CAPÍTULO 24: Enzo

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Relata Enzo

Volver a encontrarme con Giuly fue algo inesperado e impactante para mí.

Debo admitir que me movió el piso en muchos sentidos, sobre todo en los sentimientos que una vez tuve hacia ella.

Escuchar lo que Dios le está permitiendo vivir en el Logos también me movilizó, porque veo que Dios sigue obrando en gran manera en su vida y sigue respondiendo a ese llamado que tuvo cuando la conocí.

A veces siento que Paz no es así.

Sus padres son personas entregadas y grandes siervos, pero no veo en ella esas mismas cualidades.

Creí verlas al principio.

Mientras el tiempo pasa y más la conozco, creo que su vida espiritual está estancada, tibia.

No tiene el peso por la vida de las personas, ni hay en ella una pasión por predicar y llevar la salvación a quienes viven sin esperanza.

«¿Me habré equivocado al pedirle que sea mi novia?».

Desde que Giuliana apareció nuevamente en mi vida, no he podido dejar de hacerme esta y muchas otras preguntas.

«¿Será realmente Paz la chica con la que debo compartir el resto de mi vida?».

No puedo negar que es bonita, simpática y dulce, me quiere y de eso no tengo dudas, pero... voy más allá de esas cosas, pienso en el futuro, en los planes de Dios para mi vida.

«¿Podrá ella acompañarme en el llamado que tengo? ¿O será un obstáculo, o impedimento para que Dios pueda utilizarme?».

Por momentos me encuentro pensando en Giuly, en lo perfecta que es, y el gran corazón que tiene, y quisiera a una persona así a mi lado.

Alguien que estuviera dispuesta a dejar todo, para obedecer un llamado de Dios.

Recuerdo una charla que tuve tiempo atrás con Rubén. Me dijo que el noviazgo es el tiempo en donde nos conocemos, limamos asperezas, crecemos y comprendemos si realmente somos el uno para el otro.

"No has firmado nada", me dijo riendo, "el noviazgo no es como el casamiento, tiene marcha atrás, y aunque Paz sea mi hija, debo reconocer que tiene un carácter difícil y muchas cosas por cambiar. Si en algún momento reconoces que no son compatibles... más vale romper un noviazgo a tiempo, a tener un matrimonio infeliz".

Su propio padre había dejado ante mí una puerta abierta. Pero no quería lastimar a Paz. No quería hacerla sufrir y verla llorar.

«No puedo estar pensando en romper con Paz», me dije a modo de reproche, «hasta ayer la quería y proyectaba mi vida a su lado y ahora... ¿Qué me está pasando?».

¿Podía ser posible que un encuentro con Giuliana me cambiara tanto? ¿Por qué esa mirada, cuando le dije que Paz era mi novia, había quedado atravesada en mi pecho como una daga filosa? ¿Por qué Dios había permitido este encuentro? ¿Por qué la había traído hasta España justo en este momento? ¿Era una señal?

También soy consciente de que las emociones son confusas y Satanás puede utilizarlas para confundirme y para dañar a Paz, a sus padres, al grupo de adolescentes y hacer de esto algo mucho más grande y peligroso.

Lo único que puedo hacer es dejar estos sentimientos en manos del Señor.

Él ha guiado mi vida desde que le recibí como Salvador y cada decisión que he tomado, la hice en oración tratando de seguir sus pasos en obediencia.

No voy a ser impulsivo y arruinar las cosas solo por un sentimiento del pasado.

Señor, tú tienes el control de todo en mi vida. Nada se escapa de tu voluntad. Conoces mis sentimientos, hasta lo más profundo de mi corazón... Mi futuro está en tus manos, si debo continuar con Paz, que tenga la tranquilidad de estar con la persona correcta, con quien pueda servirte y cumplir el plan que tienes para mi vida... Y si no... ayúdame a poder conocer tu voluntad y que las cosas sean guiadas por ti, no quiero lastimar a Paz, ni ofender a sus padres... ni dañar al grupo...

Comencé a orar cada día de esta manera. Decidí descansar y confiar mi vida, sentimientos y futuro entera y completamente a Dios.

No iba a tomar ninguna decisión hasta no estar seguro de lo que Dios quería para mi vida. 

EL VIAJE QUE CAMBIÓ NUESTRAS VIDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora