CAPÍTULO 39: Puerto de Génova

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El 20 de diciembre el Logos dejó el puerto de Marsella y comenzó su navegación hacia Génova, el próximo puerto por visitar.

El frío del Mediterráneo era intenso y salir a cubierta ya no era una opción. Así que las mateadas de los días libres comenzaron a realizarse en el salón de actividades sociales.

Los tres días de descanso les permitieron a las chicas fortalecer su amistad y conocer a nuevos tripulantes.

Los únicos que tenían sus horarios complicados eran los actores de la obra.

Los tres días antes de la llegada a Génova, los ensayos se duplicaron y las clases de italianos también.

El día siguiente a Navidad sería la apertura de la librería y el estreno de la obra en italiano.

Marilina, Cathy y Will pasaban largas horas juntos.

La amistad estaba creciendo y fortaleciéndose entre ellos.

—Hablé con mamá esta mañana—comentó Cathy mientras los tres esperaban a que les tocara su turno de entrar a escena.

—¿Cómo estaba? ¿Dijo algo de papá?—preguntó Will.

—No ha vuelto a verlo. Desde que se fue de la casa no ha tenido noticias de él.

—Mejor, estará mucho mejor sin él, y nosotros también—soltó el muchacho restándole importancia.

—No hables así, Will, sigue siendo nuestro padre.

—Un padre al que no le importamos nunca...

—Eso no es cierto... recuerdo cuando éramos pequeños... nos llevaba a la plaza, jugaba con nosotros... y cuando íbamos a la iglesia todos juntos...

—No son esos los recuerdos que tengo de él. Mi mente solo lo ve tirado en un sillón con un vaso de cerveza en la mano y mirando televisión. Ni aun en sus buenos tiempos fue a alguno de mis partidos... jamás me preguntó por mis notas de la escuela... no hables de él como si hubiera sido buen padre. Destruyó nuestra familia.

—Pero debemos respetarlo y amarlo lo mismo.

—Ya no puedo respetarlo, Cath... solo puedo culparlo de las malas decisiones que tomé en el último año... si él no se hubiera alejado de Dios...

—¡No lo culpes por tus malas decisiones!—exclamó—. No fue papá quien te llevó con esos malos amigos, ni quien te emborrachó cada noche...

Will bajó la mirada.

—Perdón que sea tan directa... No has sido mejor que él...—agregó Cath—. Me hiciste sufrir y también a mamá... pero aun así... te amo, Will, eres mi hermano, mi mejor amigo... y te he perdonado por todo lo que pasó y a papá también. Y creo que deberías perdonar a papá.

Marilina se sentía incómoda ante la discusión de los hermanos. Aquellas palabras le servían también para entender un poco más las cosas que ellos habían vivido.

—Tienes razón... Lo siento, Cath—murmuró el muchacho.

—Está bien, Will, ya pasó.

—De verdad, Cath, lo siento. He decidido rendirle mi vida a Cristo y que él la transforme... no quiero volver a cometer los errores del pasado... no quiero lastimarte, ni a mamá.

Marilina y Cathy se miraron sonrientes y emocionadas.

—¿Qué?—cuestionó el muchacho mirándolas sin comprender.

—Hemos estado orando mucho por ti —respondió su hermana con lágrimas de emoción.

—¿Hemos?—repitió Will frunciendo el ceño y mirando a Marilina.

—Will, nos preocupábamos de tu salvación...—aclaró la cordobesa.

—Nunca tuve dudas de mi salvación—respondió con una sincera y amplia sonrisa—, pero necesitaba acercarme nuevamente a Dios y les agradezco a las dos por orar por mí, de verdad gracias, y gracias por tus palabras aquel día... de mi borrachera... Lamento que tuvieras que verme de esa manera...

—Me alegra que hayas tomado esa decisión, seguiré orando por ti —respondió Marilina.

—Estoy tan feliz—dijo Cathy abrazando a su hermano.

—Es nuestro turno—comentó Will señalando el escenario.

Los tres sonrieron y se prepararon para actuar.

De ahora en adelante las cosas serían diferentes para aquel impulsivo muchacho. La genuina decisión de su corazón le abría un nuevo panorama y permitía nuevas metas y sueños que jamás imaginó tener.

...

Paloma comenzaba a acostumbrarse a la ausencia de Jeremy. Hasta regresó a tocar el piano en algunos ratos libres. Seguía extrañando a su amigo, pero se estaba acostumbrando a su ausencia.

Por los mensajes recibidos, sabía que la operación de la mamá de su amigo había sido un éxito y se estaba recuperando muy bien.

No había tenido el valor de preguntarle si regresaría. Esperaba que en algún momento de las charlas que tenían casi a diario le manifestara su deseo de regresar o una fecha posible. Pero no, Jeremy había regresado a sus estudios, y al parecer a su vida normal.

Paloma dejó en manos de Dios sus sentimientos y decidió descansar en él.

La misión en el Logos continuaba y debía enfocarse en los verdaderos propósitos que la habían llevado a servir a Dios allí.

...

La partida de Enzo había dejado un gran vacío en la oficina.

Andrew extrañaba los cortos y complicados diálogos que tenían. El cuarto estaba silencioso y la silla que Enzo ocupaba siempre que estaba allí había sido colocada nuevamente en ese lejano rincón.

Giuly entró a la oficina sacándolo de sus pensamientos.

—Buen día—saludó la muchacha.

—Buen día, Giuly.

—Timothy quiere los horarios y responsables de las tareas de guía para mañana. El barco abrirá sus puertas después de Navidad.

—Lo sé... aún no logro terminarlas... estoy un poco disperso.

—¿Lo extrañas?

Andrew levantó la vista de su computadora mientras Giuly se sentaba en la silla frente a él.

—Solo estuvo un mes con nosotros... pero fue una gran ayuda.

—Apenas si se entendían—dijo Giuly riendo.

—Eso no es cierto... un idioma no te impide entenderte con alguien. Hay personas que hablan el mismo idioma que yo y no logro entenderlas, pero con Enzo no necesitamos demasiadas palabras.

Eso era completamente cierto. Giuly no necesitaba que Andrew le dijera lo especial que era su amigo. Ella lo sabía. Enzo tenía esa capacidad de caerle bien a la gente. Los días que llevaban sin su presencia en el barco habían sido tristes y largos. La opresión que sintió en su pecho al despedirse y a leer esa carta permanecían aun allí como el primer día.

Debía aceptar su ausencia... Debía seguir adelante.

—Si quieres puedo ayudarte con esa planeación. Dos mentes pueden más que una—afirmó Giuly sonriendo.

Ocupar sus pensamientos en otro tema podía resultar bueno en este momento.

Había mucho por hacer antes que el barco se instalara en Génova y un nuevo grupo de visitantes invadieran la librería, cafetería y sala de teatro.

EL VIAJE QUE CAMBIÓ NUESTRAS VIDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora