Capítulo 35

15 4 0
                                    

El lunes muy temprano me levanté y revisé mi redacción de la noche anterior, ya que al ser para Snape debía aproximarse lo más posible a la perfección, o por lo menos al supera las expectativas. Cuando terminé de leerla por octava vez guardé todo y después de vestirme salí del dormitorio cuidadosamente para no despertar a mis compañeras. Me acomodé en una de las butacas que había más cerca de la chimenea que yacía apagada y saqué uno de los muchos libros que había tomado prestados de la biblioteca. El sonido de las hojas al pasar y el de el viento al golpear la ventana se mezclaban con el suave aroma de las páginas del libro, creando una atmósfera muy agradable. Estuve un largo rato sentada disfrutando de la lectura hasta que apareció Ginny, la hermana pequeña de Ron. 
-Buenos días Olivia- dijo acercándose sonriente
-Hola Ginny- respondí al mismo tiempo que marcaba la página y cerraba el libro
-¿Qué lees?- preguntó curiosamente a la vez que se acercaba al libro que aún estaba en mis manos
-A esto, lo encontré el otro día mientras paseaba por la biblioteca- respondí -Según he entendido trata de criaturas mágicas- 
-¿Cómo cuáles?- preguntó
-Habla de unicornios, grindylows, hadas, duendes, sirenas, boggarts, thestrals, hipogrifos- dije animadamente -En fin, criaturas mágicas-

Seguí contándole acerca de criaturas interesantes, y ella respondía y preguntaba interesada en el tema. Pasó tan rápido el tiempo que cuando nos dimos cuenta la Sala Común estaba abarrotada con estudiantes que esperaban la hora del desayuno. Ginny se despidió de mi y subió a su dormitorio mientras que yo regresaba a mi lectura. A las ocho y media bajaron los chicos y se vinieron a sentar junto a mi, dándome los buenos días e iniciando una animada charla sobre algo de lo que no me acuerdo. 

Salimos de la Sala Común y empezamos a caminar hacia el Gran Comedor, parándonos de vez en cuando para saludar a algunos que nos encontramos por ahí. íbamos a medio camino cuando a lo lejos vi a Draco mientras hablaba con unos cuantos alumnos de Slytherin. 

-Ejem- dije aclarándome la garganta -Chicos, ahora vengo-
-Está bien- murmuró Hermione 

Justo en el momento en que me dirigía hacia él, sus amigos y el empezaron a alejarse rápidamente, así que corrí un poco para alcanzarlo pero sin éxito. Me detuve para tomar aire y seguir corriendo en dirección a mi novio. Draco se despidió de sus amigos y se quedó solo en uno de los muchos pasillos del colegio. Todavía se encontraba algo lejos de mi así que tomé otro impulso y volví a correr para llegar hacia el.
-¡Draco!- grité casi sin aliento
-Hey que hay- dijo sonriendo
-Espera- respondí jadeando
-¿Corriste un maratón o qué?- preguntó sarcásticamente
Tomé mucho aire para poder contestar.
-Síguete riendo y te quedarás sin novia- contesté burlonamente y sacándole la lengua
-¿A si?- preguntó -No te atreves-
-¿Me estás retando?- pregunté
-Sólo digo que no eres capaz- dijo encogiéndose de hombros
-Ya verás de lo que soy capaz- mascullé -Adiós-
-¿Qué?- preguntó estupefacto mientras yo me alejaba a paso rápido -¡No hablaba en serio! ¡Era una broma!- gritó a la vez que corría a mi encuentro. Yo reí por lo bajo ocultando mi rostro con las manos mientras veía como venía rápidamente
-Oye no hablaba en serio princesa- jadeó
-Pues yo sí- respondí burlándome de el 
-Oye perdón- dijo en tono suplicante y de rodillas mientras yo me reía de él
-Te ves ridículo- al escuchar esto, él se puso de pie rápidamente -Te perdono-
-Gracias gracias gracias- respondió dándome besos
-Ay dios hay que ir a desayunar- dije librándome de el 
-Cierto- murmuró

Ambos nos dirigimos hacia el Gran Comedor donde los estudiantes salían para llegar a sus distintas clases. Nos despedimos y cada uno se fue a sentar a su respectiva mesa. Llegué junto a los chicos que estaban a punto de terminar sus desayunos, así que rápidamente cogí un tazón de avena y empecé a comer sin pausas.
-Diablos relájate Olivia- dijo Hermione
-Lo siento- dije con la boca llena 
-Ya ni Ron- murmuró Harry
-Te escuché- respondí -Además tengo que apurarme si quiero llegar temprano a clases-
-Esto no hubiera pasado si no te hubieras escapado a ver a Draco- añadió Hermione
-Mientras llegue temprano tengo derecho a ir a donde yo quiera- respondí frívolamente
-Si tu lo dices- siseó Harry

El resto del desayuno estuvo algo tenso, y en ocasiones alguno abrió la boca para decir algo, sin embargo intercambiábamos unas cuantas palabras y nada más. Al terminar nos levantamos apresuradamente para llegar en tiempo a nuestra primera clase: Defensa Contra Las Artes Oscuras, con nuestro queridísimo Profesor Snape. Llegamos un minuto antes de que la clase diera inicio y al sentarnos en nuestras butacas respiramos continuamente para recuperar el aliento. 
-Buenos días- dijo Snape en su usual y desagradable tono de voz
-Buenos días- murmuraron algunos en voz baja
-Bien- comenzó a decir mientras paseaba la vista por el salón intimidando a la mayoría -Entréguenme ya la redacción que dejé de tarea-
-Pero...- comenzó a decir Lavender
-Sin peros Señorita Brown- dijo Snape cortantemente 

El salón entero se levantó y uno a uno fuimos a dejar el ensayo en el escritorio del Profesor. Al terminar tomamos asiento y comenzó con sus aburridas lecciones y mientras dictaba se paseaba por entre las butacas, mirando reprobatoriamente a los de Griffindor y sonriéndoles satisfactoriamente a los de Slytherin. Eso era algo que me ponía los nervios de punta, no soportaba su notorio favoritismo por su misma casa, y lo que era peor era la manera en que nos trataba a nosotros y a los demás.

A simple vista se podía notar el odio de Snape hacia nosotros, pero con Harry era aún más predecible. Nadie sabía a que se debía esto pero algo estaba muy claro: Snape no soportaba a Harry y viceversa. Durante casi toda la clase en lugar de poner atención a Snape y a sus largas y aburridas explicaciones, estuve dirigiendo miradas a Draco, el cual me las devolvía sin siquiera pensarlo. 
-Malfoy y Potter- dijo severamente Snape. Draco y yo volteamos a ver a Snape, el cual nos observaba desde el frente del aula -Ojos al frente-

Sentí la cara arder por la vergüenza de que todos hubieran dirigido su vista hacia mi, así que decidí voltear a ver al Profesor, y durante el resto de la clase no hice más que escribir y poner atención. Cuando terminó (después de lo que me pareció una eternidad) guardé todo lo que había en mi escritorio y me dispuse a salir.
-Potter- gruñó Snape haciéndome señas para que me acercara a su escritorio, donde se encontraba Draco
-¿Si?- pregunté confundida y asustada a la vez
-La próxima vez- comenzó a decir -Que los vea así en mi clase, se le descontarán doscientos puntos a cada uno, ¿Entendieron?-
-Si Profesor- dijimos al unísono
-Váyanse ya- espetó

Draco y yo salimos del aula al mismo tiempo, caminamos juntos hasta la parte central del castillo y nos despedimos para irnos a nuestra siguiente clase. 

El resto del día transcurrió con normalidad; tuvimos todas nuestras clases y descansos y al final del día teníamos un montón de tareas, como siempre a decir verdad, pero al fin y al cabo ya estaba más que acostumbrada. Después de unas cuantas horas de hacer la tarea me fui a encontrar a Draco en nuestro lugar de siempre.
-Hola princesa- dijo
-Hola amor- respondí alegremente
-¿Por qué tan feliz?- preguntó
-Pues porque vine a verte- contesté
El se me acercó y me besó suavemente.
-¡Potter, Malfoy!- gritó Snape. Ambos dimos un salto por el susto -¡Síganme a mi oficina!-

Los dos nos miramos y empezamos a caminar por detrás de él, muertos de miedo. En el número uno estaba que nos habían visto juntos en horas poco prudentes en las que supuestamente no debería haber ningún alumno fuera de sus dormitorios. Eran las once y media y se suponía que debíamos estar cada uno en nuestras habitaciones durmiendo, así que nos esperaba un problema. Y número dos, el Profesor Snape no es como que estuviera totalmente de acuerdo en dejar que los alumnos se besaran por el castillo adelante, y seguramente se inventaría algo para sumarle importancia al asunto; y número tres, seguramente nos descontarían bastantes puntos a cada uno. Así que creo que estábamos en lo justo al tener miedo. 

Lo que nadie nos contóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora