Paloma salía de la cocina apurada. La obra estaba a punto de comenzar y no se quería perder el estreno.
Casi corrió por el largo pasillo y bajó las escaleras a trote.
Llegó a la recepción un poco agitada.
—Hola, Palo, ¿cómo estás?—preguntó Jeremy que también estaba ingresando a la sala de reuniones.
—...bien... —contestó intentando detener el agitado corazón.
—¡Tu inhalador! ¿Lo traes contigo?—dijo el muchacho casi histérico.
—... estoy... bien.
—Vamos a ver a Dan—agregó tomándola del brazo y casi arrastrándola a la salida.
—Jeremy, ¡¡detente!!—soltó con firmeza—, estoy bien... solo corrí hasta aquí... estoy cansada...
—¿Seguro?
—Seguro, no tienes que preocuparte.
—¡Casi me da un ataque!
—¡No exageres! Ya pareces mis padres... les cuento de una crisis y salen a comprar pasajes a Paris.
—¿Tus padres irán a París?
—Sí, me visitarán cuando el barco llegue a Francia.
—¿Saben que casi mueres en el ascensor?
—¡¡No vuelvas a repetir esa frase o mis días en el Logos están terminados!!—exclamó señalando al muchacho—, les dije que tuve una crisis, de saber lo del ascensor, hubieran llegado ayer a Cádiz.
—Son buenos padres... te aman... te cuidan
—Lo sé... y yo los amo a ellos. Pero estar en el barco me ha hecho madurar y crecer... Toda mi vida he dependido de ellos para todo, han estado allí para lo que necesito... y eso fue hermoso, pero...
—Necesitas tu espacio, ¿verdad?
—Quiero crecer... Siento que con ellos rondando a mí alrededor, voy a demorar el doble...
—Te hará bien verlos de nuevo. Solo estarán de visita.
—¡Promete que no les dirás lo del ascensor!
—Mientras no pregunten... no diré nada... pero no voy a mentirles.
—Bueno, si te preguntan, trata de no dar los detalles sobre cuando me desmayé...
—Está bien, ¿qué harás mañana?
—¿En el día libre?
—Sí, ¿quieres salir a tomar algo? ¿Podríamos conocer un poco el centro de Cádiz?
—Me encantaría.
—¿Te parece después del almuerzo?
—Okey, Ahora... ¡Vamos que la obra está empezando!—dijo Paloma tomando la mano del muchacho y arrastrándolo hacia el auditorio lleno de gente.
...
La mañana del lunes Paloma despertó bastante agitada. Una fina llovizna podía verse caer por la ventana.
Los días de humedad no ayudaban a su asma, y menos cuando las chicas comenzaban a sacudir las sábanas y frazadas para tender las camas.
Luego del agitado fin de semana el lunes era libre para todos en el barco.
Ese día no se abrían las puertas al público y para los tripulantes sería un merecido descanso.
—¿Te sientes bien?—preguntó Mariel al ver a Paloma con su inhalador.
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EL VIAJE QUE CAMBIÓ NUESTRAS VIDAS
PertualanganCuatro amigas deciden dedicar un año de sus vidas a servir en el barco LOGOS HOPE. Emprenden esta aventura sin comprender el alcance que tendrá para sus propias vidas y amistades. Las tormentas en el mar, los conflictos en los puertos, la cárcel y e...