CAPÍTULO 48

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El cielo estaba cerrado, parecía que se avecinaba una tormenta de verano. Alba se despertó sobresaltada al sentir una extraña presión en su tripa.

- ¡¿Se puede saber qué haces ahí apoyado?!. ¡Me has asustado! .- se restregaba los ojos somnolientos.

- Puse la mano mientras dormía y me di cuenta de los movimientos. Llevo rato sintiendo como se mueven.- su sonrisa se hizo enorme.

- ¿Moverse? .- pregunto sorprendida.- Esos dos se pasan el día peleando por el espacio.

- Entonces, ¿Siempre es así?.

- Siempre no, pero la mayoría del tiempo si.- ella le acarició el pelo.

- ¿Te duele? .- se arrastró hacia sus labios sin quitar la mano de su vientre.

- No, me encanta. Sé que están bien y eso me da paz.

Alistair la beso, se puso entre sus piernas y ella sintió como su miembro estaba duro rozando sus muslos.

- Me encantaría repetir lo de anoche.- le confesó él con voz ronca.

- Y a mí, pero el castillo está despierto y nos pueden oír.- él se entristeció al escucharla, pero tenía razón.

En ese momento llamaron a la puerta.

- Primo, tenemos que hablar y tienes dos opciones, o sales o entro. Elige.- sonó la voz fría y distante de Bryson tras la puerta.

Alistair con premura se puso el pantalón que llevaba la noche anterior y abrió un poco la puerta.

- Ahora bajo al comedor, por favor, que nos preparen el desayuno y charlemos mientras tanto.

Bryson asintió y se marchó a hacer lo que el señor le había solicitado.

- Tenías razón.- dijo mientras cerraba la puerta.- Lo de anoche hay que repetirlo pero cuando todo el castillo duerma.- ella asintió.

- Lo he notado serio. ¿Tú no? .- él negó con la cabeza.- La verdad es que me he portado con él como una arpía.- se confesó.

- ¿Una que? .- Alistair se iba acostumbrando a esas palabras de otro tiempo.

- Una bruja, mala mujer, mala prima y le he echado la culpa a las hormonas, pero realmente tenía celos de ver que él estaba disfrutando con Inma, y tú no estabas aquí conmigo.

- ¿Qué me he perdido? .- preguntó curioso.

- Tú primo e Inma empezaron una relación cuando él regresó.

- Sabía que él tenía prisa por regresar y ahora se la razón.- comenzó a reír.- ¿Qué tenéis las españolas que nos volvéis locos?.- se puso encima de ella.- Venga vístete y bajemos a desayunar, estos dos monstruitos.- le beso la tripa con ternura.- Deben de estar hambrientos.

- Voy.

Mientras Alistair terminaba de vestirse, Alba se puso un vestido blanco con pequeñas flores lavanda, con escote cuadrado y caída evasé bajo el pecho con mangas abullonadas. El corte de este hacía que se viera una prominente barriga de embarazada.

- Me encanta verte así.- la miraba él desde la puerta.- Estás preciosa con esa tripa.

- Pues disfruta porque te queda poco para dejar de verla y te aseguro que ya no tengo edad para volver a pasar por esto, ni quiero.

- Bueno, ya lo veremos.- le advirtió en tono amenazante.

- ¿Perdona? .- alargó demasiado la "a" sorprendida por su amenaza.- No te equivoques que yo también sé que hacer para no verme en esta tesitura nuevamente.

Tú eres AlbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora