14.2 Los juegos

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El primer juego era relativamente fácil: Carrera de obstáculos sobre una pista de pentatlón.

Juego de niños. Pero, claramente, ante todos yo tenía la más grande desventaja. Un cuerpo de mujer. Débil.

Ya que no he aprendido a cambiarlo. Pero lo que los humanos no sabían, es que mi cuerpo duele con sólo respirar.

Ahora veo que esto sí es un castigo. Pero no le daré la satisfacción al presidente.

La pista medía 2 kilómetros con diversos obstáculos. Gracias a que cada equipo estaría integrado por 5 personas, sólo se habilitaron el mismo número de obstáculos para que la carrera fuera de relevos.

Los obstáculos eran: subir escaleras colgantes para caer sobre grava, trepar 1 muro de 3 metros de alto, deslizarse dentro de 2 pequeños orificios en un muro, saltar vallas metálicas que eran cada una más alta que la anterior y correr sobre una delgada banqueta elevada con forma de zigzag... cada actividad tenía su dificultad.

Por los altavoces se dieron las indicaciones. El ganador se decidiría por el tiempo que tardara en completar la prueba. El primero en participar sería el equipo verde, luego el azul y por ser la sede, el último sería el equipo de México.

Todos los contingentes se acomodaron en las gradas del público, mirando como sus countries calentaban en la pista y hacían bromas entre sí.

— No hard feelings? (¿Sin rencor?) —dijo UK. Se me había acercado por detrás y al girar lo vi ofrecerme una minúscula flor blanca, seguramente la cortó de algún lugar cercano en el campo.

— ¿Por qué sentiría rencor? —dije sonriendo ampliamente. Tomé la pequeña flor y la coloqué sobre mi oreja— ¿Me queda bien?

— Beautiful, as always (preciosa, como siempre) —respondió mostrándome esa sonrisa ladina.

— Ho anche portato qualcosa per il mio amico —dijo Italia con una amplia sonrisa, ofreciéndome una flor un poco más grande.

Sonreí. No tendí que dijo porque mi italiano es mediocre, pero sonreí alegre ante sus palabras.

— Sólo sabe Inglés y Español —dijo Belice, que para variar, traía una pequeña flor amarilla en sus manos—, ten.

Tanto Italia, Costa de Marfil y Belice me ofrecieron pequeñas flores. Las acepté todas y las coloqué en mi cabello. Algunos soldados mexicanos que observaban desde las gradas dieron algunos chiflidos de aprobación. Me giré hacia ellos y les guiñé un ojo, provocando una ola de más chiflidos y gritos (incluso de otros países).

— No tiene idea —dijo Perú, de pie junto a Rusia.

— Non il n'a aucune idée —le respondió Francia—, Je pense que cela lui donne un certain charme. Qu'en penses-tu, la Russie?

— Перестань беспокоиться.

Ya no alcancé a escuchar su conversación, pues por los altavoces llamaron al equipo verde a colocarse en sus puestos.

De todas formas, no sé ni francés ni ruso... ¿qué habrán dicho...?




El primero en la línea era Marruecos. Se acomodó detrás de la línea de salida, completamente tenso. Al escuchar el disparo, corrió tan fuerte como pudo, subió las escaleras colgantes tan rápido que creí que se había saltado escalones, al llegar a la cima, se lanzó sin ningún miedo, cayendo perfectamente sobre la grava y volviendo a correr para entregar la estafeta a UK.

— ¡¿Viste eso?! —preguntó Francia— ¡Así debes hacerlo, Italia!

— Ni de broma, me gustan mis rodillas tal y como están, gracias —respondió Italia.

No pasé por alto que ambas hablaban español para que yo pudiera entender su conversación. Ambos eran muy amables.

UK corrió sin detenerse, ni siquiera al llegar al muro, pues con unos cuantos pasos sobre el muro lo saltó y cayó al otro lado con perfecta elegancia, unos pasos adelante le entregó la estafeta a Perú.

— Pudo seguir corriendo, seguro se lastimó —dijo Honduras. Todos asentimos.

Perú siguió corriendo, pero con sus pequeñas piernas tardó en llegar a los orificios, se detuvo para arrastrarse entre el espacio, pero para pasar al segundo orificio, no se detuvo, corrió aún más rápido y se derrapó con las piernas por delante, logrando pasar más rápido y que los soldados gritaran apoyándolo, completamente sorprendidos por su osadía.

— Ese muchacho es listo —dijo Argelia—, niña. Tienes que copiarle, ¿crees poder?

— No lo sé —dije sin despegar la mirada de Perú. Todos escucharon a Argelia. Yo estaba segura de poder hacerlo, pero si quería ganar, debía mostrarme débil para que los otros se confiaran.

Cuando llegó el turno de Costa de Marfil, sus pasos largos y rápidos recuperaron el tiempo de Perú, Costa de Marfil saltó sin miedo, posando un pie en cada barra metálica, subiendo más y más. Al caer, tropezó un poco en la arena, aunque se recuperó enseguida y al llegar con Belice, la estafeta calló al piso, por lo que Belice la levantó lo más rápido que pudo y trotó por la banqueta elevada, levantando los brazos, tratando de mantener el equilibrio.

— Uff ¡eso le quitó musho tiempo! —dijo Bangladesh— Equico: más le vales no tirar esa cotsa

Todos aguantamos la risa. Bangladesh tenía problemas para hablar español, pero nadie quiso burlarse.

Al terminar, ya todos los integrantes del equipo verde, a excepción de Belice, esperaban en la línea de meta. Al cruzar Belice, se detuvo el reloj. Su tiempo fue de 10 minutos con 16 segundos.

El siguiente equipo era el Azul.

Honduras fue el primero, en su mirada se le veía concentrado, no miraba nada más que las escaleras a 50 metros de él. Al escuchar el disparo corrió tan rápido como sus cortas piernas le permitieron, sin duda, ser bajito era una desventaja, tanto para Perú, Honduras y para mí.

Honduras subió las escaleras colgantes sin dificultad y saltó sin pensarlo al suelo, al caer siguió corriendo, completamente concentrado, entregó la estafeta a Argentina, que corrió al muro, tratando de imitar a UK, pero un resbalón de su pie le hizo estrellar la cara contra el muro.

— ¡¡SE PUDRE TODO!! —Sus soldados gritaron al unísono. No pude evitar reír, no por el golpe de Argentina, sino por la expresión de su contingente. Varios soldados se pusieron de pie, animando a su country.

— ¡VAMOS ARGE! —grité, aunque mi garganta ardía al punto de sentir sangre bajando por ella— ¡¡¡NO TE RINDAS!!!

Los demás countries me imitaron, miramos cómo Argentina volvió sobre sus pasos, tomando impulso para trepar el muro, una vez en la cima levantó el puño en señal de victoria y bajó con cuidado, seguramente también se había lastimado.

Llegó el turno de Irlanda, que corrió intentando imitar la proeza de Perú, pero al derraparse, no atinó al orificio y se golpeó las piernas. Cambió de posición para ir pecho tierra. Al llegar al segundo orificio, hizo lo mismo.

— Ya llevan más de 8 minutos, no creo que superen al equipo verde —dijo UK con superioridad.

Algunos countries asintieron.

Bangladesh corrió sobre las barras de metal ascendentes, era tan rápido que parecía que despegaría, elevándose por los aires. Su último salto lo llevó cerca de Francia, que sorprendido tomó la estafeta y trotó por la banqueta elevada.

Cuando todos cruzaron la línea de meta, el reloj se detuvo. Su tiempo fue de 10 minutos con 9 segundos.

El equipo azul festejó dando pequeños saltos. Sus contingentes gritaron y celebraron con emoción.



Era el turno del equipo amarillo.



Soy... ¿México?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora