CAPITULO 22

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Asher

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Asher

No se como sentirme, si feliz por las indirectas que Hades le tiró a Leto para que fuera su pareja o triste porque Leto no le respondió... ¡Es la indirecta más directa que conozco y viene de parte de un ser sin sentimientos como lo es Hades!

—¿Terminaste de criticarme? —pregunta cruzado de manos— Ya es el quinto día que me hablas sobre la propuesta de Katashi, mira hasta las vacaciones se acabaron.

Si, duraron solo una semana, no es justo, pienso reprochar eso todo el resto del mes, pero por ahora, regañar a Leto es más importante. Mis consejos no son una escoba para que barran el piso con ellos.

Nos acabamos de levantar para irnos a la escuela, mientras ella busca su ropa y me estoy tomando una ducha, en su baño. Traje la mayoría de mi ropa a la habitación de Leto, me gusta más la compañía que la soledad, aparte, ni modo que me quede en mi casa, pelee con mis padres adoptivos, bueno ellos empezaron yo solo los miraba y me echaron de la casa... Solo Hades y Leto saben de eso.

—Es que —me quedo callado al notar el gran silencio cuando salí del baño, ella también lo nota y recibimos una llamada a su celular que nos asustó.

Ella lo toma y frunce el ceño cuando me acerco a revisar qué es un número desconocido.

—¿Quién? —contesta de mala manera y luego sonríe— Está bien, papá, ya casi nos vamos, adiós.

Lo deja en su lugar y se mete al baño.

—Se le quedó el celular en la oficina y me llamó del número de uno de sus compañeros para decirnos que no llegaran hasta la noche y que el desayuno estaba en la estufa.

—¡Ok! —respondo contento mientras me visto, uso un pantalón de color blanco, camisa morada totalmente oscura, zapatillas de plataforma baja, y me llevo el saco que le quite ese día a Hades.

Salgo de la habitación yendo a la cocina, busco en la nevera, en la parte del refrigerador, sacó un jugo de naranja que hizo la mamá adoptiva de Leto, busco algo de pan y lo demás que dejaron de desayunar. Pongo mi plato en el comedor y empiezo a comer mirando un tarro de medicinas. Es para el sueño, ¿Quién tiene problemas para dormir?

—¿Por qué miras el tarro de medicinas de Amelia? —la voz de Leto a mis espaldas provoca que me levante bruscamente de la mesa.

El jugo se vuelca tirándose sobre mi blanco pantalón en toda mi pierna. Leto no tardó mucho en reírse con maldad a carcajadas frente a mi cara.

—¡No te rías! ¡Sabes lo difícil que es gritar las manchas de un pantalón blanco! —me quejo limpiando y como ya dije, quedo marcada una gran mancha de color naranja— ¡No! ¡Me tocó cambiarme! ¡Ah!

Subo molesto a la habitación de Leto, busco en el closet y me lo cambio por otro blanco pero es el pantalón de una sudadera. Bajo y la veo en el puesto seguido de mio comiendo sin el mantel de la mesa, pues también se manchó, lo colocó en la lavadora y la dejo en remojo con otra ropa.

Maldición RotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora