—¿Jeremy?—dijo Paloma en un susurro que solo Gino llegó a escuchar.
—Vaya, vaya... el famoso Jeremy—exclamó Gino con voz fuerte avanzando hacia el muchacho recién llegado y estrechando su mano—. ¡Bienvenido a la mía cocina! Soy Gino.
La sonrisa en el rostro de Jeremy se borró.
—El famoso Gino—dijo entre dientes.
—El mismo.
—Veo que se llevarán muy bien—afirmó Sheila mirando a los dos muchachos—. Bueno, entonces te dejo en buenas manos, nos alegramos de tenerte nuevamente en el barco—agregó mirando a Jeremy—. Por favor, Gino, trata bien a este muchachito, es un excelente cocinero, seguramente te será de mucha ayuda.
—¡Ya lo creo! Nos llevaremos de maravillas—exclamó abrazando a Jeremy con un brazo sobre los hombros.
Sheila salió de la cocina y todos los ayudantes se acercaron a saludar y darle la bienvenida.
Paloma estaba inmóvil. Aún permanecía en el mismo lugar.
—¿Qué sucede? ¿No vas a darle la bienvenida?—cuestionó Gino acercándose a ella.
—¿Por qué no me avisó que vendría?—susurró.
—Quizás quería darte una sorpresa.
—Jeremy no es así... no hemos hablado en semanas... y de golpe aparece...
—Quizás algo lo movilizó a venir...
Gino hablaba muy seguro, demasiado seguro.
Paloma lo miró confundida.
—Vamos, Palo—dijo empujando su hombro—. Ve a saludarlo.
La joven respiró profundo y avanzó hasta él. Cuando el resto de los chicos regresó a su tarea, Jeremy quedó solo en un costado, levantó la mirada y se encontró con ella.
—Hola—dijo Paloma con timidez.
—Hola, Palo, me alegra verte.
Una pausa silenciosa de varios segundos le siguió a aquel saludo.
—¿Por qué no me avisaste...?
—Fue algo de último momento.
Respondió algo nervioso.
—¿Tu madre está bien?
—Sí, muy bien, gracias a Dios, todos su exámenes están excelentes y su recuperación ha sido asombrosa.
—Qué bueno.
Otro silencio lleno de intensas miradas inundó la cocina.
Había tanto que decirse.
Pero las palabras parecían estar ausentes.
Jeremy frotó sus manos con nerviosismo.
Paloma bajó la mirada a sus zapatillas.
«¿Qué nos estaba pasando?».
Hacía tres meses que no se veían.
¿Podía acaso ese tiempo cambiar la relación de amistad y cercanía que antes tenían?
—Bueno, bueno—exclamó Gino mientras se paraba junto a Paloma con una gran sonrisa—. Todos estamos felices con tu llegada, mi queridísimo Jeremy... pero hay muchas cosas por hacer... Y necesito a mi ayudante favorita—dijo pasando el brazo sobre el hombro de Paloma.
Jeremy no tomó bien aquel gesto y su rostro no pudo disimularlo.
—Te la robaré por unos minutos—soltó Gino guiñándole el ojo y sonriendo—. ¿Vamos, Palomita?
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EL VIAJE QUE CAMBIÓ NUESTRAS VIDAS
AventuraCuatro amigas deciden dedicar un año de sus vidas a servir en el barco LOGOS HOPE. Emprenden esta aventura sin comprender el alcance que tendrá para sus propias vidas y amistades. Las tormentas en el mar, los conflictos en los puertos, la cárcel y e...