5. Infancia

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Regresamos en silencio a mi habitación. Sentí un enorme cansancio, me desmoroné en la cama, pensando que mis hermanos me dejarían en paz, pero obviamente, al ser mis hermanos, siguieron molestando, tratando de subirme el ánimo.

— ¡Noona, tengo una idea! —dijo Corea del Sur— ¡Hay que pedir que nos traigan tacos!

— Jeez, I'd kill for some tacos! (Por Dios, ¡mataría por unos tacos!) —respondió inmediatamente Irlanda.

Me quedé callada. Aquello sonaba como un magnífico plan, pero también tenía entendido que el hospital donde me encontraba no estaba en mi país. ¿Dónde carajos querían encontrar tacos decentes?

— Es muy raro, pero no tengo hambre. ¿Los countries necesitan alimentarse para vivir?

— En realidad, no tanto como los humanos —respondió Corea del sur —. Nosotros podemos sobrevivir sin alimento, pero hay ciertas ocasiones donde alimentarnos tiene que ver más con el placer de saborear.

— Por eso no tengo hambre, pero sí se me antojan los tacos...

— Correct! (¡Correcto!) —dijo sonriente Irlanda, tecleando con rapidez en su celular— Hey sis, do you want al pastor tacos or...? (hey, hermana, quieres tacos al pastor o...)

— Al pastor están bien —sonreí.

Mientras esperábamos la cena, mi buen amigo ONU llegó, se detuvo en la puerta otra vez, observándonos.

— Veo que se llevan de maravilla.

— Las familias deberían llevarse bien —respondí, orgullosa de mi familia— aunque no le mentiré, señor ONU, cuando éramos niños, nuestra relación no era tan buena... ¿verdad?

Miré a mis hermanos, esperando que ellos comenzaran alguna de nuestras historias. Pero un silencio perturbador se apoderó del ambiente.

— ¿Te acuerdas, Ulises? ¡Digo! ¿Corea del sur? —pregunté, tratando de aligerar la tensión— Señor ONU, una vez, estaba peleando con él por alguna tontería, así que lo tiré en la cama, puse una almohada en su cara y me senté sobre ella —reí nerviosamente, pues nadie mostraba señales de vida. Todos parecían desviar la mirada o pretender que no entendían mi idioma... aquello me dio miedo.

Comencé a sentir que la habitación era muy pequeña. Mi respiración aumentaba su velocidad junto a los latidos de mi corazón, si es que aún tenía uno...

— ¿S-señor... ONU?

— Señorita México, hay algo que quizá no entendió u olvidamos explicar como es debido —esperé en silencio, sentía cómo la sangre huía de mi rostro—. Los... "hermanos de corazón" no son sus verdaderos hermanos. Ellos... en ellos —dijo señalando a Irlanda y Corea del Sur con la mirada— no hay recuerdos de su pasado con usted. Los countries que tiene a su lado han desarrollado un lazo de "familiaridad" con usted-

— Noona —interrumpió Corea del Sur, mirándome directo a los ojos—, desde el momento en que te convertiste en la nueva representación de México, sentí que debía... no sé... verte, hablarte... y cuando finalmente pude verte... supe que eras mi hermanita, que debía protegerte y cuidarte de cualquier mal —su mirada se mantenía firme sobre la mía—, aunque no tengo los recuerdos de tu hermano Ulises, sé cómo se siente él por ti. Y por eso puedo decirte que ambos te queremos.

— That's true Sis. We Love you. Even when you tried to kill my little brother. (Es verdad hermana. Te amamos. Incluso si trataste de matar a mi hermanito)

Ambos rieron suavemente. Y como si de mis verdaderos hermanos se tratara, me abrazaron. No me di cuenta de en qué momento salió de la habitación ONU, pero el olor de los tacos nos hizo terminar el abrazo y abalanzarnos sobre la cena. No estaban tan sabrosos como en mi país, pero por lo menos tenían un ligero sabor a hogar.





Al caer la noche, ambos países se despidieron. Yo volví a mis estudios. ONU me había traído varios libros, documentos e incluso tesis sobre diversos temas y responsabilidades que incumben a los countries.

Me llamó la atención un ensayo en particular. El autor era Francia, bueno algún country que en su momento fue Francia. Hablaba hermosamente sobre el lema de su más importante revolución. La libertad de las personas, la fraternidad que debía existir tanto en la gente como entre los countries y la igualdad... en tan diversos sentidos...

Me sumergí en la lectura hasta terminar las treinta y ocho páginas.

Decidí que era bastante tarde y dormí.

El amanecer llegó y abrí los ojos emocionada. Estaba ansiosa por alguna razón.

Soy... ¿México?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora