Capítulo 46

10 3 0
                                    

Al día siguiente por ahí de las siete de la mañana la Señora Pomfrey me dejó regresar a mi dormitorio, donde podría bañarme, vestirme y tomar mis cosas para así ir a clases después del desayuno. Salí de la enfermería a paso rápido, intentando no toparme con nadie en el camino, cosa bastante fácil ya que aún no había alumnos por los pasillos. Llegué a la Sala Común, dije la contraseña y entré.

Había más gente de la que esperaba y en el momento en que mi cuerpo estuvo dentro del lugar todos, absolutamente todos voltearon a verme. Eso se había vuelto algo incómodo, digo estaba más que acostumbrada a que me miraran por millones de motivos, pero esto era algo más extraño. Me abrí paso entre mis compañeros hasta llegar a la escalera que subía hacia mi dormitorio. Llegué hasta la puerta, la abrí y vi que ya todas mis compañeras estaban despiertas y ordenando.
-¿Cómo te sientes?- preguntó Hermione acercándose a mi
-Mejor- respondí sonriendo -¿De qué me perdí ayer?-
-Bueno, eh...- contestó Hermione
-¿Aja?- pregunté
-Bueno nos han dejado como diez redacciones distintas- dijo ella
-¿¡Diez!?- pregunté sorprendida
-Bueno no son diez exactamente, pero son bastantes- respondió ella -Y aparte son de treinta centímetros cada una-
-Nunca voy a acabar las tareas- dije desesperada 
-Yo te ayudo- ofreció Hermione
-¡Ay Hermione mil gracias!- grité abrazándola -¡Eres la mejor amiga del mundo!-
-¿De nada?- respondió ella -No es para tanto Olivia, pero por favor suéltame-
-Vale vale, perdón-

Después de haberme arreglado bajamos a desayunar junto con Harry, Ron y Neville, que platicaba animadamente con los chicos. El Gran Comedor ya estaba lleno por lo que no nos quedó de otra más que sentarnos en los cinco últimos lugares de la mesa. Del otro lado pude ver a Draco reír con sus amigos mientras que esperaban a que llegara el desayuno. 
-Dumbledore nos quiere matar de hambre- masculló Ron enojado
-Ron los demás no tenemos la culpa de que necesites comer cada dos horas- replicó Hermione
-¡Pero es hora de desayunar!- gritó -Es normal tener hambre-
-Sí Ron, es normal tener hambre en el desayuno pero tu tienes hambre siempre- contestó ella
-Ya van a empezar otra vez- murmuré para que sólo pudiera escucharme Harry
-Son unos pesados- respondió él -Pero se cansarán en algún momento, ¿No?-
-Si- suspiré
-¿Por qué escapaste?- preguntó repentinamente
-¿Eh?- la pregunta me había tomado por sorpresa 
-Si, ¿Por qué te fuiste?- preguntó nuevamente
-Pues nosotros solo queríamos salir el fin de semana- respondí -No teníamos la intención de que iniciaran una búsqueda, sólo queríamos pasar un buen rato-
-Los buscaron por toda Gran Bretaña- murmuró mi hermano
-Lo sé- respondí algo apenada -Pero nuestra intención nunca fue esa-
-Ya lo sé Olivia- respondió Harry -Pero nos sacaste un buen susto a todos-
-Lo siento- murmuré
-¿Dónde se quedaron?- preguntó con curiosidad
-Nos hemos escondido en una gran cueva algo lejos de Hogsmeade- respondí -Estaba como a un kilómetro más o menos-
-Fueron bastante inteligentes- añadió
-No pensamos en las consecuencias- dije -Por ese motivo ahora estamos castigados-
-Me lo imaginaba- murmuró -¿Cuál es su castigo?-
-Ni idea- respondí encogiéndome de hombros -Sólo sabemos que estamos castigados, aunque seguramente será algo relacionado con Filch y la limpieza-
-Si, seguramente- contestó asintiendo lentamente 
-¿Chicos nos vamos?- preguntó Hermione de malas
-Vale vámonos- contesté

Fuimos a nuestra primera clase, la cual ahora no recuerdo ya que estaba más concentrada pensando en que castigo nos pondrían. -Sólo espero que no sea algo demasiado complicado o asqueroso- pensé intentando descifrar lo que nos mandarían a hacer. Recordé una ocasión en la que Harry y Ron habían sido castigados, en el segundo año en Hogwarts, en el cual habían mandado a Ron a limpiar los premios y trofeos hasta que relucieran de limpios y a Harry el Profesor Lockhart (Había sido el Profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras sólo durante aquél año ya que había sido internado en el Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas por una pérdida de memoria causada por un hechizo mal ejecutado) le había hecho ayudarle a contestar cartas de admiradoras. Supuse que no habría alguien que nos fuera a hacer que mandáramos cartas a gente, aunque ya no sabía que esperar.

A la hora del almuerzo todos estábamos esperando a que la comida apareciera, aunque yo seguía pensando cual sería el castigo que tendríamos que afrontar. No creía que fuera algo tan "fácil" tomando en cuenta que habían escapado del colegio, así que supuse que sería algo diferente. 
-¿En qué piensas Olivia?- preguntó Hermione
-A nada nada- respondí
-¿Todavía no sabes qué castigo vas a tener que hacer?- preguntó mi amiga
-No- suspiré -Supongo que McGonnagall nos lo dirá hoy- 
-Supongo que si- repitió ella

Terminamos de almorzar y nos fuimos a nuestras clases de la tarde. Al terminar, mientras salía de una de ellas la Profesora McGonnagall se acercó a mi.
-Potter, en mi oficina a las siete- me dijo
-Vale- respondí

El tiempo se pasó demasiado rápido, así que unos cuantos minutos antes de que dieran las siete guardé mis libros, pergaminos, tintero y pluma en la mochila y la subí a mi habitación, donde la guardé en el baúl. Me despedí de los chicos y salí del lugar algo preocupada, pensando nuevamente en que consistiría el castigo. Llegué a su oficina y llamé a la puerta. Esperé un minuto o dos hasta que la voz de McGonnagall me indicó que pasara.
-Toma asiento, Potter- dijo ella 
-¿Draco va a venir?- pregunté con curiosidad
-Tanto Malfoy como tú van a recibir un castigo por mi parte y otro más por parte de Snape- respondió con frialdad

Al cabo de un rato llamaron a la puerta y la Profesora le indicó a Draco que pasara. Cuando este entró le mandó sentarse al lado mío, donde hizo aparecer una silla mágicamente. Se quedó en silencio por un rato mientras revisaba pergaminos que supuse serían cartas que enviarían a nuestras familias, aunque sinceramente no creo que a los Dursley les causara ningún tipo de interés. 
-Bien- dijo ella -He estado redactando unas cartas que les mandaré a sus familias próximamente donde les informo que han aparecido-

Draco y yo nos miramos y pude notar como la piel de Draco se volvía más pálida. Él ya me había contado que su padre no se tomaría para nada bien lo de nuestra huida, y más que no le caía particularmente bien. Podría decirse que era la que mejor le caía entre los Weasley, Hermione y Harry, pero aún así no era como si tuviéramos la mejor relación, y por encima Draco nunca le había dicho que yo era su novia. 
-Como les estaba diciendo, estas cartas serán remitidas a sus padres mañana por la mañana, pero también les será aplicado un castigo- añadió la Profesora
-¿Y cuál va ser...?- pregunté siendo interrumpida
-¡A eso iba Potter!- respondió algo irritada -El castigo que yo he decidido prudente para su situación será enviarlos al Bosque Prohibido con Hagrid, donde tendrán que hacer el trabajo que él considere apropiado-

Me sentí aliviada por esa parte, ya que junto a Hagrid por lo menos sabía que no corría peligro, aunque si era cierto que lo que él consideraba seguro era lo que a la gente normal le parecía súper mega peligroso. Pero no había nada que pudiéramos hacer, así que nos levantamos y después de haber prometido que no escaparíamos nos dirigimos hacia el Bosque.
-Pensé que sería algo peor- dijo Draco aliviado
-Yo también- respondí algo más tranquila -Aunque ya sabes que con Hagrid se espera de todo-
-Si es cierto- dijo -Aún recuerdo aquél castigo-
-Ay por Dios supéralo- le dije riendo a carcajadas
-No te rías- respondió haciéndose el ofendido

Llegamos al linde con el bosque y nos quedamos esperando a que apareciera Hagrid, el cual no nos hizo esperar tanto tiempo. Nos mandó a hacer un trabajo específico en una parte específica del bosque, la cual no se encontraba lejos de la cabaña. Él nos dijo que se quedaría en la cabaña esperándonos y que si necesitábamos ayuda lanzáramos chispas rojas con la varita. 

Nos encaminamos hacia la parte que él nos había indicado y comenzamos a trabajar mientras hablábamos un poco. A decir verdad me daba un poco de miedo encontrarme ahí sola con Draco, ya que además de ser de noche nos encontrábamos en un lugar peligroso con criaturas muy peligrosas. q
-Ya me cansé- dije fatigada
-¿Y si vamos a la cabaña de Hagrid a decirle que nos deje descansar un rato?- preguntó 
-No nos está vigilando, podríamos irnos si quisiéramos- contesté
-Podríamos hacer lo que quisiéramos- dijo en un tono algo extraño
-¡Draco!- grité mientras me ponía excesivamente roja

Lo que nadie nos contóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora