27.- Familia biológica

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Habían pasado ya varios días desde mi catástrofe personal de día de muertos. Alemania había estado mandándome mensajes, preguntando por mi salud, a lo que siempre contesté que me encontraba mejor. Sé que no me cree. Me he dado cuenta de que soy como un libro de preescolar abierto, soy terriblemente obvio y completamente simple para él.

Esa misma tarde, recibí varios arreglos y ramos de flores con tarjetas de disculpa, incluso uno pequeño de Nueva Zelanda, con una foto de su mascota durmiendo.

Envié agradecimientos y pedí que no se tocara más el tema, para no avergonzarnos ambos, pero sobre todo para no sentirme peor. Aunque eso es algo que ellos no saben. Eso espero.











La oficina estaba muy callada. Héctor ya había averiguado el significado de JM, JO y JP (Juegos Mundiales, Juegos Olímpicos y Juegos Panamericanos), ambos revisábamos los comités participantes, pero yo me había enfrascado en los apoyos económicos a los atletas y los balances financieros de las organizaciones. Aunque no sabía lo suficiente de este tema, le pedí a Héctor traerme a los mejores estudiantes de finanzas del politécnico nacional. Ellos aún no estaban corrompidos por mi sistema de gobierno.

Ellos me ayudaron a encontrar irregularidades, les ofrecí una carta de recomendación a la empresa que me solicitaron y una beca para su titulación, pero aceptaron hacer el trabajo sin remuneraciones incluso aunque no tendrían reconocimiento por su labor, pues aquello implicaría ponerlos en riesgo de represalias.

Al terminar, les agradecí y los envié de vuelta a sus hogares en mi auto.

Di una última revisada a los balances financieros... la CONADE tendría mucho que explicarme.

— Héctor, manda esto a Azucena —le entregué los archivos—, dile que lo publique a mi nombre, que mi equipo de investigación espera haber sido de ayuda.

— Por supuesto —respondió mirando sus zapatos.

— Y ya deja de actuar como perrito regañado. Ni siquiera te llamé la atención.

— Es lo que me duele más, creo.

— ¡Ya, pues! ¡Asistente malo! ¡No hables así de México!

Los dos reímos después de mi regaño, justo cuando Héctor estaba por salir, sonriente por hacer las paces, llegó una notificación que no pudo ignorar.

— Señor, ha recibido una invitación a la celebración de acción de gracias en Nueva York.

— Ugh... Puta madre... Acéptala y pídele a Ana que prepare mi ropa en una maleta pequeña. No creo quedarme más de dos días, pero por las dudas, que empaque ropa neutral para 4 días y algo formal de mujer.

— Sí, señor.

Había olvidado que Acción de Gracias es una festividad importante para USA.










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