CAPITULO 2

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Katashi

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Katashi

Estoy llegando a la escuela como de costumbre ya que mi hermosa hermana (nótese mi sarcasmo) me abandonó por ir a comprar unas gomitas.

—Hola, queridísimo amigo, que parece un depresivo —me saluda Edgar quien le devuelvo el saludo con una palmada en el hombro.

Ese apodo me lo lleva diciendo hace seis años.

—Hola Edgar —lo saludó de vuelta.

Noto que menea la cabeza de un lado a otro, que me dirá esta vez... Tengo una idea clave que podría ser y es-

—¿Cuándo dejarás de usar tapabocas? —pregunta señalando.

Soy adivino. No le veo nada de malo a mi hermoso tapabocas, no me acostumbro a mi cicatriz.

—Cuando muera —bromeo con bastante sarcasmo, sabe que lo hago por una condición no muy agradable.

—Idiota —me insulta este mientras me golpea la espalda.

Mientras caminamos, oigo a mi hermana hablar con alguien pero no en buen estado, salgo corriendo hacia ella esperando que no sea lo que tengo en mente, al llegar encuentro a un chico o chica no se la verdad que es, pero está junto a mi hermana.

—Hermana ven acá —le ordenó a mi hermana.

Ella sale corriendo hacia mí llorando.

Miro detalladamente al chico y esta vestido con un saco blanco ancho, un pantalón camuflado suelto negro y unas zapatillas azules oscuros.

No puede ser...

Ella no puede estar en la ciudad...

Esa hija de-

—¡Suficiente Zaira! Entiéndelo de una maldita vez, yo no te quiero mucho, menos te amo —le gritó molesto mientras me acerco a ella y suelto a mi hermana, se salva de ser una mujer.

¿O de querer problemas con su novio?

Aprende a callarte.

—Si no quieres ser mi novio seguiré molestando a tu hermana —me advierte Zaira desafiante mirándola con odio, ella no le ha hecho nada.

Paciencia...

—¡¿Zaira ya no más no vez que le haces daño?! —interviene Edgar abrazando a mi hermana la cual llora en silencio, esto no me da buena espina.

Empezó un silencio, veo como mis otros amigos se me acercan.

Ella se lo está tomando como algo normal para estar en la ciudad...

Podrías no meterla en esto, por otro lado si tienes razón.

—¿Qué tengo que hacer para que me dejen de molestar? —pregunta mi hermana sollozando.

Maldición RotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora