CAPÍTULO 5

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Cuando llegaron al pequeño hotel eran casi las dos de la tarde, el tiempo que duro el trayecto se le hizo demasiado corto con la compañía de Michael y aunque por un momento creyó su historia de fantasmas y amor, estaba convencida que simplemente era eso, una bonita historia para romper el hielo y conocer a alguien. Sus tripas comenzaron hablar entre ellas, era la hora de comer en España, pero no en escocia y pensando que con lo mal que lo habían pasado sus amigasen el ferry lo que menos les apetecería era comer algo aunque ella estuviera famélica.

- No vuelvo a subirme en un barco.- dijo Vane tirándose sobre la cama.

- Ni yo en un ferry.- rio Inma.- Estoy malísima.

- Pues os recuerdo que tenemos que regresar y habrá que cogerlo...

- No, que venga un helicóptero de salvamento a buscarme o de lo que sea, pero no quiero volver a pasarlo así de mal. - suplicaba Inma.

- Tranquilas, le he dicho a Angi que os traiga algo parecido a la biodramina, veréis que la vuelta no es tan mala.- Alba deshacía su equipaje.

- Ósea, que tú has tomado eso y no nos has ofrecido, mala gente.- entrecerró un ojo Vane.

- No. Yo estoy en paz con el mar, pero Ángel lo necesitaba.- sus ojos se entristecieron.

- Por cierto, ¡te vimos hablando con el pibonazo!!!.- afirmó Inma acostada en su cama.

- ¿Quién?.

- Anda no disimules y desembucha.- exigieron ambas amigas al unísono.

- Se llama Michael, es escocés y me hizo ameno el viaje, no hay nada mas que contar.- siguió sacando la ropa de su maleta.

- ¿Y qué más???.Sigue contando.- le suplicaron.

- Nada más. Me pidió que estuviera en el puerto a las tres.

- Eso es en menos de media hora. Debes ir, venga vete.- le ordeno Inma mientras le quitaba la ropa de las manos mientras la dirigía hacia la puerta con disimulados empujones.

- ¿Me estás echando de la habitación?.- dijo sorprendida.

- Sí. Y si no lo hace ella lo hago yo.- intervino Vane.- Creo que es la mejor idea que ha tenido Inma en mucho tiempo. Venga, vete.

- ¿Y vosotras???.

- Nosotras descansaremos. Llevas el móvil, ¿no? Nos llámanos si pasa algo.


Alba no llegó ni acoger su mochila, vio como recorría la distancia desde su cama hasta sus manos volando. Vane la había lanzado con tanta fuerza que llego a pensar que le iba a dar directamente en la cara. Lanzo besos al aire a sus amigas, abrió la puerta y se dirigió hacia donde había quedado con Michael, sinceramente era lo que le pedía el alma y si sus amigas la habían echado del cuarto a la fuerza es porque ellas pensaban de la misma manera, no estaba haciendo nada malo, repetía una y otra vez, <<no estoy haciendo nada malo>>.

Recorrió la distancia que separa el pequeño hotel hasta el puerto, y nada mas pisarlo, sus ojos fueron directamente a su figura, es como si un hilo rojo invisible estuviera unido a ella desde lejos observo como este miraba al mar, eso le recordó a como ella siempre miraba así al horizonte del mediterráneo, sin hacer ruidos se fue acercando el y con timidez y miedo dijo en un tono de voz demasiado bajo.

- A ti también te transmite tranquilidad. Yo me pasaría las horas mirando al mar, duele menos.

Michael se giró, no esperaba encontrarla justo a sus espaldas, no creyó que ella acudiera a verlo, pero allí estaba, mirándolo con los ojos llenos de vida, de luz, ese color tan extraño entre verdes y marrones que le recordaban al final del verano, si, tuvo que admitir que lo habían hipnotizado y cuando volvió a ser consciente que ella seguía parada detrás de él mientras la mirada, se percató que ella se estaba dando calor con las manos en los brazos sin dejar de sonreír, esa sonrisa que a él se le antojaba perfecta.

Tú eres AlbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora