CAPÍTULO 1

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- ¿De verdad que no me vais a decir dónde narices vamos?.- preguntó desesperada Alba mientras observaba como una de sus amigas hacía su pequeña maleta roja de mano.

- No, y por cierto... ¡coge la chaqueta de esquiar!!!.- le dijo ilusionada Vane señalando el armario.

- ¿Nos vamos a Granada el puente de todos los santos a esquiar?. Yo pensaba que nos íbamos...

- Callateeee, bocachanclas.- levantó la ceja en modo protesta Vane a Inma.


Este grupo de amigas se conocían de toda la vida y cada vez que una de ellas tenía un problema ahí estaba el resto y aunque Alba no tenia ningún problema, todavía, sus amigas sabían lo duro que era estas fechas para ella y querían llevarla lo más lejos posible para que no pensara en ello.

- De verdad chicas, ¿Vamos a esquiar?. Es por hacerme un seguro antes de salir de aquí. Recordar que la ultima vez que se os ocurrió llevarme a esquiar, me rompí el codo.- Señaló su codo izquierdo.- Os recuerdo que a causa de esa rotura se cuando va a cambiar el tiempo y me tengo que empastillar por el dolor.

- Tranquila, no vamos a esquiar, pero vamos a pasar frío.- contestó Inma dando un abrazo a su amiga sin añadir nada más.

- Vale, veo que no me decís nada.- iba de un lado a otro por la habitación mientras Vane la hacía la maleta.

- Solo diré que te darás cuenta o casi cuenta cuando lleguemos al aeropuerto y te recuerdo que tenemos que estar en menos de una hora allí, el avión sale en dos horas.- advirtió Vane con voz autoritaria.

- Tenemos tiempo de sobra.- contestó Inma mirando el reloj de la mesita de noche.

- No, no lo tenemos si queremos pasar los controles y llegar a tiempo. Venga, termina de hacer la maleta por si se me ha olvidado meter algo importante para ti y nos piramos a la de ¡Yaaa!!!.- pego un grito estridente.

- A sus ordenes.- dijeron al unísono Inma y Alba y Vane puso los ojos en blanco.


Llevaban meses planeando a sus espaldas esa escapada de varios días para que Alba no pensara en Ángel.

Las fechas de todos los santos eran duras y más cuando habías perdido a un ser querido y es lo que le paso a Alba. No solo perdió a su marido, sino que cuando se lo notificaron, fue tal el dolor que sintió que se puso de parto con tan solo cinco meses de embarazo perdiendo también a su hija nonata, la cual la abandonó el mismo día que su padre, sin poder despedirse de él.

Hacía más de cinco años que eso había ocurrido, pero esas fechas para ella seguían siendo muy dolorosas.

Alba y Ángel se conocían de toda la vida, es más, Alba conoció a Ángel en el cumpleaños de su hermana mayor.

Como su hermana no quería tenerla por allí ya que era demasiado pequeña para estar con sus amigos, la encerró en la terraza y corrió las cortinas para que nadie pudiera ver que estaba allí.

Alba ponía la oreja en el cristal del gran ventanal que se abría al comedor para escuchar lo que estaba pasando y una de las veces, un chico rubio de ojos verdes abrió la puerta y ella cayó dentro del comedor, y sin decir nada, salió corriendo a la cocina huyendo de los gritos de su hermana llamándola mocosa.

Ángel iba a menudo a su casa para estudiar, pero todo tenía un porqué, resulta que a su hermana le gustaba, le gustaba mucho ese compañero de clase.

Se fue enamorando poco a poco de él, sus ojos, su pelo sedoso y su voz, vale, ella era una cría, pero podía soñar despierta que era una princesa y él, su príncipe azul.

Tú eres AlbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora