CAPITULO 28

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Hades

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Hades

Recuerdos del Orfanato

Llegue hace dos años a este dichoso Orfantado por culpa de mi madre, la cual me maltrataba por ser parte de una violación de mi difunto padre, ella misma lo mato una noche por muchas cosas que sucedieron con él, logro ser tan buena mentirosa que la policia le creo su falso testimonio, disque en defensa propia.

Mi padre no la maltrataba y dejó de acosarla hace tiempo, solo le daba lo que ella quisiera. desde joyas y flores, hasta autos y ropa de lujo. Ambos se eran infieles, nada importante, realmente solo que la diferencia, es que mi padre se dejaba llenar la cabeza de porquería por culpa de mi abuela, su madre mejor dicho.

Suficiente de mi triste pasado, ahora centrémonos en el presente. El Superior nos está explicando una actividad, como si fuera una salida pedagógica que hacen las escuelas o ¿excursión? No se muy bien como les digan, no asistía mucho a la escuela. Estamos sentados todos en el suelo en varias filas horizontales, poniendo atención.

—¿Alguna pregunta sobre nuestra salida? —pregunta él con una sonrisa, pareciera que le encantan los niños.

—¿Cuánto tiempo estaremos afuera? —alza la mano una niña, la conozco por el nombre de Aura, es una niña alegre por lo que he socializado con ella.

—Será algo de un día, volveremos en la noche —muchos chicos se excusan—- No podemos salir tanto de noche, el medicamento tiene efectos secundarios para cada uno. ¿Quieren enfermar?

Todos niegan y él suelta una carcajada disimulada. Él no es malo por lo que han dicho niños del pasado, sin embargo, me enteré que toma un medicamento fuerte para él, puede que esa será la razón por la cual sea serio o lo hayan descrito como un hombre peligroso.

En eso, la puerta se abre revelando a una niña con el cabello bicolor, en la raiz y la mitad del cabello es completamente negro, en las puntas es plateado, se combinan un poco, como si estuviera tinturado de plateadeo, pero es mentira, encontre una foto de esa misma niña en la oficina del Superior un día que tenia que hablar algo privado con él y el psicologo.

—¿Qué haces aquí? —le pregunta él algo confundido, tiene una ceja levantada, todos la miramos, a ella no le importa.

— Le dijiste a mi mamá que me traje —responde sin mostrar alguna emoción, se queda al lado de la puerta, no se mueve—. El día que me recogiste de la escuela. ¿Lo olvidaste?

—No, solo, que no pensé que el tiempo pasara tan rápido —ella muestra su sonrisa con sus perfectos dientes—. Ven, te presentaré con mis queridas gotas.

No complementa la frase, no sería muy apropiado. Puedo notar que evita una mueca de disputa y termina accediendo, camina sin mucha prisa hasta... Lo que parece ser su padre, se parecen en varias cosas, como lo más notable son sus ojos. Ella nos repara y al lugar también. Observa a cada uno con su mirada penetrante neutra.

Maldición RotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora