CAPÍTULO 33

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Unos golpes sonaron en la puerta donde Alba seguía durmiendo.

Hacia horas que ella estaba sola en la cama. Alistair como cada día se había levantado antes de que el sol saliera para entrenar con sus hombres y empezar hacer sus tareas diarias, revisar cuentas, dirigir a sus guerreros y trabajadores.

Esa noche ambos no habían casi dormido ya que tal y como él le prometió, intentó saciar la sed de placer que tenía de su mujer, y por unas horas, consiguió que ella olvidara sus demonios.

- Alba, soy Mary. ¿Puedo pasar? .- volvió a golpear la puerta.

-- Si, entra.- contestó con voz somnolienta.

- ¿Te encuentras bien? .- le preguntó mientras cerraba la puerta tras de sí.

- Si, no solo estoy bien, me siento mejor que nunca.- se desperezó estirando los brazos sobre su cabeza y sonrío.

- ¡Entonces ya se lo has contado!!!.- movía las cejas con picardía.

- No, aún no.- bajo la cabeza avergonzada.

- Alba no debes demorarlo más.

- Lo sé, pero tengo miedo y no encuentro el momento adecuado para hacerlo.

- ¿Por qué tienes miedo?. Es de él, ¿no???.- preguntó intrigada.

- Claro que es de él. Solo he estado en mi vida con dos hombres y con ambos casada.- le confesó y añadió.- Tengo miedo porque perdí a un hijo en mi anterior matrimonio y no quiero que vuelva a suceder.

- Alba, no tiene porqué suceder.- se sentó en el borde de la cama junto a ella y le tomo la mano.- Tienes que estar tranquila y disfrutar de tu estado.

- Lo se, lo intento, pero...- suspiró.- Tengo miedo.- en ese momento, Alba miró a los paquetes que Mary había dejado en la esquina de la cama y cambió de conversación, no quería ponerse más triste.- ¿Qué llevas ahí?- preguntó ilusionada.

- El vestido que me pediste y dos más. Las niñas empezaron a coserlos en el barco, no se si recuerdas que te lo comentaron.

- Es verdad, ¿puedo verlos?.- preguntó con curiosidad mientras se sentaba sobre sus talones en la cama.

Mary abrió el primer paquete que estaba cerrado en una tela oscura. El vestido era de hilo blanco, con escote cuadrado y hombros abullonados, las mangas eran rectas con un volante al final de ellas, tenia una sobrefalda beige con fondo de flores negras sobre un gran cinturón de cuero negro.

- Es precioso, es parecido al de miles de flores.- Tocaba la tela Alba.

- Más bien es la unión de varios vestidos, el del escote cuadrado y el de mil flores. Se le ocurrió a Anne. Insistió que el escote cuadrado te queda muy bien, realza tu pecho.- Alba se sonrojo.

El siguiente paquete que abrió, era el vestido que le encargó con el tartán. Había quedado precioso.

Y el tercero, era un elegante vestido de lana rojo borgoña con cuello barco, ceñido a la cintura y cuerpo evasé. En el escote y en las mangas estaba finalizado con piel marrón, seria de lobo, oso o zorro, ella no lo distinguía.

- Son preciosos Mary. No puedo decir nada malo de ellos.

- Ese es mi cometido señora.

- Alba por favor. Si hace un momento me has llamado así.- le reprocho.

- No estoy acostumbrada.

Se levanto de la cama y puso los tres vestidos sobre la cama, disfrutando de la belleza de estos y sin tener ninguna duda, esa mañana iba a estrenar el mas significativo. 

Tú eres AlbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora