CAPÍTULO 49

33 3 0
                                    

Alba entró en el salón con su incipiente barriga, andando con las piernas abiertas y las manos en sus riñones.

- No creo que estos dos estén aquí dentro más de dos semanas. ¿Verdad?.- se dirigió a sus amigas y varias criadas que estaban allí.

- Si se entera Alistair que has bajado te mata y después nos mata a nosotras.- señaló Isobel a las presentes.

- Si no lo mato yo antes. Te juro que como me ponga un maldito dedo sobre la piel, uf.- todas rieron.

- Anda ya, si anoche os escuchamos gemir.- Alba abrió los ojos como platos.- Ha tomado como un hábito lo de atarte al dosel, ¡¿eh?!.- insinuó Inma y Alba se sonrojo.

- No voy hablar de ese tema y menos contigo.- advirtió mientras se sentaba en una silla.- ¿Dónde están los hombres?.

- Se marcharon antes del amanecer a cazar en la zona de Lochranza, tu marido insistió que hay buenos venados.- dijo Isobel.

- Como me tenéis encerrada en mis aposentos no me entero de nada.

- Serás tú, porque el castillo sí se entera de tus gemidos.- repitió Inma de nuevo y Alba se sonrojo más.

- Está de broma, ¿Verdad?.- pregunto preocupada a Isobel y esta negó con la cabeza.

Hacía unos quince días que Isobel y Duncan habían llegado al castillo ya que los señores de Arran les solicitaron su presencia allí por el inminente nacimiento de sus hijos. Ellos serían los padrinos del primero que naciera.

- ¿Tanto placer te da Alistair?.- preguntó una curiosa Isobel.

- Ósea, que si me han escuchado.- se mordió el interior de la mejilla.

- Yo creo que hasta en Edimburgo.- le contestó y Alba se tapó la cara de vergüenza.

- No se que me ocurre estos días, pero estoy más salida que el pico de una mesa, me apetece todo el tiempo.- bajo la mirada avergonzada.- Además dicen que es bueno para acelerar el parto y necesito que estos dos monstruitos salgan de mi útero ya.- alzó algo la voz.

- Escuché hace una semana que aun no habíais encontrado partera. ¿Es cierto?.

- Es como si nadie quisiera venir a la isla a ayudar.- suspiro Alba.- No se que voy hacer si me pongo de parto, al menos esta Kendrick y Leslie que me pueden ayudar.

- Yo mande una misiva al primo de Duncan, Evan. ¿Lo recuerdas? .- Alba asintió.- Su prometida ha ayudado en algún parto en las tierras y le pedí que vinieran. No creo que tarden mucho.

- Gracias.- Alba le tomó las manos y se las apretó con gratitud.- Toda ayuda es bienvenida.


Durante la mañana las mujeres dieron un pequeño paseo cerca del castillo para que Alba estirara las piernas, los hombres tal y como comentaron estaban cazando y no sabrían a qué hora regresarían.

Alba entró en la cocina y a regañadientes de Maisie que solo sabía decirle que fuera a descansar, decidió preparar la cena y uno de sus postres, aunque con una condición, ella supervisaría la cena sentada en la mesa, dirigirá a las criadas, ellas la harían con las instrucciones de esta.

No era raro ver a Alba desayunar en la cocina junto a los criados, pero ese día estaba cansada y decidieron comer allí con ellos, estarían más acompañadas.

Escuchaba historias sobre la infancia, juventud y adolescencia de Alistair y Bryson, la mente pecaminosa de Alba empezó a imaginar cómo era su marido de joven y lo que hubieran podido aprovechar el tiempo si ella hubiera viajado antes a través de este.

Tú eres AlbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora