CAPÍTULO 27

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El sol entraba por la pequeña ventana de la habitación. Había dormido toda la noche y le dolía el cuerpo, las piernas le temblaban pero nadie le iba a quitar la sonrisa de plenitud que tenía dibujada en su cara. Alba se giró al lado contrario donde estaba su amor, pero la cama estaba vacía y de un respingo se incorporó, se sentó  y empezó a preocuparse. <<¿Dónde estaba Alistair?>>. Solo fueron unos momentos de incertidumbre cuando él abrió la puerta llevando una bandeja con el desayuno.

- Buenos días esposa.- sonrió lleno de felicidad.- Sabes, se me llena la boca al decir esposa. ¿Has descansado?.- Alba movió la cabeza lentamente asintiendo.

- Si, pero me tiemblan las piernas.- se sonrojo.

- Lo siento, creo que me he excedido con...

- No digas tonterías ven.- le dijo con el dedo.- Quiero mi beso de buenos días.- ordenó.

Él encantado con esa orden, dejó la bandeja sobre la mesa que había en la habitación, se acerco con un paso firme y seguro, se inclino sobre ella y se lo dio. Una vez finalizado el beso, ambos sentían un extraño vacío, como si ambos se hubieran alejado tanto que no podían sentirse y en cambio solo estaban separados por unos metros, los que la distancia separaba la cama de la mesa donde estaba la bandeja con la comida. Alistair cogió la bandeja y la puso sobre la cama, en el hueco que el horas antes había dejado vacío.

- ¿Has empezado a entrenar? .- él asintió con la cabeza.- Y yo, ¿volveré a los entrenos? .- él se atragantó y empezó a toser.- Necesito seguir con ellos y si no lo haces tú se lo pediré a Bry...

- Al final pensaré que vosotros tenéis algo.- la miró fijamente.

- De verdad crees eso de nosotros. No me atrae y además es tú primo, no podría.- dijo casi con enfado.

- Recupérate de estos días y te prometo seguir con el entrenamiento, pero será más corto.

- ¿Por qué? .- gruñó.

- Porque tú regalo de boda ha surtido efecto. En estos días han llegado seis familias más, tres granjeros, dos ganaderos y una de pescadores.- se metió un trozo de carne en la boca.

- ¿En serio???.- preguntó con ilusión.- Dios, que mala impresión le habremos dado. Llegan aquí y sus señores no los reciben. Que vergüenza por favor.- se tapo la cara con las manos.- ¿Y ahora cómo hacemos?.- se tocó el pelo nerviosa.

- Ahora vas a desayunar, te vas a asear y vestir, ambos iremos a sus casas y nos presentaremos...

- Pero Alistair.- le cortó.- ¡hemos estado desaparecidos!!!.

- Alba, tranquila. Mi primo ha ejercido estos días de señor y saben que estábamos en nuestra celebración postmarital.

- Lo que en mi país se llama luna de miel.- suspiro con nostalgia.- Ojalá hubiéramos tenido un viaje de luna de miel.- dijo en voz alta y sin pensar.

- ¿Luna de miel?.- pregunto extrañado.- Que nombre mas raro para sellar el matrimonio, ¿no crees?.- Alba negó con la cabeza mientras se reía.- Tranquila, si quieres un viaje de luna de miel como en tu país, lo tendremos. En menos de dos meses es la cita anual de clanes en Edimburgo y este año será especial, iré con mi fabulosa mujer.

- ¿De verdad? .- salto a sus brazos emocionada tirando parte del desayuno de la bandeja.

- Si enana. Todos sabrán quien ocupa mi corazón y sus razones.

Pudieron terminaron de desayunar con lo poco que había quedado sobre la bandeja. Aunque le hubiera apetecido continuar explorando y disfrutando del cuerpo de su mujer, ella necesitaba recuperarse y si lo hacían no les daría tiempo a visitar a las nuevas familias que acaban de llegar a la isla, al clan.

Tú eres AlbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora