Leto
Vuelvo a abrir los ojos, encontrando una abrumadora oscuridad, solo un rayo de sol de tarde sale por un pequeño hueco, golpea contra una pared reflejando un poco de luz, es igual, no puedo ver con claridad.
Escucho sollozos, no se de quien provienen, pero tengo una idea clave de con quien estoy encerrada, porque si... Estoy encerrada en alguna habitación de una casa o cabaña, estoy segura que es la segunda opción. Estoy tirada en el suelo, tiene un poco de polvo, el cual vuela sobre la poca luz reflejada en la pared.
No estoy nerviosa, estoy ansiosa, algo en mi me dice... Que me levante y salga a inspeccionar el lugar, otro me dice que me quede en mi lugar y espere a los causantes de esto.
Decido obedecer a las dos, observo a mi alrededor y hay una chica acostada en el suelo, está dormida, está bastante pálida, tiene un trapo que se aturde la boca, se nota desde lejos que sus labios están más quebrados que los míos, están algo morados y azules...
No puedo creerlo...
Es-
—¡Pero, qué maravilla está aquí!
Aparece el menor de los tres con una enorme sonrisa, entrando como si fuera el gran Salón de los reyes importantes, si fuera todo esto suyo, ambas manos la frotaban emocionado. Nos mira a ambas entusiasmado.
—¿Qué tal, querida sobrina? —pregunta quedando al frente mio
No respondo nada, solo lo observo.
—Es de mala educación no responder a tus mayores, ¿Eso es lo que te ha enseñado tu padrastro?
Entrecierro los ojos con obviedad. Hago sonidos para mostrarle que tengo un trapo en mi boca, donde... ¡Me impide hablar sin ninguna excepción!.
—Verdad, es que vivimos entre animales que desconfían de todos —deshace el moño en mi nuca y lo quitó, dejándome ver otra mancha enorme de sangre, parecida a la del bosque— Vaya... Que roto tienes el labio inferior, ¿Te mordieron?
—Sería tan asqueroso y enfermo por parte de ustedes, sabiendo que somos de sangre... —muestro mi sonrisa arrogante, a pesar del dolor en mis labios
—Lo sé, lo sé... Siguen siendo familia... No podemos decir que es disfuncional porque pasó esos límites...
—¿Desquiciados?
—Enfermos mentales, descendientes de la depravación y sobre todo, pedofilos asquerosos
Levantó una ceja no muy sorprendida.
—Tu y yo no somos enfermos, fuiste el unico que no se obsesiono con una mujer y la amarró con un hijo
—Pero, sabes que si tengo una hija
—¿Sigue viva? —frunce el ceño confundido— Lo digo porque... Vamos, las condiciones de su familia, su padrastro no son las mejores, si sabes lo que sufre, ¿Verdad?
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Maldición Rota
RandomDos ciudades donde rondan los tres peores asesinos. Dos personas tienen una hija pequeña y la otra que es una adolescente, jamás se habrían arrepentida tanto en la vida... Hay un orfanato... Donde se incendio, nadie sabe quién lo provocó o eso parec...