CAPÍTULO 43

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La noche había abrazado el castillo de Edimburgo. De fondo lo único que se podía escuchar era la lluvia caer, el viento soplar y el crepitar del fuego mientras las llamas danzaban gracias a las sombras en la oscura habitación.

- ¡No, no!!!.- gritó una desconsolada Alba aferrada a su vientre mientras se incorporaba en la cama que compartía con su marido.- ¡No, otra vez no!.

- Enana, sssh, tranquila.- le cogió de la cara e hizo que la mirase a los ojos.- Mírame. Estáis a salvo. Solo ha sido una pesadilla.- le dijo con voz calmada y la besó.

Las manos de Alba no soltaban su vientre, tenia miedo que si lo hacia, este desapareciese. Alistair posó sus manos sobre las de ella, volvió a mirarla, le sonrió y la besó de nuevo con ternura.

- Están bien. Leslie hizo lo que tenía que hacer y os salvó a los tres. Creen que los dolores que sentiste fue algo que te sentó mal en la cena.- Alba se escondió en el hueco de su cuello, se apoyó en su hombro y comenzó a llorar.- No me has escuchado enana, ¡están bien!!!.- ella absorbió los mocos y asintió.- Venga, aun queda mucha noche por delante y tienes que descansar.

Alistair se volvió acostar y ella lo hizo sobre su pecho. Alba se concentró en los latidos del corazón de su marido, en sus palabras <<están a salvo>> repetía una y otra vez, beso el pecho de su marido y sintió cosquillas en su nariz por el vello que tenía ahí y acariciando su duro estómago poco a poco se volvió a quedar dormida.

Entraban los primeros rayos de sol por la pequeña ventana, el fuego seguía vivo. Seguramente Alistair acababa de echar un tronco para que volviera arder con fuerza. Miraba la espalda de su marido, esa línea recta marcada de la columna, los hombros cuadrados y los brazos fuertes, sin darse cuenta se mordía un lateral del labio inferior y se sentía afortunada por estar casada con él.

- ¿Veo que te sigue gustando lo que ves? .- le dijo mientras se terminaba de poner la camisa.

Estaba tan entretenida pensando en cada parte de la espalda de su marido que no se percató que él se había girado y la pilló mirándole con deseo.

- No te muerdas así el labio que sabes lo que le provoca a mi cuerpo.- le rozó el labio con su pulgar.- Y te juro que no es por ganas, sino porque no tengo tiempo. El Rey nos ha convocado en una reunión urgente.- se arrodilló sobre la cama y la besó con pasión.- ¿Quieres que le diga a Leslie que suba? .- ella asintió.

- ¿Puedo salir a dar un paseo? .- preguntó asustada cuando él iba abrir la puerta.

- Ayer casi muero al verte doblada de dolor.- dio unos pasos y se acercó de nuevo a la cama.- Mi corazón se hizo en mil pedazos al pensar que os perdía a los tres.- se aclaró la voz.- A ti.- suspiro.- Quiero que te quedes en la cama.- le ordenó. Cuando simplemente le separaban unos centímetros y se inclinó para mirarla de cerca le advirtió.- No te vas a mover de aquí. Es una maldita orden.

- No estoy enferma Alistair, ¡estoy embarazada!!!. ¿No soy tu maldita prisionera!!!.- gritó.- Por favor, necesito tomar el aire, dar un paseo, estoy bien.- suplico con derrota y miró al suelo.- Si quieres me puedes poner guardaespaldas.

- ¿Guarda qué? .- Alistair recordó la conversación que tenía pendiente con ella del día de antes.- No creas que me he olvidado de la conversación que mantuviste con el artista, sigo enfadado por ello y te quedaras aquí.- volvió a dirigirse hacia la puerta.

- Por favor. Que me acompañen Isobel, Leslie y dos de tus hombres. ¡Quien tu quieras!!!. Necesito dar un paseo. Tendré cuidado.

Alistair sin girarse abrió la puerta y se marchó sin darle una contestación y Alba rendida se tiró de espaldas a la cama. << soy su prisionera>>.

Tú eres AlbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora