Dos ciudades donde rondan los tres peores asesinos. Él tiene una hija pequeña y Él tiene una adolescente... ¿Y los demás?
Hay un Orfanato... Que se incendio. No se sabe como o quien lo provoco... La mayoría de niños fueron adoptados, y, con el tiemp...
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Leto
Llevamos más de dos horas buscando de local en local al dichoso amigo del desconocido... Esperen... ¡No le he preguntado su nombre! Lo que me faltaba. Ando con desconocidos y no les pregunto su nombre.
-Oye... ¡Ya me duelen los pies y aún nos falta la otra mitad del centro comercial! -me quejo agotada dejando de caminar. Él lo nota y me voltea a ver con una sonrisa-. ¡Esto es agotador! ¿Por qué no lo llamas?
-Se dañaría la sorpresa -me recuerda rodando los ojos,
-¿Y por qué no le preguntas a los de seguridad? Tal vez sepan algo -comentó y él chasquea los dedos.
-¿Por qué no lo mencionaste antes? -agarra otra vez mi mano y salimos corriendo en busca de uno de los guardias del centrocomercial, el cual ya habíamos pasado hace rato. ¿Qué significa?
Duramos más de quince minutos en encontrarlo y corriendo como locos, hasta que lo encontramos bebiendo un café.
-Buenas tardes. De casualidad, ¿sabe dónde podemos encontrar el local de este joven? -Saca su celular, busca en él la foto y la enseña. Él guarda la observa y luego asiente.
-Está en el último piso al lado derecho de la plazoleta de comida -comenta para darle un sorbo a su café, y sonríe. Su sonrisa es algo desgastada, su rostro muestra agotamiento.
-Gracias -Me arrastra de nuevo.
Corrimos en dirección al último piso obedeciendo las indicaciones del guarda, cansados, caemos rendidos al suelo arrodillados.
-Tu... Me vas a comprar... la... -trato de hablar, pero estoy demasiado ahogada- ¡Tú me vas a comprar el refresco!
-¿Por qué yo? -a pesar de que este se encuentre tirado en el suelo es capaz de hablar con claridad- No es mi culpa que tú te canses con todo.
-¡¿Yo?! -exagero demasiado ofendida- Yo no te mande a que olvidarás en que local esta tu queridísimo amigo y en vez de preguntarle a alguna persona sobre él, ¡prefieres recorrer todo el centro comercial como si tuviera la resistencia de un guepardo!
-Oye, no me trates tan así -trata de levantarse, las piernas le tiemblan.
-¡¿No?! -vuelvo a gritar, más molesta que antes-. ¡Llevo más de dos horas caminando y corriendo por este centro comercial como si no hubiera un mañana! -es increíble como quiere tapar el sol con un dedo.
-Yo no te mande a que te quedaras callada en vez de comentar tu idea sobre preguntarle al guardia, también cúlpate.
-¿Culparme? ¡Ja! Tú también puedes pensar, ¿no? ¿Por qué no se te ocurrió preguntar o por lo menos pensar de alguna manera diferente para no recorrer este centro comercial como mulas?
-Ya no peleen más.
Un chico se interpone en mi campo de vista, más alto que el desconocido.
-Que lindo espectáculo están haciendo ustedes, par de sinvergüenzas -el chico agarra la comida y nos mira con una ceja levantada.