CAPITULO 6

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Katashi

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Katashi

—¡Ayuda! —Escucho los gritos de un chico en el pasillo.

Me renuevo en una cama desconocida sin abrir los ojos, la puerta estaba abierta y la luz del pasillo golpeaba todo mi rostro. Tallos mis ojos irritados por toda la cantidad de luz que golpeó en mis somnolientos párpados.

—¡Elizabeth se desmayó! ¡Alguien ayúdenme, por favor!

Me levanto de la cama de Leto de golpe al escuchar eso y con mis ojos la busco, no está a mi lado. Isabella no se quedó esta vez en la casa porque se fue de fiesta con Claire; la prima adoptiva de Leto. Salgo del cuarto encontrando al primo de Leto; Ian, tirado en el suelo con Leto en brazos, sus ojos reflejaban nerviosismo.

—Leto... —Me acerco a ellos y las manos de Leto sangran sin ningún control, sin contar la cantidad de sangre que hay en su buzo por la herida de su abdomen.

¡Se supone que todo estaba bien y sus heridas estaban sanando con normalidad!

La puerta de una habitación se abre dando paso a los padres adoptivos de Leto, se ven preocupados, en especial, el señor Watson quien la tomó en brazos bajando a la sala principal. Antes de salir, me colocó el saco que traía hace unas horas que llegué a su casa. Salimos de su casa siguiéndolo y subimos al carro. Los primos de Leto se quedaron esperando respuesta en caso de algo junto a Amelia.

Por suerte, la familia de Amelia ya se había ido, a excepción de Claire, ella se quedaría un tiempo más para ayudar a Leto con su recuperación.

Llegamos al hospital y la suben a una camilla para atenderla.

—Disculpe, tiene que quedarse aquí mientras la atiende —una enfermera se atravesó en nuestro camino para detenernos.

Ella entra a la sala de urgencias dejando que las puertas que separaban la sala de espera se cerrarán a sus espaldas. Erik está desesperado caminando de un lado a otro, yo solo le hacía compañía tratando de tranquilizar toda esta situación.

Si necesita una transfusión de sangre... Será muy difícil. Ella es O-, quiere decir que la única transfusión que se puede hacer es la O-, nada más. Por favor, que eso no suceda. La sangre que perdió era demasiada.

—¿Por qué tuvo que ser ella una de las víctimas? —susurra frustrado revolcándose el cabello.

Todos estamos en pijamas, bueno, yo tengo el pantalón de una sudadera, es muy parecido a un pijama.

—Se pondrá bien señor Erik, su hija es muy fuerte —trato de calmarlo, solo que yo tampoco me lo creo.

—Que tus palabras se hagan realidad, solo llegamos a Firial y han pasado un montón de desgracias —frunzo el ceño cuando se sienta a mi lado—. El problema con mi hermano y su esposa, la pelea que tuvo Elizabeth con esa niña llamada Zaira, la discusión con la familia de Amelia y ahora el problema con esto. ¿Qué está pagando mi hijastra?

Maldición RotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora