24.1 Visitas: Reencuentros

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Miré mi celular. Ya no llegaban cientos de notificaciones al día, sobre todo gracias a Héctor, que me ayudaba con las tareas menos pesadas, aun así, revisé un par de decenas de notificaciones, muchas eran un montón de comisiones inútiles que mi presidente me encargaba, seguramente, pensando que yo no tenía nada qué hacer en todo el día, aquellas no eran necesarias, así que simplemente las ignoraba. Entre todas las comisiones, encontré dos que llamaron mi atención, no sólo por tener acrónimos o siglas desconocidas, sino porque había palabras clave que daban pistas de lo que podría ser.

***Revisar las convocatorias y sorteos para JM, JO y JP, así como comités participantes de los más próximos.

***Revisar lista de invitados y actividades de finales de mes.

— Héctor, ¿qué son los JM, JO y JP?

— No tengo idea, pero seguramente alguien en palacio Nacional sí sabe, deme unos minutos.

Mientras esperaba, terminé de revisar el inútil trabajo burócrata que me quedaba. Daba una lectura rápida y revisaba los puntos importantes, descartaba lo innecesario y resaltaba la única otra actividad que sí debía realizar.

— Héctor, aquí dice que debo tener una mascota (o varias), de preferencia un perro para ser más cercano a mi población. Pero, si ya tenía una mascota desde antes ¿Podría tenerla de vuelta?

— ... supongo que no habría problema, porque un perro es un perro.

Para mí, no es cualquier perro.

— Entonces, quiero que traigan a mi Caly.

— ¿Caly...? ¡Ah! ¡Oh por Dios! ¡No lo había pensado! ¡Ella debería estar aquí!

Suspiré satisfecha, por fin, tendría a mi perrita de vuelta. ¿Me reconocerá? ¿Mi olor habrá cambiado, igual que mi aspecto? Espero que no, espero que mi bebé pueda reconocerme. Mi asistente tomó el celular y habló con alguien, al cabo de unos minutos volvió con una sonrisa.

— ¡La traerán! ¡Junto con una sorpresa!

— Gracias, Héctor —dije con una enorme sonrisa, me retiré a mi habitación (que se encuentra justo al lado de la oficina) y salté emocionada en silencio. ¡Recuperé a mi bebé!







Por la noche, Héctor me habló de todo el plan. Habría cámaras que filmarían el emotivo reencuentro, en caso de que Caly no me reconociera, traerían un perro idéntico que es muy cariñoso. ¿El gobierno no se cansa de sacarme provecho?

Las cámaras se instalaron casi por todos lados, eran grandes y pesadas, parecidas a las cámaras de cine. Había una especialmente colocada en mi habitación.

Era más como un comercial que como un cortometraje.

En el guión, se suponía que yo debía estar dormida, usando una ridícula pijama de aguacates y despertar al escuchar un ladrido. Abrir los ojos emocionada, buscar por la casa, hasta encontrarla acostada al frente de la puerta, ella me mira por un instante, me acerco lentamente y ambas nos miramos intensamente. Ella vuelve a ladrar, pero de gusto, se acerca y lame mi cara, yo sonrío y lloro, desbordo felicidad y se escucha "el gobierno de México, se preocupa por la salud mental y emocional de nuestro country, por lo que hemos decidido organizar un reencuentro con uno de sus seres queridos". Último acercamiento a mi rostro y el de Caly, abrazadas, para luego jugar en el jardín.

Soy... ¿México?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora