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CAPÍTULO 13: UNA CONFESIÓN

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CAPÍTULO 13: UNA CONFESIÓN

Enero 2014

Eira

Fue a finales del 2013 cuando decidí hablar con Edel y Holly sobre algo que me atormentaba. Era una duda que desde hace varios meses tenía. Ese mismo día Cam tuvo su beso bajo la lluvia conmigo, ya que quería saber el porque no le había llegado a gustar ningún chico y pensaba que probablemente le gustaban las chicas como en el caso de sus mamas, sin embargo no sintió nada. Yo ya le había estado comentando que se me hacen bonitas las chicas al igual que los chicos, pero que no sabía si eso era posible o solo estaba confundida, por lo que me sugirió hablar con sus madres, y eso hice.

Ese día lloré porque no sabía si tenía un problema, me asustaba la idea de que mis padres no creyeran que me gustaban tanto las chicas como los chicos, sin embargo cuando Edel y Holly les explicaron el porqué estaba llorando me abrazaron y me dijeron que no importaba mi orientación sexual, que ellos seguirían amándome tal y como era. Porque en la vida hay mil millones de formas de amar y porque soy su única hija que siempre querrán y apoyaran ante todo.

Después se lo confesé a Aspen. Le expliqué que ese día había llorado porque había descubierto mi orientación sexual, y que sus madres junto con mis padres me explicaron qué era normal. Ese día que se lo confesé también terminé llorando, no por miedo a que me juzgara. Aspen no era así, sino porque no solemos hablar sobre sentimientos y cosas por el estilo desde que dejamos de hablar por un tiempo, aunque pensándolo bien creo que nunca nos hemos puesto a hablar sobre este tema, a excepción al día que me conto que quería invitar a salir a aquella chica en San Valentín.

Todo ha marchado bien desde entonces.

Ahora me encontraba junto con mis padres en el aeropuerto esperando a la abuela, la mamá de mi padre. Es la única familia qué le queda a mi padre, sin contar a sus primos y tíos —a los cuales no les habla—. Su padre murió cuando yo era una bebe justo antes de mudarnos a Canadá, por eso nos mudamos ya cuando tenía tres años. No tuvo hermanos, así qué es hijo único. Mi abuela nunca  ha querido dejar México, ya qué tiene un restaurante de comida casera qué dice qué lo dejara hasta qué se quede sin aire en los pulmones.

Antes solíamos visitarla en cada oportunidad que teníamos, sin embargo desde que empecé a dedicarle más tiempo al patinaje y que mis padres tuvieran más trabajo, lo dejamos de hacer. Por eso en esta ocasión decidimos convencer a mi abuela que viniera, aceptó después de haberle rogado un millón de veces. Ya que —según ella— no quería terminar en un accidente con la nieve que ha empezado a caer.

Abuela-—exclamé cuando la vi, corrí a su encuentro.

Mi niña hermosa, ¿Qué te he dicho sobre llamarme abuela? Soy tu nana.

Pero si eres mi abuela, lo tienes que aceptar.

Lo se cariño, pero me gusta que me digas más nana.

SO: sobre hielo [borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora