despertarme. 

Tan pronto cerré los ojos sentí como me iba relajando cada vez más, y cuando estaba a punto de quedarme dormida un ruido resonó en el dormitorio, un ruido tan fuerte que ningún ronquido pudo esconder. Todas nos despertamos sobresaltadas mirando hacia todos lados intentando ver que lo había producido. Lavender prendió la luz y todas nos pusimos de pie, algo asustadas intentando encontrar aquello que había hecho el ruido sin apenas movernos. Al cabo de un rato de buscar y buscar sin resultado decidimos continuar en la mañana, por lo que nos metimos en nuestras camas, apagamos las luces y volvimos a dormir.

Estuve dando vueltas y vueltas en la cama intentando conciliar el sueño nuevamente, pero por más que lo intenté no lo logré y me pasé lo que quedaba de madrugada mirando al a través de las cortinas de mi cama, por donde entraban hilos de luz. A las seis de la mañana me harté de estar acostada por lo que me levanté, me arreglé, tomé mi mochila y bajé a la Sala Común para adelantar un par de tareas que tenía pendientes. Estaba completamente sola y en silencio, el cual solo se interrumpía por el rasgar de la pluma al contacto del pergamino y por el crujir de la tela de la butaca en la que estaba sentada. 

A las ocho terminé todas las tareas así que subí de nuevo a la habitación para dejar mis cosas e irme a la biblioteca. Después de guardarlas y bajar de nuevo a la Sala Común salí por el retrato de la mujer que cubría la entrada y caminé a paso rápido hacia la biblioteca antes de que más gente saliera y quisiera hablar conmigo, ya que no me sentía con ganas de hablar con nadie a menos que fuera Hermione.

Abrí las grandes puertas de la entrada y pasé por ellas dirigiéndome hacia las tupidas estanterías que cubrían la estancia. Me paseé entre ellas en busca de algún libro interesante para poder leer en mi tiempo libre. Al fin después de un rato encontré uno que me pareció que me iba a gustar, por lo que fui hacia una pequeña mesa algo alejada de la puerta y me senté con el libro abierto en las manos. Estaba enfrascada en mi lectura de hechizos y maleficios cuando una mano se posó en mi hombro haciendo que me sobresaltara y que el libro volara por los aires, aterrizando a un metro o dos de mi. 
-Joder- maldije en voz baja
-¿Te asusté princesa?- preguntó Draco burlonamente
-¿Tu qué crees pedazo de imbécil?- pregunté molesta
-No te enfades- dijo -¿Cómo estás?-
-Bien- respondí cortantemente
-Vale- murmuró

Estuvimos por un rato en silencio mientras yo leía el mismo libro que antes y Draco se paseaba de un lado al otro con las manos en los bolsillos de la túnica. Al principio no me parecía mal que estuviera de arriba a abajo, sin embargo después de unos minutos así me empecé a molestar por la actitud que traía.
-¿Quieres parar ya?- pregunté fastidiada
-¿Qué tiene de malo?- preguntó parándose
-Que me pones de los nervios Draco- respondí
-Oye, ¿Qué tienes?- preguntó confundido
-Nada- gruñí 
-Hablo en serio Olivia- dijo seriamente
-Y yo también- contesté volviendo a mi lectura
-¿Y ahora qué hice?- preguntó arqueando la ceja
-Dímelo tú- dije a secas
-Pues no te lo puedo decir porque no lo sé- replicó enfadado
Respiré hondo para intentar tranquilizarme y poder decirle con calma todo
-Bueno...- comencé a decir -Es solo que...-
-¿Es sólo que qué?- preguntó atento
-Que siento que ya no me amas como antes- murmuré rápidamente
-¿Qué?- preguntó formando una mueca 
-Que siento que ya no me amas como antes- repetí en voz baja
-¿Qué te hace pensar eso?- preguntó Draco confundido
-Te portas diferente Draco- suspiré -Ya no eres el de siempre-
-Escucha- dijo con suavidad -Sabes que soy mortífago princesa, y no es lo mismo-
-Si lo sé- murmuró -Pero extraño al Draco de antes-
-Lo siento por haber cambiado- dijo con sinceridad -Es solo que es difícil lo que tengo que hacer-
-Siento haberte culpado Draco- dije apenada -De verdad perdóname-
-Olvídalo- dijo forzando una sonrisa
-Vale- murmuré forzando otra sonrisa
-Te amo- me susurró al oído haciendo que me estremeciera
-Yo más- le susurré yo al oído

Lo que nadie nos contóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora