Hacía dos semanas que Alistair había partido dirección de nuevo a Edimburgo con veinticinco de sus mejores hombres, incluido Bryson su primo y mano derecha.
Durante tres días, Alba hizo todo lo posible para convencerle de que lo mejor para todos, era que los mejores le protegieran a él y finalmente perdió esa batalla por el bien del matrimonio.
La noche estaba cerrada, a lo lejos comenzaba a verse como el cielo se iluminaba avisando que se acercaba tormenta.
Alba estaba cepillándose el pelo cuando tocaron a la puerta.
- Se puede.- asomo Nimue la cabeza por la puerta.- Le traigo un poco de leche caliente. La he hecho con limón, miel y canela como me dijo.- Alba sonrió a una embarazadísima criada.- La verdad es que desde que me lo sugirió me he dado cuenta de que antes de dormir me sienta de maravilla.- sonrió.
- Nimue no deberías de trabajar, deberías de estar descansando.- negó la aludida con la cabeza.- Mira el barrigón que tienes. ¿De cuanto estas?, ¿de siete meses?. preguntó.
Un poco más de ocho meses señora.- Alba se levantó de golpe.
- Ah no, tu no mueves un dedo más, te quedas en casa.
- Necesito trabajar.
- No perdona, no necesitas trabajar, lo harás dentro de unos seis meses.
- Señora, no me dejara sin trabajo tras dar a luz como hacen siempre.- dijo asustada.
- Por dios, como piensas eso de mi. Vas a disfrutar del bebé y cuando este cumpla seis meses vendrás pero menos horas y no perderás tu trabajo, entendido.
- Vale señora. Si usted lo dice.- se entristeció.
- Si quieres puedes hacerme compañía. Desde que Maisie me vio empuñando una espada y ejercitándome con ella me ha encerrado en mi habitación.
- Debe de cuidarse, lo hace por su bien.
- Y lo hago. Hacer deporte.- se dio cuenta de su error y corrigió.- ejercitarme es bueno si estás acostumbrada. Se que salir a pasear ahora mismo es peligroso, no sabemos cuando nos atacaran.- tomó aire.- Debemos de ser precavidos. Quien sabe, a lo mejor ha contratado a alguien para que solo me mate a mi y no haya una guerra.
- No lo conseguirá, estamos preparados.
- Lo sé.
- Bueno, le dejo esto aquí.- puso el vaso en la mesa.- Debo de irme ya para que no se me haga tarde en regresar a casa. Descanse señora.
- Igualmente.
Nimue cerró la puerta. Alba terminó de trenzarse el pelo y lo ató con un pequeño cordón de cuero.
La tormenta ya casi estaba sobre el castillo y los rayos iluminaban la habitación mientras los truenos retumbaban por las rocas de las paredes informando que la tormenta ya estaba sobre ellos.
Alba echó dos troncos en la chimenea para alimentar el fuego y se acostó imaginando cómo estaría en esos momentos su marido.
Las últimas noticias que tenían era que el Rey había tenido un enfrentamiento con uno de sus súbditos en la misma cena de clanes. Todo ocurrió cuando en su propia casa y en su presencia, escucho como varios clanes estaban planeando un asedio a unas tierras que antiguamente habían pertenecían a dicho clan y ahora era de los McGregor, querían darle una lección ya que según ellos, les habían robado las tierras con favores ilegales con el Rey. Obviamente, al escuchar esta conversación privada, el Rey se enfureció, nadie le podía desafiar y menos aún en su propia casa.
Alba se quedó sumergida en un dulce sueño.
Un gran relámpago iluminó toda la estancia y le pareció ver una sombra a los pies de la cama, el trueno tardó en llegar ya que la tormenta se estaba alejando nuevamente.
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Tú eres Alba
Storie d'amoreDespués de casarse con su amor platónico todo cambia de la noche a la mañana y no le apetece que nadie mas ocupe su lugar. En un breve espacio tiempo conoce a dos hombres que le atraerán, pero ¿Alguno de ellos podrá hacerle olvidar a su primer amor...