CAPÍTULO 8

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<< ¿Dónde narices estoy?>>  se preguntó a sí misma. Alba se sentó en el césped mojado y se tocó la cabeza y noto varios bultos, uno en la cabeza y otro cerca en la sien. Comprobó que no se había roto nada y miró al cielo como buscando respuestas.

- Auch. Joder que golpe me he dado, menos mal que tengo la cabeza dura. Chicas, ¿podéis oírme?. ¿Estáis ahí?.

Pero nadie contestó.

La lluvia había cesado dejando una espesa niebla, comenzaba a notar el frio bajo la ropa mojada e intento pensar cuanto tiempo podría haber transcurrido desde que resbalo hasta el momento que despertó. Intentó ponerse de pie y digo intentó puesto que cuando lo consiguió su tobillo le dolía horrores, fue en las piernas donde no comprobó instantes antes que no se había roto nada, aunque suponía que seria una torcedura o un pequeño esguince.

Como pudo, fue deshaciendo sus pasos, intentando recordar y recorrer el camino que inicialmente había tomado.

Cuando llegó al borde de lo que ella creía que era la carretera no estaba el coche, estaba desierto y empezó a temblar no solo del miedo que le entró en el cuerpo sino del frío que tenía.

Nerviosa, comenzó a andar arrastrando la pierna derecha en dirección al castillo, le sorprendía ver que toda la zona estaba tan sumamente oscura y supuso que habría un apagón a causa de la fuerte tormenta y dio gracias que no le hubiera pasada nada mientras estaba inconsciente en el bosque.

No llevaba mucho trayecto hecho cuando escuchó tras de sí los cascos de unos caballos. Vio como se iban acercando a ella, eran dos jinetes y ambos se pusieron a cada lado de la joven.

- Disculpen. He tenido un accidente y no encuentro a mis amigas.- dijo en su perfecto inglés.

- Que raro habla está muchacha. ¿No crees Fergus?.- la ignoró.

- Será una noruega o una maldita inglesa.- escupió con asco.

- Lo que no soy es sorda y soy española para vuestra información. Serán gilipollas.- susurró entre dientes en su idioma molesta porque la ignorasen.

- Gilipollas, ¿eso qué significa Fergus? .- rio enseñando su sucia boca y casi sin dientes.

- No lo sé, pero esta mujer merece un escarmiento por hablar así a un hombre.- bajó del caballo amenazante con intención de haberle daño.

- Si me tocas grito.- intentó escapar pero su tobillo no se lo permitió y cayó al suelo.

- Encima está herida, esto será muy fácil.- rieron al unísono.

Cuando ya la tenía cogida del pelo y fue a darle una lección, se escucharon más cascos de caballos y delante de todos su señor.

- Fergus, suelta a la mujer.- ordenó.

- Señor, me ha faltado al respeto y hay que darle un escarmiento.

- A ti cualquiera te falta al respeto. Suéltala.- le volvió a ordenar.- Señora, que es lo que le ha dicho para que él la acuse de ese modo.- bajo de su caballo y se puso de cuclillas frente a ella a su nivel.

- Gilipollas, porque es un maldito gilipollas.

Él empezó a reírse, miró a su grupo de hombres y con voz seductora le preguntó.

- Tú acento es muy extraño. No serás una espía noruega o peor aún, inglesa.

- ¡Joder!! Soy española.- gritó defendiéndose.

- Da igual, eres una sassenach. ¿Me puedes explicar que significa en tú idioma gilipollas? .- la observó intrigado.

- Viene del griego y quiere decir que carece de polla, ósea, del miembro viril.- aclaró y todos empezaron a reír menos Fergus.

Tú eres AlbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora