CAPÍTULO 17

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Los primeros rayos de sol entraron en la habitación que desde hacía dos días compartía con Alistair por un momento le pareció fría, y al girarse comprobó que la cama estaba vacía, en ese momento se le encogió el pecho al imaginar que él se comportaba así porque ya había tenido de ella lo que quería, << los hombres de esta época se parecían en ese aspecto a los de la suya>> pensó y una llamada en la puerta la hizo volver en sí.

- Buenos días señora.- entro el medico en la habitación limpiándose las gafas.

- Hola Kendrick. No esperaba que me visitará hoy.

- Y no iba a hacerlo pero el señor me insistió.- se rasco la cabeza nervioso.

En ese momento Alba recordó que estaba desnuda y se sonrojo.

- Podrías salir un momento, no estoy visible.- se tapó más aún con las pieles.

- Sí mi señora.

Cuando la puerta se cerró, Alba suspiró. <<Podía ser que si la deseara y lo que no quería era hacerle daño>> no podía ser como los chicos que se acostaban con sus amigas, él no podía ser como esos chicos que después de una segunda cita no aparecían en la tercera, le demostraba que se preocupaba por ella.

- Señora, ¿puedo entrar ya?.- pregunto sin asomar la cabeza.

- Si, por favor. Lamento la espera, llevo unos días...

- ¿En las nubes? .- le cortó Kendrick y ella suspiro.

- Si. Aunque quiero saber y nadie responde mis dudas.- se tocó el pelo nerviosa.

Kendrick le quitó las tablillas, le movió un poco el tobillo y Alba se quejó.

- Le duele, verdad.- ella negó y miró al suelo.

- Si, es que. Necesito que él, que yo ...- se hizo un incómodo silencio mientras sus mejillas se teñían de rojo intenso.

- Alba, jamás hemos visto al señor tan feliz, no piense cosas raras.

- ¿Y qué cree que pienso? .- le preguntó incómoda.

- Se preocupa por usted. Antes de ir a la batida me pidió que le curase, pero todo lleva su tiempo. Creo que él está tan desesperado como usted, pero todo pasa y llega.- sonrió.- Voy a darle hoy unos masajes con esto.- era una pasta espesa y con un olor fuerte a mentol.- Esto se lo puse la primera vez que llegó, además le daré una taza extra de...

- Uff solo de pensarlo se me ha revuelto el estómago.- le dio una arcada y el rio.

- Espero que con los masajes, el calor y el remedio, mañana pueda ponerse en pie con muletas, pero siempre y cuando la examine y compruebe que no le duele.- ella insistió.

- Haré todo lo que me diga.

- Si, eso también lo sé. El señor me informó, y si no lo hace, será castigada por él.- Alba sonrió.

- A veces me dan ganas de hacerlo.- dijo en voz alta y se sonrojó.- Retarlo hasta donde seria capaz de llegar.- Kendrick se sorprendió de su confesión.

Mientras ella se imaginaba de que manera podría castigarla y todas ellas eran sexuales, el medico empezó a darle un masaje con esa mezcla de mentol y empezó a notar que la piel le ardía. Estaba tumbada en la cama, mordiendo la almohada pensando que el dolor que sentía debía irse, <<no hay dolor>>.

Cuando terminó y se lavó las manos en una zafa que allí había, quiso ayudarla a levantarse y que desayunara en la mesa, pero le había hecho tanto daño que no quería moverse de la cama. Sin proponerlo habían conseguido que Alba no se moviera de la cama, así que cuando salió de la estancia avisó para que le sirvieran el desayuno en la cama.

Tú eres AlbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora