CAPÍTULO 16: Tregua entre hermanos

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Con la llegada a Cádiz se cumplía el plazo que Mark les había dado a sus hijos de arreglar las cosas.

Los dos muchachos habían intentado tener una charla hacía ya dos meses atrás, mientras el barco estaba en el puerto de Bahía Blanca, pero las cosas terminaron mal y como única opción, su padre les envió a trabajar a los cuartos de máquinas.

Las tareas de los dos estaban de tal manera coordinadas que no se cruzaban en ningún momento.

Hasta Alex decidió comer en el comedor general para no tener que ver a Cris en la sub-cocina.

Mark sabía que no estaba bien que sus hijos no se hablaran y permanecieran peleados.

Era una carga muy grande que cada día presentaba ante Dios en oración.

Sabía que si Doris siguiera con vida, las cosas serían completamente diferentes. Ella tenía la capacidad de solucionar este tipo de problemas con una paciencia y sabiduría de lo alto, que Mark reconocía no tener.

Perderla había sido algo terrible. Luego de veinticinco años de feliz matrimonio, ahora se encontraba solo.Y solo debía encontrar la manera de resolver el conflicto entre Cris y Alex.

La llegada a Cádiz era el plazo final.

Si ellos no resolvían las cosas, la otra opción era que abandonaran el barco.

No podían seguir siendo de obstáculo y tropiezo para el resto de la tripulación.

Esa noche, Mark preparó la cena en el pequeño departamento que ahora ocupaba cerca de la cabina de mando, y esperó la llegada de sus hijos.

Señor, prepara los corazones de mis hijos, que estén dispuestos a perdonar y restaurar la relación... Dame las palabras justas, dame de tu sabiduría para poder aconsejarles, pero también la firmeza necesaria para ejercer mi autoridad como padre. Te necesito, Señor.

...

—Ya puedes pasar a verla—dijo Luisa abriendo la puerta de la enfermería.

Jeremy, que estaba sentado en el piso, se puso de pie de un salto.

—¿Está bien?—preguntó impaciente.

—Sí, gracias a Dios está muy bien. La trajiste justo a tiempo.

—Permiso—soltó con voz suave mientras entraba a la pequeña sala donde Paloma se encontraba sentada en la camilla y conversando con Dan.

—Jeremy—dijo la chica sonriendo al verle entrar.

—Vaya susto me diste.

—Lo siento—respondió bajando el rostro.

—De ahora en más no saldrás de tu dormitorio sin llevar el inhalador—explicó Dan—, al parecer el clima de Cádiz no ayuda mucho con el asma, hay mucha humedad.

—¡Yo también llevaré un inhalador conmigo! No quiero pasar por esta experiencia de nuevo—reflexionó Jeremy.

—Lamento todo esto, fue un descuido mío.

—No hay nada que perdonar... Me alegra que estés bien.

— Le dije que por hoy se acabaron sus tareas, y ya hablé con Lía por teléfono para avisarle de todo lo sucedido. Necesito que regreses mañana para un control y luego seguiremos con el tratamiento como venías hasta ahora—explicó Dan—. Jeremy... ¿puedes acompañarla hasta su cuarto?

—Seguro—respondió sin dudarlo—, muchas gracias por todo, doctor. Me aseguraré de que mañana venga a verlo. ¿Vamos?

Paloma bajo lentamente de la camilla y juntos salieron de la enfermería.

EL VIAJE QUE CAMBIÓ NUESTRAS VIDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora