CAPÍTULO 60: DIFERENCIAS

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—Hola, hija, ¿estás sola? ¿Podemos hablar?

—Sí, mamá—respondió Giuly mientras caminaba con el teléfono hasta la puerta de su habitación para cerrarla. Se sentó en su cama mirando la pantalla con el rostro de su madre.

—Estoy acá con tu padre—dijo girando el aparato para enfocarlo.

Giuly saludo con una pequeña sonrisa forzada.

Presintió que aquella sería una larga y seria conversación.

...

Jeremy caminaba hacia su dormitorio cuando se cruzó con Gino en el camino.

—¿Qué cenaremos esta noche?—preguntó el muchacho—. Muero de hambre, llevo toda la mañana lijando ventanillas...

—Esta noche haremos tallarines a la boloñesa.

—¡Suena delicioso!

—Haré la salsa especial de mi familia, ¡te encantará!

—¡Seguro! Voy a darme una ducha —respondió Jeremy queriendo continuar su camino. Gino lo detuvo parándose frente a él en el pasillo.

—Necesito hacerte una pregunta—soltó el italiano.

—Sí...

—¿Qué te hizo cambiar de actitud? Es decir, todos dicen que regresaste... diferente...

—¿Perdón?

—Cuando fuiste a California por la operación de tu madre... ¿Qué paso allá que te hizo cambiar, distanciarte de la cocina...?

—Eso no es tu problema, Gino.

—Solo quiero saberlo... para entender. Sé que no somos amigos, pero...

Jeremy bajó la mirada en señal de que algo había ocurrido.

—¡Vamos! ¡Dilo!—insistió Gino nuevamente.

Por alguna extraña razón, aquel italiano inspiraba confianza. Su carácter, su alegría, invitaba a depositar una fe y confianza ciega en él.

Jeremy soltó un suspiro y se apoyó contra la pared.

—Mira... antes de venir al barco... estaba en una relación con una chica de mi iglesia. Llevábamos unos meses de novios, nos queríamos... cuando le dije que vendría al barco, Fanny terminó conmigo. Dijo que no me esperaría, que si me iba, nuestra relación se acababa. En ese momento, aunque me dolió, sentí que debía obedecer el llamado de Dios de venir a servir...

Gino lo miró con el ceño fruncido. En cierta manera imaginaba el final de aquel relato.

—Cuando mi madre enfermó—continuó diciendo Jeremy—, Fanny estuvo a su lado, la acompañó al médico y se ocupó de ella...

—Un buen gesto—soltó el italiano.

—Sí, así es ella. Cuando regresé nos encontramos... pensé que todo estaba terminado, que era un capítulo pasado de mi vida... pero... volverla a ver, removió todo en mi interior...

—¿Regresaron?

—Hablamos mucho... yo había conocido a alguien en el barco... y estaba confundido... pero ella dijo que me esperaría, que me amaba y estaría cuidando a mi madre hasta que regresara.

—¿Y la quieres?

—La verdad que sí. Por eso me alejé de la cocina...

—De Paloma—afirmó Gino sin ocultar que conocía de quién hablaba.

—No es justo seguir ilusionándola... es una muchacha muy buena y noble... nunca quise lastimarla.

—Ella estará bien,es fuerte, más de lo que parece.

EL VIAJE QUE CAMBIÓ NUESTRAS VIDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora