CAPITULO 11

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Superior

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Superior


Años atrás

Llegó a uno de los orfanatos por los pasadizos secretos para que ningún niño me vea y anuncié mi llegada. Tengo muchos asuntos que resolver para estar pendientes de esos niños en este momento. A veces estos niños no entienden mis órdenes y más si son así de pequeños en edad y estatura. Si estuviera el otro, él sí sería amable con los niños, yo los detesto.

Ingreso a mi oficina, todo está igual como lo deje y eso parece. Mi mente me recuerda los motivos por los cuales estoy en la sede principal antes del tiempo acordado y me molestó más de la cuenta. Acomodo los documentos necesarios para mi investigación, no puedo dejar pasar esto por alto de ninguna manera.

—Mi señor —me llaman a través de la puerta de la oficina.

—Pasa —guardo algunos documentos en unos cajones con enojo.

¿Dónde están esos documentos? Esos malditos documentos no aparecen.

Levanto mi cabeza y la chica de servicio cierra la puerta al estar ya frente de mi escritorio.

—¿Qué sucede? —le doy la espalda sin dejar de buscar esos documentos— ¿Han encontrado quien fue el que entro a mi oficina?

Puedo sentir sus nervios con solo poner atención en su respiración y claro, en el incómodo ambiente que se creó al entrar. ¿Qué sucedió ahora?

—No, es otra cosa. Lo que pasa es que... Es sobre...

Hace unos cuantos meses, me di cuenta de que alguien estaba ingresando a mi oficina sin que nadie se diera cuenta. No puedo dejar pasar eso por alto ya que en mi oficina tengo muchas cosas de alto valor y no solo por el dinero.

—No tengo mucho tiempo —volteo a mirar unos archivos procediendo a dejarlos en sus manos, no detengo mi búsqueda—. Así que date prisa que tengo que seguir trabajando.

Ella lo piensa un momento, suelta un largo suspiro y continua.

—Es sobre los niños —termina en un susurro casi inaudible.

Separó la mirada de los nuevos documentos en mis manos, mis ojos van directamente a los suyos.

—¿Qué pasó con ellos? —la cuestiono algo fastidiado, no recibo respuesta— Habla rápido, no tengo todo tu tiempo.

Ella mira para todos lados, evita mi mirada a toda costa. Detesto que eviten las cosas, creen que con eso se solucionarán solas.

—¡¿Sabes lo que pasará en los próximos minutos si no me dices lo que está pasando?! —el grito la sobresaltó tanto que soltó todas las hojas que le entregué hace unos minutos atrás.

Maldición RotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora