CAPÍTULO 10

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Alba no sabía la hora que era, pero la noche y el frío ya habían caído en el castillo y comenzaba a impacientarse.

Alistair no fue durante el resto del día y ella tal y como le prometió se quedó en la cama y solo se levantó un par de veces para ir al excusado, quién dice eso, es lo mismo que una pequeña zafa donde hacía sus necesidades ayudada por Caillic ya que no podía apoyar el pie por el dolor, aunque Caillic se sorprendió cuando le dijo que pusiera la zafa encima de una silla de madera, de esa manera no tenia que aguantar el peso de su cuerpo sobre solo una pierna, sin darse cuenta había inventado el primer inodoro.

Estaba de espaldas a la puerta cuando está se abrió y entró Maisie con una bandeja y tras ella Alistair.

- Mi niña, ¿estás durmiendo? .- preguntó con dulzura y Alba se giró.

- No, llevo todo el día en la cama, ya ni ganas de dormir tengo.

- Eso me gusta, que empieces a obedecerme.- esa voz le sonó tan sexy que le hizo sonreír.

- El señor dice que está noche cena con usted y creo que lo mejor sería que yo me quedara...

- ¿Crees que la voy a golpear hasta sonsacarle que es una espía? .- dijo con voz amenazante.

- Qué cosas tienes. No, pero no está bien visto que un hombre y una mujer estén solos cerca de una cama sin estar casados.

- Ya no somos niños Maisie.- la abrazó por la espalda.- Tenemos que hablar y ella seguro que quiere intimidad.- miro a Alba y le guiño un ojo.

- Si, no nos vamos a matar y menos aún meternos en la cama. Nos damos alergia.- Alba rio.

- Así empezamos mi marido y yo y seguimos aquí, ya saben,  ¿se pueden atraer los perros y los gatos?, yo creo que aquí hay mucha...

- Anda, deja de imaginar tonterías.- le cortó Alistair y la sacó de la habitación.- Si necesitamos algo te buscaré.- y cerró la puerta.

Alistair apoyó la frente en la puerta y empezó a pensar si tanto se le notaba la atracción que sentía por esa mujer. No sólo Maisie se había dado cuenta, sino también Kendrick y su hombre de confianza Bryson.

¿Qué le ocurría con aquella mujer?. Se repetía una y mil veces al día.

- Estas bien.- pregunto Alba desde la cama.

- Si, algo cansado.- se giró y fue en dirección a ella.

- Si quieres lo dejamos para mañana.

- Quieres librarte de mi.- alzó una ceja.- Ya habrás escuchado que soy un cabezón y un terco.- ella rio.

- Algo escuché pero lo estoy comprobando. ¿Me ayudas a sentarme en la cama?.

Alistair se acercó a ella y le ayudó a incorporarse. Al tenerla tan cerca sintió el calor de su cuerpo y la respiración de ella cerca de su piel y se estremeció.

- ¿Te gusta el vino? .- ella asintió y él le llenó la copa.

- Huele muy bien. ¿Qué es?

- Estofado de venado. Esta tarde hemos ido a cazar, necesitaba despejar la mente.

- ¿Pasa algo? Problemas o problemas de faldas.- dijo con picardía mientras saboreaba el estofado y al ver su fría mirada se arrepintió de lo que dijo.

- ¿Crees que tengo problemas con las mujeres? .- frunció el ceño.

- No lo creo.

- Menos mal.- dejó caer su espalda contra el respaldo de la silla.

Tú eres AlbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora