- Anda dormilona.- le susurraba con cariño.- Levanta, nuestros hombres están a punto de llegar y tenemos que unirnos a la comitiva.- la zarandeaba al no conseguir despertarla.
- Un poquito maaas.- se tapo bajo la manta.- La culpa es tuya no me has dejado dormir.- se escucho un puchero.
- Ahora dirás que te obligue hacerlo- le quito la manta y estudio cada hueco de su piel desnuda.
- Vale, yo tuve algo que ver.- se sentó en la cama.- Pero te recuerdo que tú...- le señalaba con el dedo índice y él la calló con un beso.
- No podemos hacerlos esperar.
- Esta bien, pero tengo que ponerme la misma ropa de ayer.
- No, Bryson nos ha traído ropa.- le tendió una bolsa de tela con ropa.
Alba se sorprendió al ver una camisa limpia, su chaleco negro, los pantalones del mismo color y sus botas altas de montar y con cara de sorpresa pregunto.
- ¿Dónde esta mi marido y que has hecho con él?.- él empezó a reír.
- Entiendo porque querías ir cómoda.- le acaricio la tripa desnuda y se le erizo a ambos la piel.- Vas menos ajustada, ¿no?.
- Es incomodo para hacer pis, pero me siento libre.
- ¿hacer pis?.- sus risas se escuchaban en toda la posada.- Anda, vístete ya que si no lo haces te vuelvo a poseer.- Alba le hizo ojitos y se mordió el labio.- Alba no.- dijo con autoridad y contundencia.- Tenemos que marchar ya.
- Joooo, es que quiero más.
- Te prometo que lo tendremos en llegar al castillo y sabes, que estas promesas siempre las cumplo no te vas a escapar.- le beso la frente y se fue dirección a la puerta.- ¡Te quiero a bajo ya!, ¡entiendes!!!.- sentenció, ella asintió, se levantó y cuando este cerró la puerta, ella entre murmuros dijo.
- Me quieres y punto.- sonrió y comenzó a vestirse.
Alba salió de la posada y busco a su marido el cual estaba junto a Bryson. Ambos estaban hablando con dos jóvenes a los cuales no había visto jamás.
- Ya esta aquí la dormilona.- dijo Bryson con burla.
- Vale, admito que me he convertido en la bella durmiente, pero al menos no soy un engreído.- le saco la lengua.
- Ella misma se llama bella.- dijo a carcajadas.- ¡y el engreído soy yo!!!. Buenos días preciosa.- le dio un sonoro beso mientras su primo los miraba de reojo.- Espero hayas tenido sexo con él, porque fijo me mata por haberte dado un beso.- dijo en susurros y ella rio.
Alba al escuchar la confesión de Bryson y comprobar como este los miraba de reojo se acerco muy zalamera a su marido y le rodeo la cintura con una mano bajando con lentitud por la cadera hasta llegar a su culo.
- Te he echado de menos.- susurro con picardía y mojo sus labios.
Alistair sorprendido la miro y le correspondió con un beso lento y profundo de los que te dejan sin respiración.
- Ellos son Evan y Bruce. Ambos te protegieron anoche mientras Bryson me avisaba de que estabas aquí.- Alba los miro a ambos y sonrió haciendo una leve reverencia solo con la cabeza.- Y ella es Leslie, su hermana. Irás en la carreta con ella.- y antes de que fuera a protestar le dijo con voz baja y templada.- Es una orden, hasta nuevo aviso, no puedes montar.- levantó una ceja y Alba no rechisto.
Alistair ayudo a subir a su mujer en la carreta, la miraba de reojo y sabia perfectamente que ella estaba enfadada por no montar a stoirm, pero esta vez no se iba arriesgar.
- De verdad, no entiendo porque tengo que ir en una carreta y no a lomos de mi caballo.- le dijo en susurros mientras le sostenía el brazo para que no se alejara hacia su caballo.- Si hasta ayer lo estaba haciendo.- protesto, le soltó y se cruzo de brazos.
- Ayer no sabia que estabas embarazada y menos aun que son dos. No voy a poneros a los tres en peligro.- le apretó el muslo para que lo mirase.- Por favor Alba.- sonó a suplica.- Por una vez, hazme caso y déjame que os cuide.
En ese momento Alba se dio cuenta que el tenia razón, le cogió la mano que tenia en su muslo y le beso los nudillos.
- Leslie, cuídala.- se alzo con la fuerza de sus brazos y le robo un beso a su mujer.- No te dejare sola, lo prometo.- se monto en su caballo y comenzó a dirigir la comitiva.
- ¿Son tus hermanos?.- Leslie solo asintió moviendo la cabeza sin mirarla.- ¿Te molesta que vaya contigo?.- Leslie se giro para mirarle fijamente con sus ojos azules cielo bien abiertos y negó asustada con la cabeza.- No soy la señora de Arran- miraba al frente buscando a su marido entre todos sus hombres.- No soy la señora de nadie, solo soy Alba.
- Es-e-es.- tartamudeo.- que ten-te-tengo miedo.
- ¿Por qué?.- Alba giro su cuerpo y le tomo una de las manos.- No te voy hacer daño, ninguno de nosotros.- miro alrededor de ellas.- Leslie sonrió levemente.- Anda cuéntame algo de ti.- volvió a negar con la cabeza.- ¿Tienes vergüenza?.- ahora asintió por primera vez y sonrió al mismo tiempo.- Vale, pues empiezo yo.- Alba levantó las cejas y movió la nariz con gracia pensando que contarle.- Soy española, por eso mi raro acento. No se si mi marido te ha dicho algo pero me ha castigado a ir contigo en la carreta porque estoy embarazada de gemelos.- resoplo.- De unos tres meses más o menos, cree que soy una loca montando a stoirm y prefiere tenerme vigilada aquí, contigo.- Alba le regaló una sonrisa sincera.- Estoy deseando que pasen ya estos primeros meses y que se acaben las nauseas matutinas y los vómitos.- suspiro Alba.
- Yo-yo.- carraspeo.- Yo puedo a-ayu-ayudar.
Alba volvió a girar su cuerpo mirándola sorprendida.
- Por dios bendito y por la santísima Virgen del Remedio, que he de hacer. ¡Me pongo en tus manos!.- Leslie sonrió al ver la naturalidad de la señora.
- Us-ust-usted señora, no es-e-es común.
- Si yo te contara, verías lo poco común que soy.- ambas rieron.- Lo primero que tengo que decirte, es que no me llames señora, lo odio.- puso los ojos en blanco.- Y lo segundo, si tu vergüenza es por tu tartamudez, de verdad, tranquila, tenemos un largo camino para conocernos y si a ti no te importa a mi menos- le volvió a sonreír y Leslie miro al suelo con timidez.- Ahora por la Santa Faz, dime que he de hacer para no tener estas nauseas.
Durante el camino le conto que entendía de plantas y que perfectamente sabia utilizarlas para el bien e incluso para el mal. Se giro tras ella y de una gran talega de piel saco una pequeña bolsa, la abrió, puso unos polvos, los observo y le dijo.
- Mo-moj-moje su dedo y chupe lo-o-lo que se le pegue en-e-en-el.
Alba la observo con curiosidad pero desesperada porque ese mal estar desapareciera hizo lo que ella le dijo y al cabo de un rato empezó a encontrarse mejor.
- Gracias por aparecer en mi vida.- abrazo con sinceridad Alba a la chica.
Durante el resto del camino antes de parar para montar el campamento y pasar la noche al raso como otros días atrás, Alistair, Bryson e incluso Isobel junto a su marido Duncan iban a menudo para ver como se encontraba y Alba les conto que gracias a Leslie estaba mejor que nunca, que sus nauseas habían desaparecido y que tenia un hambre atroz. Mientras Isobel y Duncan no se acercaban, ella no dejaba de observarlos, lo felices que estaban uno al lado del otro, ambos se habían quitado una espinita del corazón, la del amor.
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Tú eres Alba
RomanceDespués de casarse con su amor platónico todo cambia de la noche a la mañana y no le apetece que nadie mas ocupe su lugar. En un breve espacio tiempo conoce a dos hombres que le atraerán, pero ¿Alguno de ellos podrá hacerle olvidar a su primer amor...