Ese día el barco no abría sus puertas al público.
Desde temprano los invitados comenzaron a llegar.
Abundaban los reencuentros, los abrazos, hasta las lágrimas.
Todo estaba perfectamente decorado.
La cubierta del barco, parecía sacada de una escena de película. Había cintas blancas y tules que colgaban de las barandas, una pequeña pérgola con flores donde sería la ceremonia y una alfombra roja tendida en el centro.
Los invitados estaban arreglados y felices esperando la llegada de los novios.
Las argentinas se habían encontrado en Cádiz un par de días atrás, habían aprovechadocada minuto juntas para ponerse al día.
Giuly les contó sus angustias y temores, y cuánto las había extrañado en estos meses. Ni Andrew había podido llenar la ausencia que sus amigas habían dejado. Todas la abrazaron y animaron a seguir sirviendo. También a que compartiera esos sentimientos con su novio y juntos podrían afrontarlos mejor.
Marilina les contó que Will estaba en Houston con sus padres y que lamentablemente no había podido viajar hasta España, ya que los gastos eran muchos y pronto regresaría a Argentina.
Todas se alegraron de que esa relación marchara bien y Marilina se viera realmente feliz.
Mariel les contó de Cris, y de cómo volvieron a encontrarse un par de veces más. Los dos decidieron ir despacio, empezar de cero.
Serían buenos amigos y si Dios así lo quería... quizás más adelante... podrían hablar de una relación.
Paloma era la más callada. No solo en este momento, los días anteriores también. Siempre pensativa, distraída...
Sabían que la mesa dulce y la torta de casamiento le había llevado mucho tiempo y trabajo, pero todas tenían la sospecha de que pasaba algo más.
—Me encanta la torta—comentó Mariel para sacar a Paloma de sus pensamientos.
—Gracias—respondió la muchacha.
—Has hecho un trabajo maravilloso en toda la mesa dulce—agregó Giuliana alagando a su amiga.
—¿Todo bien, Palo?—cuestionó Marilina.
Paloma negó con la cabeza.
Las amigas se acercaron intrigadas para escuchar.
—No lo sé, chicas... creo que estoy enamorada de Gino—confesó preocupada.
Todas soltaron una carcajada.
—Eso ya lo sabíamos—afirmó Giuly.
—¿Cómo que lo sabían?
—Se nota a las leguas, Paloma—agregó Mariel riendo.
—Pero... yo acabo de darme cuenta—dijo afligida.
—¡Más vale tarde que nunca! —exclamó Marilina.
La marcha nupcial comenzó a sonar.
Las chicas hicieron silencio y dirigieron su mirada al final de la alfombra donde Sheila, vestida con un sencillo solero blanco y unas margaritas en la mano, caminaba acompañada de Cris y Alex, uno a cada lado de ella.
Los muchachos, elegantes con sus trajes negros y camisas blancas, lucían como modelos de revista.
Los hijos del capitán caminaban hacia el altar donde Mark, intentaba contener las lágrimas de felicidad.
La ceremonia fue sencilla. Tim habló con cariño a sus amigos y compañeros de ministerio. Las palabras emotivas y cercanas sacaron más de una lágrima a todos los presentes.
Terminada la ceremonia, la fiesta se llenó de risas y música.
La brisa fresca del mar envolvía a todos los tripulantes e invitados.
Todos eran una gran familia, la familia del Logos, y estaban felices con la unión de Sheila y el capitán.
Muchos puertos más esperarían la llegada el barco.
Muchos nuevos tripulantes pasarían parte de sus vidas en aquellos pasillos y camarotes...
Muchas más personas escucharían el evangelio gracias a este maravilloso ministerio...
Más que un barco...
Más que tripulantes...
Mas que una biblioteca flotante...
Un verdadero hogar para todos los que viven o que alguna vez vivieron allí...
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EL VIAJE QUE CAMBIÓ NUESTRAS VIDAS
AventuraCuatro amigas deciden dedicar un año de sus vidas a servir en el barco LOGOS HOPE. Emprenden esta aventura sin comprender el alcance que tendrá para sus propias vidas y amistades. Las tormentas en el mar, los conflictos en los puertos, la cárcel y e...