29. Lo había olvidado

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Ni siquiera había tomado el desayuno que me ofrecían. Las náuseas se apoderaron de mi cuerpo así que decidí cubrir la sensación con otra más fuerte. 

Regresé a mi territorio. 

No quería pensar más en lo que había pasado con mi predecesor, sin duda fue horrible, pero ya no bebía dejar que eso me afecte. 

Por ahora, centrémonos en el presente. Era momento de celebrar navidad con mi familia humana.









La noche buena la pasé dos veces con countries, estados y prefecturas, así que ahora finalmente había llegado la navidad y podría pasarla con mi familia. Ellos no sabían que llegaría, así que me preparé lo mejor que pude. En mi hogar me duché y me arreglé. Cambié de género y me transporté a la puerta de mi antiguo hogar utilizando mi apariencia de cuando era humana.

— ¡Buenas tardes! —grité mientras abría la puerta. Todos estaban en la sala de estar y pudieron verme llegar.

Mi familia salió gritando, completamente emocionada. Hasta mi cuñada, que no suele mostrar sus emociones, pues así fue educada en su país.

— ¡Mi amor! —gritaban mis padres— ¡Mi princesa!

— ¡HERMANA! —gritaron mis hermano, arrojándose sobre mí.

Todos nos unimos en un cálido abrazo, había pasado más 6 meses sin ver a mis padres, 2 años sin ver a mi hermano mayor y mi cuñada, y 1 año sin ver a mi hermano menor. Todos lloramos abrazados, mi cuerpo se sentía extrañamente normal, como si hubiera vuelto a ser humana.

Como siempre, al estar con ellos tenía la sensación de que todo iba a estar bien. Aunque no fuera así.










Luego de nuestra demostración de cariño, fuimos a sentarnos en el comedor, me mostraron una fotografía recortada en cartón tamaño real, era una foto mía del desfile de día de la independencia. Estaba colocada en una esquina, bromeamos en cómo esa versión de mí, era mucho mejor escuchando los problemas de la familia. 

Reímos mucho, hablamos y volvimos a llorar. Mi madre me mostró varios álbumes de reportajes, fotografías y otros recuerdos desde el momento de mi transformación.

Mi padre me preguntaba asuntos de gobierno, dándome consejos y anotándolos en una hoja que guardó en el bolsillo de mi pantalón para que no los olvidara.

Mi hermano y cuñada volvieron corriendo a su habitación y regresaron con paquetes forrados de papel diseñados con banderas mexicanas.

— ¿Y esto? —pregunté cuando acomodaron los paquetes frente a mí.

— Unos amigos en Dublín se enteraron de que soy hermano de "México" —dijo orgulloso— y quisieron mandarte esto, son muchos más, pero en el aeropuerto nos dijeron que los enviarían directo a tu casa. ¿No llegaron?

— We forgot that these were in the suitcase, so they were not sent to your house (Olvidamos que éstos estaban guardados en la maleta, por eso no fueron enviados a tu casa)—me explicó mi cuñada con un gesto avergonzado.

Soy... ¿México?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora