CAPÍTULO 36

25 2 0
                                    

Por un momento pensó que si se movía lentamente no sentiría ningún tipo de dolor, aspiro y aguanto cada uno de los pinchazos que le producían los leves movimientos.  Al otro lado de la cama seguía Alistair, inconscientemente sonrió, fijo su mirada en él y disfruto de la paz que desprendía.

Seguía dormido con varios rizos negros sobre la cara. Con mucho cuidado se los hizo a un lado y luego con su dedo, dibujo el perfil de sus labios hasta que llegó a la herida que le había hecho Bryson.

Sin ser consciente se mordió el labio, dirigiendo la mirada a los labios tentadores de su marido y sonrió, sentía tanto deseo por él.

- Si sigues mordiéndote así el labio tendré que poseerte y dios, me muero de ganas pero aún no puedes, no debes.- se le rompió la voz.- Lo siento.- volvió a repetir.

- Por más que digas lo siento no podremos viajar al pasado y hacer que no ocurra. Ocurrió, estoy viva, a tu lado y al final el dolor se irá.

Aunque le dolía cualquier movimiento brusco, Alba se tragó su dolor mientras se acercaba y lo besaba.

- Te he echado de menos.- le puso un mechón tras la oreja.

- Yo también.

- Tenía mucho miedo.

- ¿De qué?.- dijo sorprendida.

- De que me dejaras. De que decidieras marcharte a tú país, con tu familia o que hicieras como Alicia. No supe protegerte, y pensaba que si no te doy la protección que mereces, te marcharías.- Alba negaba con la cabeza.

- El miedo lo he pasado yo al pensar que puedes enamorarte de otra. Que dejes de amarme.

- No hay nadie mejor que tú. No he sentido por ninguna otra lo que siento por ti.

- ¿Y si no puedo darte hijos? .- Alba agachó la mirada para que no se diera cuenta que le estaba mintiendo.

- Los tendrá Bryson. No voy a dejarte. Nunca.- se puso sobre ella y la besó dejándola sin respiración.- Isobel quería hablar contigo.- Alba asintió.- ¿Quieres que la busqué?

- Si, pero quiero que estés presente. ¿Lo harás?.

- Sabes que sí.

Alistair Beso con dulzura los labios de su mujer, se levantó de la cama y empezó a vestirse intuyendo que Alba estudiaba cada rincón de su anatomía.

- ¿Te sigue gustando lo que ves?- ella asintió.

- Mucho, aunque a veces creo que es un sueño.

- Todo lo que tengo es tuyo. Mis tierras, mi casa, mi corazón, mi cuerpo... mi alma. No soy mi dueño, soy tuyo desde el día que te conocí.

- Sabes que opino lo mismo de mi hacia ti.- él asintió. - No tardes mucho. Aún no te has ido y ya te echo de menos.

Alistair cerró la puerta tras él y aunque por un momento volvieron los recuerdos de la violación ella se obligaba a borrarlos de su mente.

No tardó mucho en volver seguido de una preocupada Isobel.

- Espero que estés mejor hoy.- dijo con culpabilidad.

- Isobel, lo que ocurrió no fue culpa tuya.

- Discrepó, todo lo ocurrido fue mi culpa.

- ¿Por qué te castigas así?. ¿Acaso es tu culpa que tú padre te violara?.

Isobel miró sorprendida a Alistair y volvió a mirar a Alba. Si le había contado esa intimidad, que más cosas le habría dicho de ella.

- No es tu culpa que Alistar no se enamorara de ti y se desposara contigo, no eres culpable de la violación y muerte de Alicia y menos aun de la mía, incluso no puedo culparte de haberte enamorado de mi marido.- ella negó con la cabeza.

Tú eres AlbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora