CAPÍTULO 40

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A la mañana siguiente Alba se despertó sola en la tienda y aunque en ese mismo momento le dolió, empezaba a importarle menos. Se aseo, se puso su vestido de mil flores con un sobre vestido verde oliva abrochado debajo del pecho para disimular su tripita. Sobre sus hombros se coloco una capa negra con capucha y pelo en el cuello para que le abrigara. Fue directamente hacia Stoirm, no solo le apetecía cabalgar, también necesitaba ir a la ciudad y hacer posiblemente un último negocio.

- ¿Dónde crees que vas? .- escucho tras ella y sonrió.

- Se me olvido que te habían contratado para ser mi sombra. Necesito ir a Glasgow, supongo que como paramos aquí por mi culpa, pasaremos de largo, ¿verdad? .- Bryson negó.

- Alistair tiene que cerrar unos negocios, nos marcharemos mañana. Te acompaño.- Alba asintió.

El camino estaba embarrado de la lluvia del día anterior y el caballo iba más lento de lo habitual, era mas complicado cabalgar. Durante todo el trayecto Bryson no dejaba de mirarla, estaban llegando a la ciudad y Alba no había abierto la boca en ningún momento.

- Sabes, debes de estar muy molesta para que no hayas dicho nada.- se giró y le miró fijamente a los ojos.

- A veces lo mejor es el silencio cuando no hay nada interesante que decir, ¿no crees?.- le dijo sin mirarlo.

- Alba, que ocurre, no me gusta verte así.

- Esta noche tampoco vino a dormir.- dijo con tristeza y Bryson asintió.

- Estuvo toda la noche de guardia, no podía dormir dándole vueltas a su comportamiento de estos días atrás y lo que pasó ayer contigo e Yvaine...- hizo una pausa.- Le está dando que pensar, seguramente ahora mismo estará recuperando las horas de sueño.- Alba agachó su triste mirada.

- ¿Y si se ha dado cuenta que sigue enamorado de ella?.

- ¡Quítate de una vez eso de la cabeza!!!. No ocurrirá.- sonó enfadado.- Él solo te quiere a ti.

Cuando entraron a la ciudad, Ella miraba a su alrededor, obviamente no era el Glasgow que recordaba cuando lo visitó junto a Ángel, estaban en otro siglo.

- ¿Quieres que quedemos aquí? .- preguntó Bryson y ella asintió.- Vale, en un rato nos vemos en este mismo sitio. Por favor, ten mucho cuidado.

Alba iba montada sobre su caballo, miraba cada calle, cada casa, negocio o puesto por el que pasaba y al final de una de esas calles, encontró lo que estaba buscando.

Bajó del caballo cuando llegó allí, lo dejó atado en la puerta y entró dentro de la tienda.

- Buenos días señora.- le atendió un señor mayor vestido todo de negro.- ¿En qué puedo ayudarle?.

Alba se acercó a él, se quitó la capucha que tapaba su pelo recogido en una trenza e hizo una pequeña y graciosa reverencia.

- ¿Ustedes compran joyas?.

- Sí señora. Compramos y vendemos joyas.

Alba nerviosa se quitó la alianza y el anillo que llevaba, y se las entregó.

- ¿Qué me darían por esto? .- su voz temblaba por los nervios.

El dueño de la tienda miro el anillo que le había entregado minuciosamente, observó la piedra que lo presidía y luego estudió la alianza.

No se si podré ofrecerle lo que realmente vale. Es una pieza rara y exquisita.

- Deme un precio.

- Por la alianza puedo ofrecerle cuarenta monedas.

Tú eres AlbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora