CAPÍTULO 16

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El sol de la mañana ya entraba por la ventana cuando la puerta de la habitación de Alistair se abrió de golpe irrumpiendo en ella una asustada y agobiada Maisie que empezó a gritar cuando llego al centro de la estancia.

- Señor, Alba no está. Se ha escapado.

Ambos se despertaron de golpe y Alba se escondió bajo las sábanas sin ser vista mientras Alistair se sentó con cierta parsimonia en la cama, frotó sus ojos y vio cómo tras esa adorable mujer estaba su primo muerto de la risa.

- Señor, lo siento, no sabía que usted no estaba solo. -se ruborizó.- Solo informar que la señora Alba no está en sus aposentos y seguro que con lo que ocurrió ayer ella ha huido y herida.- se le quebró la voz.

- Maisie, avise a Kendrick que venga, y traiga el desayuno.

- Y qué hacemos con Alba.- se giró y se dirigió a Bryson.- Hay que preparar una partida de búsqueda.- le dijo mientras lo zarandeaba.

- Si, creo que es una buena idea señora Calahn.- le dijo irónicamente riendo.- Es más, creo que deberíamos ofrecer recompensa. No crees primo.- Alistair frunció el ceño y tirando un poco de las sabanas Alba apareció entre ellas sonrojada y muerta de vergüenza.

Alistar miro a su lado como la mujer que había conquistado su corazón estaba ruborizada, el color rojo de sus mejillas la hacían ver hermosa, sus labios seguían hinchados de los millones de besos que le dio durante toda la noche, su pelo estaba alborotado de haberlo tenido entre sus dedos peinándolo con ternura y el brillo de sus ojos mostraban la vergüenza que sentía de que la descubrieran allí, desnuda, en su cama. Si, era una mujer fuerte y valiente pero en el fondo de su corazón era dulce y tímida a la vez y eso hizo que se enamorase más de ella.

- Señor, niña, pero...-les miró desconcertada primero a uno y luego al otro.- Como os gusta reíros de la pobre y vieja señora Calahn.- Salió rápidamente de la habitación cerrando con un gran portazo que retumbó en todo el castillo.

- Al final. Mi primo necesitaba sexo.- se dirigió Bryson a Alba.

- No lo ves, no ha gruñido.- levanto con gracia los hombros.

- Todavía no, pero ponerme a prueba. Seguir tocándome las narices.- y Alba cómicamente le tocó con su dedo índice la nariz y Bryson rio.

- Te he dicho que me encanta esta mujer.- guiño un ojo a Alba.

- Aléjate de ella.- gruñó Alistair.

- Sabes, no se que le has dado a mi primo pero me gusta. Ah, por cierto, te queda bien el corte de pelo y la barba. -salió de la habitación.

Alistair no se acordaba que Alba le arregló la barba y cortó el pelo, todo pasó tan rápido que solo se centró en el placer de ambos y ni se miró en el espejo.

Se levantó de la cama para ponerse los pantalones que la noche de antes dejó tirados en la entrada de la estancia, tenían tanta prisa de tenerse el uno al otro que la ropa se quedo esparcida por la habitación. 

Alba estaba hipnotizada mirando cada movimiento del guerrero, sin darse cuenta estudió cada parte del cuerpo desnudo que tenía delante e inconscientemente se mordió el labio inferior deseando repetir lo que horas antes habían hecho.

Cuando Alistair se giró y vio cómo lo miraba, se dirigió a ella.

- Veo que te gusta lo que ves.- sonrió.

- Eh, perdón.- asintió mientras se ruborizaba.- Si, me gusta lo que veo y ahora más.

- Antes no.- le hizo cosquillas y ella al moverse grito de dolor.- Perdona, no me acordaba que tu tobillo...

Tú eres AlbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora