CAPÍTULO 24

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Los hombres de Alistair estaban entrenando en un lateral del castillo cuando vieron que a lo lejos aparecía una comitiva de caballos, carretas llenas de ganado y personas que no eran conocidas y frente a ellas la figura de Bryson abriendo paso a todos. Llevaba fuera un poco mas de una semana y aunque estuviera cansado trasmitía fuerza, poder, respeto, eso era lo que recibía de sus hombres y de su gente.

La voz se fue extendiendo por todo el castillo y en las puertas de este, estaba el señor de Arran con las piernas clavadas en el suelo y sus fuertes brazos cruzados sobre su pecho con una mirada de incertidumbre y sorpresa.

- ¿Se puede saber a quién diantres le has robado todo lo que llevas?.- gritó Alistair cambiando su mirada a una gran sonrisa y abrazó a su primo nada mas bajar del caballo.

- Veo que no has hablado con tú prometida, ¿verdad?.- Alistair levantó una ceja.

- ¿Qué os traéis entre manos?. ¡Te dije que te alejaras de ella!.- le tocó con un dedo en el pecho y Bryson se rio.

- Ojalá fuera para lo que piensas, pero está ciega por ti.- le dio un golpe en el hombro y se dirigieron hacia las caballerizas.

Bryson le estaba contando todos los pasos que había dado para encontrar a la familia de Caillic y a ella misma pero la búsqueda no le llevó a ningún lado, nadie conocía a la muchacha y menos aun tenia familia en la ciudad. Su primera conclusión era que la misma tierra se la habría tragado, pero conociendo a su primo, la habría matado para que no fuera un problema para él. Estaban tan absortos en su conversación que no escucharon entrar a Alba, la cual cuando vio a Bryson, se tiró directamente a sus brazos, consiguiendo que su marido se volviera loco de celos sin quererlo.

- Ejem ejem.- carraspeó Alistair.- ¿Tengo que preocuparme por algo?.- alzo la ceja izquierda.- ¿Me he perdido algo entre ustedes dos?.- pasaba su mirada de su amada a su primo mientras cruzaba brazos en el pecho enfadado esperando una explicación.

- No amor.- le dio un beso que le dejó con ganas de más y la sujetó de la cintura con posesión.- He comprobado que has traído todo lo que te pedí.- sonrió Alba.

- Todo y más.- le dio una pequeña bolsa con monedas.

- De verdad, me estoy empezando a enfadar, lo pregunte antes y lo vuelvo a preguntar. ¿Se puede saber de una vez que os traéis entre manos? .- arrugó la frente mientras la mandíbula se le tensaba formando una fina lineal en sus labios.

Bryson ignoro la pregunta aunque fuera insistente, le dio la espalda y comenzó su paso dirección a la salida de las caballerizas, necesitaba un baño y descansar, pero antes de salir de allí levantó los brazos cómicamente y respondió.

- A mí no me metas, es cosa de tú mujer.

Alistair miró con recelo a Alba justo después de perder de vista de la espalda de su primo, ella  alzó su mirada para comenzar a contarle la verdad.

- Primero, quítate de la cabeza lo que te estás imaginando.- abrió mucho los ojos y y le dio golpecitos en el pecho con el dedo índice mientras se lo decía.

- ¿Y según tú?, ¿Qué es lo que me estoy imaginando?.- le cogió la mano y la puso detrás de ella mientras la sujetaba.

- La verdad.- soltó el aire que le oprimía el pecho y le miro fijamente.- Uff, sabes , no quiero ni decirlo. Pero te dejo claro que no es eso. Le pedí a Bryson que me vendiera unas joyas familiares.

- Alba, ¿por qué?. ¿No debes? .- le cortó enfadado, la soltó y se giró dándole la espalda.

- Mi madre solía decir; "para que entren cosas nuevas hay que deshacerse de lo viejo"- se acerco a él y le acarició la espalda.- Y quiero ayudarte con todo. No quiero ser la señora del castillo si no formó parte de él y que mejor manera que ayudándote con lo poco que tengo. Lo entiendes.

Tú eres AlbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora