CAPÍTULO 28: Escapando del pasado

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Relata Will

No todos estamos en el Logos por los mismos motivos. Mientras el tiempo transcurre, puedo comprobar que no todos llegamos aquí por las razones correctas.

Algunos quieren experimentar algo nuevo. Otros buscan el rumbo de sus futuros ministerios, o ampliar sus horizontes de servicio. Otros llegan con la genuina motivación de dar Gloria a Dios y llevar su mensaje de salvación.

...

Algunos escapamos y huimos del pasado.

Ese es mi caso.

...

Mi hermana Cathy siempre tuvo ese anhelo en el corazón de utilizar su vida para servir a Dios.

Toda su vida fue sensible a las cosas espirituales, y este llamado de Dios a dedicar un año de su vida en el Logos no fue la excepción.

En nuestra niñez y adolescencia hacíamos todo juntos en la iglesia, siempre formamos parte del equipo de teatro y planeábamos estudiar actuación cuando termináramos la preparatoria. Seríamos un gran dúo de hermanos actores y famosos.

Su proyecto de viajar comenzó un año atrás, casi al mismo tiempo que comenzaron mis problemas.

La iglesia había comenzado a decepcionarme. Sobre todo algunas personas que eran de una manera correcta y espiritual dentro de la iglesia, y luego en su vida diaria y trabajo, eran un desastre.

Mi padre había tenido problemas con los líderes y otros varios hermanos, las discusiones abundaron, las palabras hirientes, las críticas, el resultado fue que él dejó de asistir.

Desde ese momento, yo deje de mirar a Dios para centrar mi mirada en las personas y los errores que cometían, y eso me hizo decepcionarme de la iglesia.

Así que dejé de asistir a las reuniones y decidí alejarme del camino.

Mientras más lo hacía, más libre y feliz me sentía.

Parece contradictorio decir algo así, pero es la verdad. Esa fue la primera sensación al saborear el pecado. Sentí que todo lo que decían a cerca del mundo y el pecado era mentira.

Comencé a tener malos amigos. Frecuentábamos un negocio de bebidas en donde pasábamos largas horas sin hacer nada más que beber.

La vida de mi padre también cayó en decadencia, lejos de Dios no solo se volvió frío e insensible, también se alejó de nosotros, sobre todo de mamá.

Ella y Cathy asistían siempre a la iglesia y oraban por nosotros para que Dios obrara en nuestros corazones y regresáramos a sus caminos.

Fue un largo año.

Un año en donde la alegría y libertad del principio, el gusto dulce del pecado se fue convirtiendo en un grave tormento y una amarga esclavitud.

Llegó un punto donde no regresaba a mi casa a dormir. Pasaba la noche borracho, tirado en el banco de alguna plaza, en alguna esquina o en la casa de algún amigo. Cuando me despertaba y reaccionaba, caminaba hasta casa avergonzado, me prometía a mí mismo que la noche siguiente no tomaría, que podía manejar lo que me estaba pasando.

Pero nuevamente lo hacía, volvía al mismo lugar, volvía a tomar y a estar con mis amigos.

Ya no era libre de elegir qué hacer, o a dónde ir. Mi cuerpo parecía necesitar ir cada día a esa esquina y tomarcada vez más cantidad de cerveza, vodka o lo que pudiera pagar.

Ese era otro tema.

El dinero.

Gasté todos mis ahorros, hasta vendí cosas de mi pieza para poder tener el dinero necesario...

EL VIAJE QUE CAMBIÓ NUESTRAS VIDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora