CAPÍTULO 41: Un nuevo continente

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El mes de enero estaba llegando a su final.

La experiencia de pasar Navidad y Año Nuevo en el barco había permitido fortalecer los lazos y las amistades de aquel grupo de jóvenes que, aunque eran de diferentes países, tenían una misma misión y un mismo amor al Señor.

En Italia la obra de teatro fue todo un éxito y el público aplaudió de pie cada una de las presentaciones realizadas.

Miles de personas visitaron la librería y cafetería en aquel mes que el barco permaneció en Génova.

Mientras tanto un grupo de promotores había cruzado el Mediterráneo hacia el norte de África, buscando los nuevos destinos del Logos. La meta era poder visitar: Egipto, Argelia, Túnez, Libia y Marruecos.

Primero llegaron a Argelia, donde les permitirían solamente dos semanas de estadía en Annaba, uno de sus puertos, para el mes de marzo.

De allí fueron a Túnez, donde la petición fue rechazada por cuestiones políticas y religiosas.

Terminaron el recorrido en Trípoli, el principal puerto de Libia y capital de aquel país.

Los países africanos, en general musulmanes, ponían mucha oposición y trabas a los promotores y muchos, como Túnez, no permitían la entrada del barco a sus puertos.

La realidad, es que veían al Logos como una amenaza a sus creencias religiosas, si bien la biblioteca contenía materiales diversos, los promotores tenían la obligación de reportar que Biblias y literatura cristiana también estaba incluida en aquella gran colección y a disposición de todo comprador.

Libia atravesaba un momento de cambio de autoridades luego de unas complejas elecciones con varios incidentes. Los puestos del nuevo gobierno aún no estaban completamente definidos, y los antiguos concejales y cancilleres no querían hacerse responsables.

Cuando el grupo de coordinadores llegó a la aduana por los permisos y autorizaciones tuvieron que hablar con cinco personas diferentes, sin que ninguna pudiera darle una respuesta concreta.

Timothy había viajado con los muchachos porque conocía el árabe y había tenido contacto con autoridades en otros países musulmanes y sabía tratar con ellos.

Ante la falta de respuesta, Tim envió un mensaje a la tripulación del Logos:

"Nuestra petición en Túnez fue rechazada, Argelia nos recibirá en marzo. Estamos en Libia, intentando obtener el permiso, sería necesaria su autorización para poder venir en febrero. Clamen al Señor para que nos abra las puertas en este país. Es una oportunidad única, ya que están cambiando sus autoridades. Solo necesitamos una firma para poder instalarnos en Trípoli en una semana... Para Dios no hay nada imposible".

Inmediatamente se organizaron cadenas de oración y algunos se sumaron ayunando y clamando por la mano de Dios en Libia.

La pequeña salita de oración se convirtió, en aquellos días, en el lugar más concurrido del barco.

Mientras las últimas funciones de teatro continuaban en Génova, y la librería se llenaba de personas, quienes no estaban trabajando, se reunían allí a orar.

Fueron tres días de intenso clamor.

En Trípoli, los tres promotores junto con Tim, seguían presentándose cada día en la oficina portuaria esperando una respuesta.

El nuevo Primer Ministro fue avisado a cerca de la posibilidad que el Logos llegara a su puerto y le pareció algo de impacto positivo para su reciente asunción, así que accedió a tener una reunión con ellos para plantear las condiciones exigidas para la permanencia del barco.

EL VIAJE QUE CAMBIÓ NUESTRAS VIDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora