35. El anterior jefe murió... así que México se quedó a cargo

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México despertó de golpe. Mirando el techo de la habitación, el aroma a desinfectante y medicamentos, propio de un hospital inundó sus fosas nasales.

— Mexiko, finalmente despiertas —dijo Alemania desde un sofá a lado de la ventana. Sus ojos se veían hinchados y las ojeras eran casi moradas— ¿Estás mejor?

— Pues sí, wey. ¡No mames! —respondió México, su sonrisa se amplió con picardía. Se incorporó poco a poco ante la mirada atónita de Alemania.

México no solía hablar así, al menos no frente a él. Aunque esa mirada, ese brillo especial en sus ojos... sin duda, quien había despertado era México. Su México.

— No apareces muy contento, cabrón ¿esperabas a alguien más?

— No creí que volverías de golpe —respondió Alemania tranquilamente, cerró el libro que tenía en las manos y se acercó al mexicano para dejar un suave beso en su frente—, los regresos suelen ser graduales. Pero me alegra que al fin volvieras por completo.

— Wey, tú siempre tan propio —dijo México, con cuidado desconectó las agujas y apagó los aparatos, aquello le daría una señal a OMS de que México estaba de vuelta. Luego miró sonriente al country frente a él— ¿no me darás la bienvenida?

— Siempre que lo desees —respondió Alemania abrazando el pequeño cuerpo del mexicano, sintiendo el corazón hundido. ¿Por qué?

— Wey, avísale a Rusia, seguro que OMS ya viene corriendo —en ese instante el nombrado apareció abriendo la puerta de golpe— ¡carnal, no te vas a morir pronto!

— ... ¿México?

— Simón.

— ¿Simón? —preguntó OMS completamente confundido.

— Quiso decir que sí —respondió Alemania, soltando el cuerpo de México, para permitirle a OMS verificar el estado de México.

OMS permaneció en silencio, mirando a México estirarse en cama. ¿Cómo se recuperó si lo desconectaron en secreto hace dos días? Miró a Alemania, que le sonreía tranquilo con el celular en la mano. Seguramente ya todos sabían el regreso del mexicano. ONU lo iba a matar.

No. No tenía por qué hacerlo. El plan de ONU fue desconectar al mexicano para que finalmente muriera y pudiera renacer, de no ser el caso, se quedaría igual que Venezuela, con su alma atrapada e inactiva. De ser así, ya no habría nada que hacer y ambos countries convalecientes serían tratados de la misma forma. Pero... al final México despertó. Y no sólo eso. Regresó.

— Wey, puedes ¿dejar de mirarme? Me chiveas.

— Lo siento, ah... necesitaré revisarlo y así descartar secuelas de su colapso.

México se dejó revisar minuciosamente, no lloró cuando le sacaron sangre ni gritó cuando la pequeña lámpara apuntó directo a sus ojos, tampoco fingió arcadas cuando revisaron su garganta. Al terminar las revisiones de protocolo, OMS se retiró sin decir nada más.

Alemania ya había alertado a España y Rusia, no tardarían en llegar.

— Wey, me siento raro, pero ¡no me duele ni madres! —México aun estaba sentado sobre la cama, su postura encorvada delataba su nerviosismo. Miró sus manos a detalle, le parecían falsas.

Alemania sólo lo observaba desde el sofá... algo había salido mal.

— Tranquilo —dijo cuando los ojos de México parecían mirar más allá de sus manos—, seguro es porque acabas de despertar. Todo estará bien...

Eso querían creer ambos.




Soy... ¿México?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora