CAPÍTULO 11

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- Puedes dejar de mirar a la ventana.- le dijo Bryson a su amigo.- Seguro que aún no está ni despierta.

- No estoy mirando.- le espetó.

- A mí no me engañas. Deja de mentirte a ti mismo. Esa mujer te gusta.

- No sé de qué narices me hablas.- gruñó.- No inventes Bryson.

- Entonces, si no te gusta no te importará que cuando se recupere la corteje verdad.

- Por encima de mi cadáver.- le amenazó poniéndole la Claymore en el cuello.

- Tienes razón, no te gusta, estás cegado por ella.- le dio un empujón.- Jamás te he visto así, ni cuando estabas con Yvaine.

- No la nombres.- le atacó con su espada y Bryson se defendió.

- Si el estar cegado de amor por la española me va hacer sudar, háganoslo bien. Me das permiso para cortejarla.

Alistair se lanzó a su izquierda con todas sus fuerzas y Bryson le respondió defendiéndose, las espadas se cruzaron, hicieron un gran estruendo e incluso ambos creyeron ver alguna que otra chispa saltar al golpe entre ellas, no le dio tiempo a respirar, con urgencia volvió atacarle por el mismo lado, con mas fuerza.

Nunca había visto a su primo fuera de sí, ni cuando encontró a su mujer Yvaine con su hermano en su cama y menos aún cuando meses después ella le confesó que estaba embarazada y aunque insistiera que era de él, todos sabían que sería de cualquier otro menos del Laird.

- Entonces es un sí tu respuesta.- ahora fue él quien le atacó de frente e hizo que diera un traspiés.

- Por encima de mi cadáver.- gritó.

- No me tientes amigo.- se defendió de un ataque lateral y respondió a su ataque con otro por la derecha.

Cuando Alistair furioso le dio un golpe en la pierna y cayó al suelo posando la punta de su espada en su garganta y dando por finalizado el entrenamiento.

 Sus respiraciones estaban descompasadas, estaban exhaustos y bajando lentamente la espada a el corazón, Bryson confesó.

- Jamás te he visto tan vivó. Deberías empezar a luchar así por...- miró hacia la ventana donde dormía Alba.

- Te he dicho que no inventes.- le tendió la mano y lo ayudó a levantarse del suelo.

- Vamos a saciar nuestra sed y hablemos con franqueza.

Alistair miró hacia la ventana donde minutos antes lo hizo Bryson y sintió que debía sincerarse con su amigo.

Con paso firme se acercaron al aljibe y saciaron su sed, Bryson siguió con la conversación, exactamente donde la habían dejado, necesitaba saber la verdad.

- Me da igual que me digas que inventó. Somos primos, amigos desde que tengo uso de razón. Cuántas veces he luchado a tú lado, te he salvado la vida y tú la mía. De verdad vas a seguir negando algo tan evidente.

Alistair se echó agua por la cabeza, necesitaba refrescar su mente.

- Ayer le hablé de ella.- se le quebró la voz.

- Qué hiciste, ¿qué???.- dijo sorprendido.

- Lo que has escuchado, no me hagas repetirlo. Aún me duele.

- Jamás has hablado con nadie sobre lo que ocurrió.- Alistair apretó el hombro de su primo.

- Creo que estoy hechizado. Te has fijado en sus ojos. Parecen verdes pero tienen motas marrones y según si le da el sol o no cambian de color, aun no he descifrado si son verdes o marrones.-sonrió.- A veces he observado que se muerde el labio mientras piensa lo que va ha decir. Dios, quiero morder ese labio.- alzó la voz.- Te juro que la entrepierna me duele solo de pensar que está a unos metros. No sé quién es.¿ Que se de ella?. Pensarás que estoy loco, ?verdad?.

Tú eres AlbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora